Ciudades de papel - John Green

Start from the beginning
                                    

▪ Me tumbé un rato con la manta que olía a ella y miré el techo. Por un agujero veía un trocito del cielo de la tarde, como un lienzo dentado pintado de azul. Era el sitio perfecto para dormir. Podían verse las estrellas por la noche sin mojarte si llovía.

▪ La hierba es una metáfora de la vida, y de la muerte, y de la igualdad, y de que estamos conectados, y de los niños, y de Dios, y de la esperanza.

▪ Mear es como un buen libro: cuando empiezas, es muy muy difícil parar.

▪ ¿Sabes que ahora mismo eres mi mejor amigo?

▪ los seres humanos carecemos de buenos espejos. Es muy difícil para cualquiera mostrarnos cómo se nos ve, y para nosotros mostrar a cualquiera cómo nos sentimos.

▪ Era lo que más me gustaba de mis amigos, que nos bastaba con sentarnos a contar historias.

▪ Pienso en mapas, en cómo de niño observaba de vez en cuando un atlas, y el mero hecho de observarlo era como estar en otro sitio.

▪ Marcharse es muy duro... hasta que te marchas. Entonces es lo más sencillo del mundo.

▪ No sé qué aspecto tengo, pero sé cómo me siento: joven. Torpe. Infinito.

▪ Resulta sencillo olvidar lo lleno de personas que está el mundo, abarrotado, y cada una de ellas es susceptible de ser imaginada y, por lo tanto, de imaginarla mal.

▪ Podemos oír a los demás, y podemos viajar hasta ellos sin movernos, y podemos imaginarlos, y todos estamos conectados por un loco sistema de raíces, como hojas de hierba, pero el juego hace que me pregunte si en realidad podemos convertirnos totalmente en otro.

▪ Las personas son diferentes cuando puedes olerlas y verlas de cerca, ¿sabes?

▪ Qué engañoso creer que una persona es algo más que una persona.

▪ Por jodida que sea la vida, siempre es mejor que la muerte.

▪ Podría levantarme, acercarme a ella y besarla. Podría.

▪ Para mí habías sido un chico de papel todos estos años... Dos dimensiones como personaje en el papel y otras dos dimensiones diferentes, pero también planas, como persona. Pero aquella noche resultó que eras real.

▪ Un punto en el mapa se convirtió en un lugar real, más real de lo que las personas que crearon ese punto habrían imaginado. Pensé que quizá aquí la silueta de papel de una chica podría empezar a convertirse en real.

▪ Ese algo más profundo y más secreto. Son como grietas dentro de ti. Como líneas defectuosas en las que las cosas no encajan bien.

▪ -¿No te preocupa el futuro?
-El futuro está formado por ahoras -me contesta.

▪ -¡Se supone que deberías hacer que me sintiera mejor, no peor! -me dice-. ¡Es tu papel!

▪ Podría girarme, y ella también podría girarse. Y podríamos besarnos. Pero ¿qué sentido tiene besarla ahora? Es algo que no irá a ninguna parte. Los dos contemplamos el cielo sin nubes.
-Las cosas nunca suceden como imaginas -me dice.
El cielo es como un cuadro monocromático contemporáneo, su ilusión de profundidad me atrae y me eleva.
-Sí, es verdad -le digo. Pero lo pienso un segundo y añado-: Pero también es verdad que si no imaginas, nunca pasa nada.

▪ imaginar que eres otra persona, o que el mundo es otra cosa, es la única manera de entrar. Es la máquina que mata fascistas.

▪ Hemos necesitado miles de kilómetros y muchos días, pero aquí estamos: su cabeza sobre mi hombro, su respiración en mi cuello y el enorme cansancio de los dos.

▪ Cuando me despierto, la mortecina luz del día hace que parezca que todo es importante, desde el cielo amarillento hasta los tallos de hierba por encima de mi cabeza, que oscilan a cámara lenta como una reina de la belleza.

▪ Pero hay mil maneras de verlo. Quizá los hilos se rompen, o quizá nuestros barcos se hunden, o quizá somos hierba y nuestras raíces son tan interdependientes que nadie está muerto mientras quede alguien vivo. Lo que quiero decir es que no nos faltan las metáforas. Pero debes tener cuidado con la metáfora que eliges, porque es importante. Si eliges los hilos, estás imaginándote un mundo en el que puedes romperte irreparablemente. Si eliges la hierba, estás diciendo que todos estamos infinitamente interconectados, que podemos utilizar ese sistema de raíces no solo para entendernos unos a otros, sino para convertirnos los unos en los otros. Las metáforas implican cosas. ¿Entiendes lo que te digo?

▪ -Eres especial -me dice por fin.
Me mira. Mis ojos, sus ojos y nada entre ellos. No voy a ganar nada besándola, pero ya no pretendo ganar nada.
-Hay algo que tengo que hacer -le digo.
Asiente ligeramente, como si supiera qué es ese algo. Y la beso.

▪ Decir estas cosas evita que nos desmoronemos. Y quizá imaginando esos futuros podemos hacerlos reales, o quizá no, pero en cualquier caso tenemos que imaginarlos.

▪ Siento sus manos en mi espalda. Y aunque está oscuro, no cierro los ojos mientras la beso, y Margo tampoco. Está tan cerca de mí que puedo verla, porque incluso ahora aparece el signo externo de la luz invisible, incluso por la noche en este aparcamiento a las afueras de Agloe. Después de besarnos nos miramos tan de cerca que nuestras frentes se tocan. Sí, la veo casi a la perfección en esta agrietada oscuridad.

Frases de librosWhere stories live. Discover now