Capítulo 1

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¡Feliz Año! Les presenté esta  historia en los adelantos de historias para el año 2021, me temo que quedó estancada un tiempo, pero tengo ganas de algo de guerreros y mundos medievales, así que les dejaré primeros capítulos. 

"¿Por qué esta noche?" me pregunto y me hace recordar a lo que preguntó Byul a Janeul, pero es que hoy necesitaba un poco de otros mundos

ADVERTENCIA: leen bajo su propio riesgo, iré actualizando pero lento porque por ahora la prioridad es terminar "Donde tú caminas" , pero si se animan, les presento a Gía y Arren.

ABRAZOS

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El capitán de la guardia había tenido un día difícil, había regresado de un largo viaje con malas noticias, la guerra empeoraba cada día, de hecho al llegar al castillo se había encontrado con muchos heridos que habían llegado buscando ayuda y refugio. También había tenido una discusión con su Señor sobre cuáles serían los próximos pasos a dar. Se había dado un baño rápido apenas había bajado del caballo porque ni él mismo aguantaba su estado, apestaba a sudor, y tenía tierra tanto en el cabello como en la ropa, no quería hacer sufrir a nadie con su zaparrastrosa apariencia. Después de lavarse y tener una audiencia con el señor, fue por algo de comida, solo un pedazo de carne y algo de pan fresco que comió apresurado. Estaba cansado, quería ir a sus aposentos y olvidarse de todo por un buen rato. Se sentía mucho más viejo que los veintitrés años que tenía, incluso los escalones de piedra que lo llevaban hasta su habitación, le parecieron un esfuerzo demasiado grande.

Se sintió aliviado al entrar y reconocer su lugar, recorrió la estancia con la mirada, complacido del entorno familiar hasta que se topó con algo inesperado. Había una joven en su cama. Y lo estaba mirando fijamente.

-¿Qué haces en mi cama?

-Bienvenido , Arren. Estoy por dormir, qué más.

-¿Qué haces en mi cama? –repitió.

- Además de dormir, te esperaba. Acércate, quiero asegurarme que no tengas ninguna herida – dijo y le dio palmaditas a la cama, como si él fuera a acudir a su llamado.

-Niña, sal de mi cama ya mismo.

-Tengo dieciséis años, ya no soy una niña.

-Lo eres, y una totalmente audaz que se mete a la habitación y la cama de un hombre.

-No me metí a la habitación de un hombre como dices, me metí a tu habitación. Y pienso casarme contigo, así que no deberías temer por tu reputación.

-¿Casarnos? ¿De dónde diablos sacas esa idea?

-No es una idea, es una decisión, Arren. Así que hazte a la idea. Y te dije, ya soy mayor. Me dedico a curar gente, ¿crees que no he visto cuerpos masculinos?

-Créeme, al momento de elegir esposa, buscaré alguien que no haya visto cuerpos masculinos y lo ande diciendo tan orgullosamente- le respondió y se acercó a la cama, aunque dudó. No se atrevía a tocarla para sacarla de allí, pero definitivamente no podía dejarla quedarse.

-Y ayer atendí el parto de una mujer un año mayor que yo, ha estado casada desde los quince.

-Bien por ella – respondió con tono burlón- Ahora vete de mi cama, quiero dormir.

-Tu cama es suficientemente grande para ambos, puedes dormir tranquilo. Juro que no te atacaré, voy a darte el tiempo que necesites para hacerte a la idea de que serás mi esposo.

El Capitán y la SanadoraOù les histoires vivent. Découvrez maintenant