Flower Tattoo [Shindo x Bakugo] (Oneshot)

Capítulo único

Bakugo no esperaba volver a encontrarse con Shindo, en realidad el chico de Ketsubutsu había sido tan irrelevante en su vida que simplemente no tenía razones para siquiera recordarlo. Pero fue un encuentro fortuito el que los puso a los dos frente a frente de vuelta.

En su último año escolar, les tocaba hacer pasantías por un corto periodo de tiempo en lugares que no estuvieran relacionados con la vida de los héroes, justamente para sus clases normales de ciudadanía y economía.

Bakugo estaba ayudando en la parte de envío de insumos de una empresa, lo cual le parecía bien porque no tenía que estar en un mismo lugar bajo constante vigilancia de personas que no tenían nada que ver con él, sino que a veces podía separarse y desviarse un poco del camino, o tomar descansos cuando no había mucho trabajo por hacer.

Cierto día, le tocó llevar unos materiales a un estudio de tatuajes que se veía bastante genial. Bakugo se tomó la libertad de pasar y quedarse un rato a ver. El lugar era grande así que también vendían ropa y accesorios, varias cosas eran justo de su estilo. Mientras miraba alrededor y esperaba las indicaciones para dejar el encargo en su lugar, se acercó al único chico que parecía estar trabajando en ese momento, y que estaba muy concentrado dibujando en un cuaderno.

—Oye, vine a entregar un pedido, ¿dónde lo dejo?

El chico detuvo lo que estaba haciendo y levantó la vista hacia él, lo miró un par de segundos antes de sonreírle y saludarlo.

—Vaya, qué coincidencia encontrarte aquí. ¿Bakugo, cierto? Creo que desde el exámen de la licencia no nos volvimos a ver.

Bakugo tuvo que tomar la mención de la licencia para acordarse de él; claro, el de los terremotos, de Ketsubutsu.

—¿No te graduaste? —preguntó sin más.

Shindo rió, mientras dejaba apoyado su cuaderno y pluma.

—Lo hice, sólo me estoy tomando las cosas con calma todavía. Esto es un hobbie, ¿ves? —señaló apenas los dibujos que llegaban a verse en las hojas expuestas— Un poco fuera de lo común, quizás, pero me ayuda a no estresarme con toda esta nueva vida de héroe.

Bakugo no supo qué contestar, entonces Shindo recordó lo que le había dicho al entrar, y se apresuró a atenderlo.

—Ah, los otros chicos de la tienda tuvieron que salir, así que permíteme recibir esas cosas. Ahora busco tu propina.

Shindo tomó el paquete y fue a guardarlo. Mientras Bakugo esperaba que volviera, le dio curiosidad y se acercó a revisar el cuaderno en el que Shindo estaba trabajando.

Sus sketches se veían bastante característicos, recurría mucho a imágenes de la naturaleza y había gran intensidad en el uso de la tinta. Bakugo se preguntó si Shindo tenía algún tatuaje hecho pues no había llegado a verle ninguno.

Cuando volvió, Shindo apreció el instante anterior a que Bakugo se diera cuenta y se alejara rápidamente del cuaderno.

— ¿Te interesan estas cosas? —preguntó con real intriga.

—Es cool, supongo. ¿Ya has tatuado tus diseños?

—Apenas estoy atreviéndome, pero puedo hacerte uno si quieres.

Bakugo lo miró con desconfianza, Shindo rió.

— ¡Es en serio! No me refiero ahora mismo, pero si algún día te atreves, puedo conseguirte un descuento.

—Bien, gracias por la oferta, tengo que seguir trabajando —el tono de Bakugo sonó casi sarcástico, sin embargo Shindo no se vio molesto por ello.