Cold. - Jayvik

Cold.

La ciudad de Piltover se manejaba con normalidad a pesar de las bajas temperaturas que estaban experimentando. Las calles y los techos se encontraban decorados con una capa delgada de nieve. Sin embargo los ocupados piltovianos seguían con su día como si nada, sin mayor preocupación más que llevar calcetines largos y alguna chaqueta para resguardarse del frió.

Por otro lado Jayce Talis, la nueva cara del progreso, se encontraba incluso diez veces mas estresado de lo que estaba normalmente. La única diferencia era que esta vez no se debía a Hexgates, Hextech o a su investigación sobre la magia. Su temperamento estaba siendo gravemente alterado por culpa del clima. 

Le avergonzaba admitirlo pero desde esa amarga situación que una vez vivió en la nieve, jamas pudo volver a ver el invierno de la misma forma. Mientras que otros niños lo veían como una oportunidad para pasear en trineo, jugar con sus amigos y dormir arropados, Jayce lo veía como una de las peores épocas del año.

Incluso estando en un lugar seguro no podía dejar de sentir inquietud. Lamentablemente ese era el miedo con el que tenia que lidiar cada vez que esa estación llegaba. Aveces aceptaba sus exageraciones pero la mayoría del tiempo solo lo negaba y se excusaba con la necesidad de preocuparse por sus conocidos.

Últimamente no era solo el frió que estaba molestando de sobremanera a Jayce. Obviamente tenia que ver con eso pero esta vez agregaba un factor completamente nuevo. 

Viktor.

El moreno realmente no entendía como él podía estar así tan como si nada en un taller helado. Casi nunca llevaba abrigo, gorro, bufanda, nada. Además parecía no prestarle atención a la chimenea o a cualquier método para calentar el ambiente. Parecía ser completamente inmune al frío y a las miradas de horror que Jayce le propinaba.

Ya muchas veces habían tenido la conversación de "¿Por qué no te abrigas?" y a esto Viktor siempre contestaba que no tenia frío, estaba muy ocupado o que luego lo iba a hacer. Cosa que, para la sorpresa de nadie, nunca hacia. Probablemente solo lo decía para tranquilizar a Jayce un rato y seguir con lo suyo. 

Lo que no sabia era que su compañero contaba cada vez que no cumplía con su palabra y, poco a poco, estaba comenzando a cansarse de repetir lo mismo una y otra vez. Hasta el punto en que decidió planear algo nuevo. Quizás así por fin lo convencería de que le haga caso. 

Uno de esos días por fin se decidió y puso en acción su plan. No estaba pensado del todo pero supuso que lo que tenía hasta ahora le serviría, el resto sería improvisación.

Jayce se había asegurado de que la noche anterior Viktor se retire a su habitación, no lo queria durmiendo en el taller. Usó la excusa de la temperatura–Aunque, a decir verdad, no era tan excusa– y le obligó a ir a descansar al menos esa noche.

La segunda parte del plan incluía levantarse temprano, incluso antes que Viktor, e ir lo más rápido posible a la universidad. Allí revisaría que el taller no estuviese abierto y que nadie hubiese entrado a trabajar.

Al llegar Jayce comprobó que, para su suerte, efectivamente no había nadie en el taller. Es más, aún seguía cerrado. Esto significaba que Viktor probablemente aún estaba en su habitación.

Rápidamente medio corrió, de la forma más sigilosa posible, por los pasillos de las habitaciones. Le daba un poco de nostalgia pensar que alguna vez el tuvo un cuarto ahí antes de conseguir su apartamento. Aunque bueno, su apartamento ahora era inexistente.

Llegó hasta la puerta de su compañero e incluso antes de que pudiera tocar la puerta, Viktor abrió. Ambos se quedaron quietos, mirándose sorprendidos.

Jayce no esperaba que Viktor lo atrape en proceso de molestarlo para que se abrigue y Viktor realmente no esperaba ni en un millón de años que Jayce fuese a su habitación. Normalmente se encontraban en el taller y allí comenzaba su día juntos.