Cuando llego a casa me encuentro a mi abuela en la acera, viendo en el buzón si hay cartas.
Toma una y entra sin darse cuenta que yo estoy a unos metros. Avanzo detrás de ella y cuando me ve me sonríe.
—¿Cómo te fue? —inquiere y yo sonrío.
Horrible.
Bueno, tal vez no tan horrible.
—Súper bien abu —sonrío y camino unos pasos con dolor.
Ay no, tengo que subir la escalera.
Maldita sea.
No vuelvo a follar x2.
Subo el primer escalón y entonces giro la cabeza, notando que mi abuela me observa levantando una ceja, con la carta en la mano a punto de entrar en la cocina.
—¿Estás bien? —inquiere y yo siento que mi rostro enrojece.
—Sí abuela, solo que hoy tuve natación y me hicieron elongar y ufff, no sabes que dolor —miento y le enseño los dientes.
Ella asiente con la cabeza confundida.
—¿No te habrás desgarrado? —inquiere.
Vaya.
Buena pregunta.
Difícil respuesta.
—Tal vez —murmuro y ella camina hacia mí.
—¿Quieres ir al hospital? —inquiere con preocupación y yo niego con la cabeza.
—¡Oh no! Tranquila abuela, estoy bien, seguro no fue nada —rio con nerviosismo intentando huir de la situación—. Ahora voy a mi habitación porque estoy tan cansada —finjo un bostezo y ella deja el tema aunque me analiza.
—Bien, te llamo para la cena —me dice y asiento con la cabeza.
—Gracias abu —sonrío y me giro, suspirando y subiendo la escalera, fingiendo que no me duele.
Apenas llego al piso de arriba, me meto en mi habitación donde lo primero que hago es acostarme en mi cama y suspirar.
Fue una misión difícil pero exitosa, llegué a casa y a mi cama.
Tomo mi móvil y entonces marco un número. Y segundos después ella responde la llamada.
—¿Gigi?
—Mag, tengo algo que contarte.
—¡Espera espera espera! —habla del otro lado de la línea—. Deja que voy por papitas y me cuentas.
—Bien —río y luego escucho sonidos extraños. Me la imagino buscando en su cajón de chucherías.
Segundos después vuelvo a oír su voz.
—Ahora sí, suéltalo todo, aquí tu gurú amiga Mamá Mag te escucha.
Y le cuento todo, con lujo de detalles, de pe a pa y con el rostro enrojecido.
Segundos después mi móvil suena y lo aparto de mi oreja, notando que es una video llamada.
Apenas contesto la llamada escucho su grito del otro lado de la pantalla.
—¡AAAAAAAAH! —grita ella con emoción y luego grito yo acallando mi grito en la almohada. Y luego, reímos mientras oculto mi enrojecido y avergonzado rostro.
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El Juego de Hades
RomanceAaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser el fuckboy del instituto, un sujeto sarcástico, egoísta, egocéntrico y misterioso. El chico de las miradas imponentes, apuestas ilegales y...
〘Capítulo 11〙
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