La era de la magia.
Un mundo donde los ídolos mágicos prevalecen.
En esta época extraordinaria, Star One es uno de los últimos grupos de ídolos sin poderes que quedan.
Cuando rozan sus límites, brota una magia milagrosa.
Y, a la vez, aparece un enem...
Olía sangre. Soule se miró las manos. De ellas, caían gotas viscosas de un rojo escarlata. ¿De quién es esta sangre? ¿Es mía? ¿O de los demás?
Le seguía manando sangre del cuerpo, completamente empapado. No le dolía. Pero el corazón le latía muy fuerte. Le temblaban los labios.
"Ja... Ja, ja".
Tenía ganas de llorar. Pero, por el contrario, las comisuras de los labios se curvaron en una sonrisa.
Soule, aún confundido, miró hacia arriba. Vio a una enorme figura frente a él. Bultos negros resplandecientes y burlones.
Soule sabía cómo terminaría. Estos seres se tragarían todo lo que tenía y "consumirían el mundo". Resistirse era inútil. Era como una historia con un final ya escrito.
Mientras Soule estaba absorto en sus pensamientos, la figura oscura giraba a su alrededor con cada vez más fuerza.
¡Fuuus!
El viento le azotaba las mejillas. La esperanza se extinguía poco a poco. Las fuertes ráfagas le nublaban la vista, y mantener los ojos abiertos le resultaba cada vez más difícil. Soule trató de levantar los brazos para protegerse del viento, pero, por desgracia, no le dio más que un breve respiro.
El viento despiadado le rajaba la piel y la hacía flamear como un trapo suspendido en el aire. Soule estaba al borde de la risa por su propia desesperación ante este caos insondable.
Sin embargo, estaba decidido a proteger a todos.
Acudió a sus recuerdos a la vez que intentaba aferrarse a su última gota de consciencia. Lo que le había repetido a los integrantes del grupo cientos de veces.
No pasa nada. De algún modo, lo resolveré...
Es lo que siempre les había dicho, a lo que ellos respondían con una sonrisa a pesar de su situación desoladora.
Tengo que pensar. Piensa, vamos.
¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo cambiar mi destino predeterminado? Soule ahogó una risa sorda y lanzó una mirada seria.
***
"¿Eh?...".
Soule se sentó. Le costaba respirar y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Observó a su alrededor.
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Las siluetas negras y el páramo yermo ya no estaban.
