Una mueca se mostró en el rostro de Jiang XiaHe al darse cuenta de que su homólogo tenía toda la razón. Intentó disimular su desconformidad ante la solución y miró a su sirviente, quien se había mantenido en silencio todo el tiempo. Con un gesto de su mano, Meng HuanYue preguntó a todos los demás si estaban de acuerdo con la decisión. Cada quien miró al acusado con el sentimiento que tenía hacia él, solo Xen ShenTai se mostraba ajeno a ello.

-Dalai KongShun... esposa a este cultivador y que vaya en la caravana con nosotros de regreso a las tierras de Shui.- ordenó por fin la señora.

-Como usted ordene...- el hombre hizo una reverencia y salió de Xing Hu en busca de unos guardias.

Estos entraron y tomaron preso Hao ZhiNuan. Mientras lo llevaban, Yan JingXia apretaba los dientes y puños en frustración, puesto que eso era lo que estaba tratando de evitar a toda costa. Su hermana, quien todo el tiempo se mantuvo cerca de él, ahora lo miraba con cierta duda. Se debatía en sus sentimientos debido a que su gran ídolo estaba en cama sin despertar. Por unos minutos, tras haberse ido el cultivador y el sirviente de Shui, reinaron la calma y la tensión en Xing Hu. Solo Meng HuanYue parecía no tener inconvenientes con lo ocurrido, pues se sentó frente a su soberano, apoyando en codo sobre su mesa, y se acomodó relajadamente.

-Como ven, he resuelto el crimen. Así que... Mi vida está a salvo.- levantó la tela de la mesa y la tendió a Yan JingXia.- Creo que esto es suyo, majestad.- dijo con una risita.

-Perdonen los modos de mi sirviente. Es muy leal a pesar de ser tan excéntrico.- se disculpó Xen ShenTai al tiempo que el emperador de Dadi tomaba su ropa con gesto de odio.

-Debo admitir que ha logrado manejar bien la situación...- intervino Hong WanXia.- Pero eso me deja con la sospecha de tener a un traidor en mis tierras del cual debo saber su paradero pronto además de las intenciones que tiene al hacerle esto al gran Patriarca.

-Lamento decirle, majestad, que ese asunto es algo interno de sus tierras.- respondió Xen ShenTai.- Usted ya sabe que debe buscar a un responsable, y ya sabe de qué clase de persona se trata. Será asunto del emperador de Huo lo que ocurra entonces.

-Aun así, los otros emperadores debemos reforzar la vigilancia en nuestros territorios para que ese culpable no logre escapar.- aclaró muy decidida la emperatriz de Dadi.

-Así se hará, Yan JenGe. Al menos en prisión, haremos lo necesario para que ese cultivador diga quién lo contrató. Cuando tengamos esa información, la enviaremos a ustedes para que sepan con quién estamos tratando.

-De ser así, Madame, estaremos al pendiente. Por el momento, será mejor que nos retiremos.- habló Xen ShenTai poniéndose de pie nuevamente.- Es mejor que no hayan muchas personas aquí para que la seguridad sea reforzada y podamos proteger al gran Patriarca. Mi presentación ya fue hecha de todas formas, así que no hay razón para que sigamos todos aquí cuando nuestros respectivos reinos nos necesitan.

-Partiremos entonces luego de tomar el almuerzo. Así tendremos energías para el viaje.- anunció el emperador de Huo, a lo que Meng HuanYue rápidamente se negó con carismático hablar.

-Ah, ¿saben qué? Mi señor emperador comerá en el carruaje. Me ha comentado antes que prefiere la comida de su tierra y por eso le hemos preparado un gran almuerzo allá.- con disimulo, tomó la manga de Xen ShenTai y se lo fue llevando mientras hacía caras y exageradas reverencias.- Esperamos que tengan buen viaje, majestades. Todo estará bien con nosotros. Que las deidades bendigan su camino...

(...)

-Creo que me vio... Ese de sangre maldita... es muy perspicaz...- se lamentaba la chica mientras comía arroz de un tazón.

Los ojos del emperador Where stories live. Discover now