Ella bajó las escaleras haciendo un puchero con los labios. El clima le impediría salir a jugar. Su padre estaba sentado en el comedor, leyendo el periódico del día. Ella vio en la parte rontal del papel, la foto de una niña sonriendo, su rubio cabello largo. Tenía impresas encima la palabra "Desaparecida"

Un fuerte trueno resonó en la ciudad, cortando la electrcidad, sorprendiendo a la niña, quén pegó un grito de asombro y derramó el chocolate sobre su ropa.

-¡Hija!-su madre que estaba más cerca, tomó un trapo para limpiarla.

-Ay, mi chocolate-se lamentó, pero ella no sintió lo caliente del chocolate en su piel.

-Iré por agua fría-dijo Carlos y se levantó inmediatamente de la mesa.

-¿Agua fría? ¿Para qué? -dijo inocente la ojiverde, su madre miró a su esposo quién tampoco entendía- Es que no está caliente -negó, sacudiendo su despeinado cabello.

-¿No te duele?-preguntó su padre, volviéndose para mirarla.

-No papá. No se siente caliente.

-Entonces... ve a tu cuarto y espérame ahí, te cambiaré de ropa -dijo todavía aturdida Regina.

- ¿Y si mejor voy a los columpios? - miró afuera, la lluvia parecía haber cesado por el momento -Quiero salir.

-Claro cariño -respondió su padre.

Daphne se acercó a la puerta y giró la manija con suma facilidad; la última vez que midió su estatura descubrió que era cuatro centímetros más alta que una niña promedio, eso la hizo muy feliz. Salió de la casa y se dirigió a los columpios, cuando estuvo cerca notó que tenían gotas de agua, pasó su mano por ellos y los limpió. Se sentó.

Comenzó a mecerse con ayuda de sus pequeños pies y poco a poco fue tomando velocidad. La lluvia parecía haberse calmado por esta vez y le dio unos minutos para jugar de manera tranquila en sus juegos.

Sus pequeños pies rozaron el suelo, haciendo que poco a poco se erosionara la superficie de la tierra con su tacto, hasta que se tocó con algo duro. Lo sintió, bajó la vista y emocionada, se encontró con otra piedra.

-¡Es otra! ¡Que bien! -exclamó contenta.

Era muy parecida a la anterior piedra que se había encontrado, pero a la vez eran muy distintas. Lo que tenían en común era el material del cual estaban hechas, como cuarzo, casi transparente. Ésta de color blanco, tenía el dibujo impreso de tres espirales unidos en el centro, todos giraban en la misma dirección.

Sonriente, decidió llevarla con sus padres, así que fue de regreso a casa y les mostró emocionada su nuevo descubrimiento. Ellos seguían limpiando la mesa y el suelo del chocolate tirando hace unos minutos.

-¡Mira mamá! ¡Encontré otra piedra! ¡Mírala! -corrió directo hacia Regina enseñándole la roca. Regina dejó el trapo en la mesa y prestó atención a su hija.

- ¿Otra? ¿en serio?-la madre la vio, con más curiosidad que emoción- ¡Que suerte tienes! - pero ella pensaba más en que era extraño que encontrara otra muy parecida a la anterior -Y ¿Que te parece si las guardas en una pequeña caja, cielo?- le preguntó su madre.

- ¡Si! ¡Lo haré!

Daphne se fue a su habitación sonriente, ignorando el hecho de que aún tenía chocolate en su ropa. Entró y comenzó a buscar la caja, sin embargo se detuvo al sentir un cambio en la temperatura de su cuarto. Ella empezó a sentir calor.

Que raro, afuera está fresco y aquí dentro está el calor.

Dejó caer la piedra, se sentó en el frío piso que en ese momento era lo más cercano a poder refrescarse que tenía. Pasó su mano por su frente y talló sus ojos.

Empezó a ver borroso, notó algo naranja rojizo brillante que se extendía desde el otro extremo de su habitación y que se dirigía alrededor de ella, cuando su vista se fue aclarando lo pudo ver bien; era fuego.

Se extendió por todo el alrededor de su cuarto, Daphne comenzó a asustarse, vio como sus juguetes que había dejado en el suelo de quemaban.

-¡NO!

Su grito hizo que un aro de fuego se creciera a su alrededor y vio sus brazos lo que parecían ser llamas.

-¡Ayuda! ¡Papá!

Ella hacía el intento de quitárselo de encima, pasando su mano por sus brazos, quitándolo como si fuera polvo o tierra, pero eso solo empeoraba las cosas, el fuego se hacía cada vez más potente cuando Daphne se asustaba.

La niña veía como éste consumía todo, sus ropas no tardaron también en prenderse fuego, pero no le quemaba ni le calaba en los ojos. Se levantó y se lo sacudió, era imposible, escuchó unos fuertes golpes en la puerta.

-¡DAPHNE ABRE!-eran sus padres tratando de abrirla pero estaba cerrada- ¡HIJA POR FAVOR! ¡ABRE LA PUERTA!

Daphne intentó ponerse de pie, pero al hacerlo, las piernas le fallaron y ella cayó el suelo. Las lágrimas se hicieron presentes.

-¡Ayuda! ¡Mamá! -estiró una mano hacia la puerta, pero no podía llegar a ella.-¡Papá!

-¡Daphne!

Ella no podía escucharle, estaba aterrada, todo su cuerpo estaba en llamas, a excepción de su rostro, sintió que sus ojos ardían mucho, gritó de desesperación.

Logró ponerse de pie, dio unos pasos atrás, detrás de ella estaba el espejo, chocó contra él y tiró lo que estaba encima de éste. Quería que esto parara, quería que el fuego se fuera, pero eso no sucedía.

Creyendo que no podría salir de ahí, se dejó caer de nuevo en el suelo cubierto en llamas y abrazó sus piernas escondió su cara en sus brazos y trató de tranquilizarse, a lo lejos alcanzaba a escuchar los gritos de sus padres pero muy lejos.

El fuego disminuía cada vez más y el que había en ella desapareció, para cuando se calmó, sus lágrimas habían cesado también. Levantó la vista, su cuarto no tenía ni rastro de que las llamas lo hubieran consumido todo.

-karimodelarosa.

Por si se dieron cuenta también, quité a Stacy de los primeros capítulos. Ella si aparecerá pero después.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now