— ¿Es eso? — cuestiona — ¿¡Por qué es mejor que tú lo mataste!?

— Si fuera mejor que yo, el que estaría en el suelo sería yo no sería el.

— ¡Eres un mounstro!

— ¿Recuerdas cuando intentaba impresionante? ¿Cuando intentaba ser el mejor? Si no me gano tu orgullo, me gano tu irá, si no me gano tu amor, me gano tu odio. 

Mis palabras lo dejaron sin palabras, tiró el cadáver en el agujero mientras mi padre me mira perplejo. Pongo un poco de la posición que prepare, para que no quede rastro del cadáver.  Cubro cinco metros y pongo el animal que mate, así encontrarán un animal muerto.

Me giro para encontrarme con mi papá, sigue ahí en la misma posición. Cubro todo y me voy de ahí, mi cuerpo está cubierto de sangre. Camino hacia mi habitación y ya en ella me quito mi capa, escucho unos fuertes pasos hasta que veo como mi papá entra furioso.

— ¿Se te perdió algo? — sonrió inocentemente.

— ¡Estás castigado!  

— Que mal.

— ¡Ya no saldrás!

— Me puedo escapar.

— ¡Abran guardias que vigilen las ventanas y puertas!

— Los puedo matar.

Me miró furioso.

— Estoy arto de ti Damen, ¡Arto! ¡No puedo más contigo! ¿Porque no eres como tus hermanos?

— No me interesa ser igual de estúpido que ellos, si no recuerdas por ellos el reino está en guerra.

Pude ver cómo sacaba un cuchillo, sonreí con arrogancia mientras el caminaba lentamente hacia mi. Sin pensarlo dos veces saque el mío, sus cejas se levantaron con sorpresa pero borro rápidamente su expresión mientras que yo no borraba mi sonrisa.

Los ojos de mi padre se abrieron como platos y lo miré confuso. No me miraba a mi, miraba algo que estaba a mis espaldas. Me gire y me encontré con la imagen de una chica que llevaba un vestido muy hermoso, estaba entrando a un castillo demasiado viejo. Escuché como mi padre soltó un jadeo mientras yo solo miraba a la pared donde mostraba a la chica. Me parecía familiar.

La chica al estar en el castillo empezó a correr y gritar como loca mientras mi padre yo yo mirábamos la pared con el ceño fruncido. Llegó a una habitación donde habían varias cosas en el piso. Sonrió y rápidamente mis ojos se abrieron como platos.

— ¿Liv? — murmuré.

— ¿¡Liv!? — grito mi papá.

Liv empezó a acomodar las cosas en círculo, ¿Que rayos estaba haciendo?

— te invoco... Eh... — se quedó en silencio como si no supiera que decir — Te invoco...

Hizo una mueca triste seguro al ver que nada ocurría, mi papá se acercó a un más a la imagen y en un parpadeo una brisa inusual hizo que cerrará mis ojos. Mi padre se cayó de culo contra en piso y soltó un quejido de dolor. Apoye mis manos en un mueble intentando no caerme, las velas y la luz mágica de la habitación se apagaron, dejándonos a oscuras. Mire hacia la ventana donde entraba la luz de la luna, la luna estaba completamente roja, trague saliva mirando a mi papá que estaba completamente aterrado.

— Damen... Hijo — murmuró.

Una nube de humo inundó la habitación, miré a mi padre que estaba llorando.

— ¡Ten cuidado! — grito — ¡Ya no puedo hacer nada! ¡No te atrevas a...!

No pude escuchar lo que dijo mi padre porque ya no estaba con el, estaba en otra parte. Era el castillo dónde estaba Liv. Estaba en el suelo completamente desnudo, mi cuerpo dolía, intentaba levantarme pero no podía. Solté un gruñido de dolor. Rápidamente me levanté intentando no quejarme del dolor que sentía

Dos Almas UnidasWhere stories live. Discover now