╭⊱ 𝕮𝖔𝖗𝖙𝖊𝖏𝖔 ⊱╮- Volkacio (omegaverse)

Parte 1

Tema del Omegacember: "Ofrenda".

—Para comer una verdadera comida rusa sería mejor hacerla en casa. Esto de ruso no tiene una mierda. —Se quejó Volkov mientras él y Horacio almorzaban en la cafetería de la sede.

—Volkov, es sólo un menú temático de cafetería, obvio no van a ofrecer comida 100% rusa.

—Al menos deberían hacer el intento... O decir directamente que no se relaciona con nada de Rusia.

Un agente se acercó a su mesa mientras Horacio reía por las quejas de su acompañante. Era divertido cuando Volkov tenía ese tipo de reacciones.

—H, V. —Saludó el agente. El primero asintió devolviendo el saludo, el segundo soltó su característico "priviet" —. V le había estado buscando para darle su invitación. La boda será este sábado, no lo olvide.

El hombre le extendió la invitación. Horacio sonrió. En poco tiempo Volkov había sabido acoplarse a su nuevo trabajo y desarrollado relaciones de compañerismo con los demás agentes. Algo que el propio ruso se permitía con mayor libertad por no tener un rango mayor en la jerarquía laboral.

Acercó el tazón a su boca para finalizar el extraño estofado que había ordenado para almorzar, escuchando distraídamente la conversación frente a él.

—¿Agregaron la entrada extra para mi pareja, cierto? —Preguntó Volkov con toda la naturalidad del mundo.

Lo natural ante eso fue Horacio atragantándose con la comida.

¡¿Pareja?!

Lo siguiente que supo fue que Volkov estaba preguntándole una y otra vez si se encontraba bien. Horacio recobró la compostura y se acomodó de nuevo en su asiento, respirando pesado un par de veces para recuperar el aliento, sintiendo su garganta rasposa por el esfuerzo.

—¿Ves? Esta comida es una mierda. Casi te mueres con ese estofado.

—¡No fue por la comida! —Le contestó exasperado.

—Mh... ¿Y entonces?

—¿Has dicho invitación para tu pareja?

Casi se sintió culpable por justo haber pensado en lo bien que se había estado llevando Volkov con los demás agentes. ¿Acaso había encontrado a alguien más con quien llevarse así de bien?

—Eh, correcto. Me avisaron antes de hacer las invitaciones que estaría invitado, así podrían sacar las cuentas más fácilmente. En este caso he solicitado una invitación para mi pareja.

—¡¿Tu pareja?! ¿¡Tienes pareja!? —Volkov lo miró unos segundos con el ceño fruncido, aquello hizo enfurecer un poco más a Horacio.

—¿Estás seguro de que no ha sido el estofado?

Horacio se levantó de su asiento llevándose sus platos vacíos para colocarlos en la bandeja de devolución. Sin importante si era seguido por Volkov, salió de la cafetería.

—¡Horacio! ¡Horacio, espera!

El aludido esperó a encontrarse en un pasillo poco transitado, donde se detuvo sin previo aviso con la intención de que Volkov chocara contra su espalda, lo que sucedió. De reojo notó la nariz de Volkov moverse levemente. Probablemente su aroma, usualmente suave alrededor del ruso, había cambiado un poco debido a su humor, volviéndose más amargo.

—Horacio, yo... No entiendo.

—No, lo que yo no entiendo es que ni siquiera te habías dignado a decirme que tenías pareja... Pensaba que a pesar de todo éramos amigos. —Le reclamó en un tono bajo.

Volkov buscó su rostro, y no se detuvo hasta que Horacio se cansó y finalmente lo vio a los ojos. El ambiente ahora se había calmado un poco debido a las feromonas con las que Volkov lo envolvió. Horacio realmente no quería, pero su cuerpo tenía cierta debilidad por él. Sin embargo, aún mantenía los brazos cruzados sobre su pecho y se notaba cierto desafío en sus ojos.

—¿Amigos? Pero, Horacio... Si tú eres mi pareja.

El huracán de pensamientos que se había formado en su cabeza de repente se vio desvanecido de un segundo a otro. La sorpresa se notaba en sus ojos y en la rigidez de su cuerpo.

—¿Pensaba que era algo obvio? —Continuó Volkov, ahora con cierta duda perceptible en su voz.

Horacio se cubrió su rostro unos segundos, obligándose a mantenerse sereno. Suspiró antes de volver a enfrentar al hombre.

—Nunca establecimos que éramos pareja. —Puntuó.

—¿Era necesario hacerlo?

—¡Pero claro que sí! Se supone que el alfa le da regalos al omega antes de pedirle formalizar las cosas, lo que sucede al regalarle una prenda con su aroma impregnado. ¡Lo enseñan como cultura general! —Explicó lo que creía que todos conocían como una práctica natural, utilizando un tono acorde con ello.

Volkov se quedó callado unos segundos.

—En Rusia no nos enseñan eso. —El ataque de Horacio se detuvo—. En Rusia el alfa no tiene que hacer todo eso, simplemente las personas se vuelven cercanas y comienzan a ser pareja. No hay regalos ni pedida de nada.

—¿En serio no hay cortejo? —Volkov negó con la cabeza—. ¿Y cómo saben que son pareja?

—Bueno... Porque hacen cosas de pareja como pasar mucho tiempo juntos, vivir juntos, marcas de olor, pasar sus celos juntos... Por eso es que yo... —El sonrojo se hizo presente en las mejillas de Volkov mientras él apartaba apenado la mirada—. Es por eso por lo que pensaba que nosotros éramos pareja. —Admitió finalmente.

Horacio soltó una pequeña risa, ahora definitivamente aliviado.

—Si lo pones así, realmente hemos hecho cosas de pareja. —Volkov se notó aliviado también ante la respuesta de Horacio. ¿Acaso había dudado de la respuesta de él? —. Yo no quería hacerme ilusiones al malinterpretar las cosas, ya que pensaba que no habías querido cortejarme, ni querer formalizar las cosas.

—Horacio, ya ha pasado un tiempo desde que te he considerado mi omega. —Afirmó, sintiéndose más seguro para dar un paso más cerca de Horacio, incluso tomando una de sus manos entre las suyas.

Ahora fue el menor quien se sonrojó, apartando unos segundos su mirada de la ajena debido a la intensidad de esta. El ambiente ahora era tranquilo, inundado de sus aromas coordinados. Mentalmente agradecían estar en un lugar apartado de las oficinas para poder prolongar un poco más ese momento.

—Aún así... —Comenzó con un hilo de voz, regresando su mirada a él—. Aún si podemos considerarnos como pareja, realmente me gustaría si me cortejaras.

Volkov soltó una de sus manos del agarre para dirigirla hacia el rostro ajeno, acariciando una de sus mejillas.

—Prometo ganarme el privilegio de ser tu alfa.