〘Capítulo 13〙

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Entonces, contrario a cualquier raciocinio camino hacia el ruido, sintiendo un sudor frío recorrer mi espalda. Y veo por la ventana de un aula a oscuras, a la cual están arreglando las ventanas y por eso está tapada con periódicos que apenas si dejan filtrar la luz.

Y entonces, lo veo.

Observa el suelo y tiene una mano en su pecho, mientras que con la otra se sujeta a un pupitre, como si su pecho le doliera.

Frente a él hay dos pupitres en el suelo, alejados, como si los hubiese pateado.

Hades respira con dificultad y puedo oírlo hiperventilar. Frunzo el ceño cuando noto que se está quitando la camisa del instituto con cierta violencia y se sujeta al cuello, como si se ahogase.

Entonces lo entiendo, está teniendo un ataque de pánico.

Entro por la puerta con cuidado de no alarmarlo, y él levanta la cabeza, asustado y luego se aleja de mí, caminando hacia la otra punta de la habitación. Parece un animal enjaulado, que respira erráticamente y yo no sé qué hacer.

—Hades tranquilo —murmuro asustada pero intentando no demostrárselo y él no habla, solo respira con violencia y puedo notar su frente pálida con perlas de sudor.

Niega con la cabeza y observa una ventana, sus ojos se ven abiertos, como si estuviera entre asustado y perturbado, y sus labios entreabiertos filtran el aire con rapidez, como si hubiera corriendo una maratón,

Segundos después noto que se sienta en el suelo, y mete su cabeza entre sus piernas, cubriéndola con su cabeza.

Su respiración se acelera, y ahora tiembla, lo cual me hace poner los pelos de punta. Tengo miedo, es la primera vez que veo algo así en mi vida más allá de las clases de primeros auxilios en el instituto.

Y entonces, presa del pánico por no saber que hacer, le hablo.

Me arrodillo en el suelo, delante de él, y pongo una mano en su brazo.

—Hades tranquilo, respira profundo —le digo meditando la idea de ir a pedir ayuda.

No sé qué hacer.

¡Maldita sea no sé qué hacer!

Mi ceño está fruncido por el miedo, y él no me mira. Solo tiembla y respira erráticamente.

—Estás bien Hades, estás bien, no te va a pasar nada malo —intento tranquilizarlo y él no responde, y yo no puedo verlo en ese estado en ese estado tan indefenso, así que decido ir por ayuda—. Ya vengo, tranquilo, voy a buscar a alguien para que te ayude. ¿Bien? —inquiere pero él no responde, así que intento ponerme de pie.

Sin embargo, una mano rodea mi muñeca y tira de mí hacia él.

Abro los ojos asustada cuando noto que termino sentada sobre sus piernas, a horcajadas de su cuerpo y Hades abraza mi cuerpo con fuerza, enterrando su cabeza en mi cuello y se aferra a mí.

De repente me quedo tiesa, confundida y alarmada mientras él me sostiene y respira errático sobre mi cuello. Su nariz roza mi piel y sus labios emanan aire cálido, lo cual me provoca escalofríos.

A su vez sus manos rodean mi cintura y me acerca a su cuerpo, impidiéndome el moverme.

Siento contra mi pecho el suyo, notando que su corazón late con violencia, tanto que puedo sentirlo bombear sangre de forma alterada.

Sin saber qué hacer, y actuando más por instinto que por otra cosa abrazo su cuerpo y lo sujeto con firmeza mientras él tiembla bajo mi cuerpo.

El Juego de HadesWhere stories live. Discover now