Capítulo 125: Duele amarte

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Xie Qingcheng le preguntó一 ¿Por qué no podría usar esa firma?

La recepcionista contuvo a la fuerza su desprecio y entregó el recibo a esta preciosa mamita que comía arroz blanco.

Xie Qingcheng le echó un vistazo y se quedó sin palabras, con unos sentimientos indescriptibles.

Fue porque He Yu estaba tan confundido que su firma en realidad fue:

“De parte de Xie Qingcheng” [2]

***

Xie Qingcheng llevó a He Yu de vuelta a la villa de la familia He.

Cuando este tipo de enfermedad mental ataca, es difícil reprimir la naturaleza sedienta de sangre.

Xie Qingcheng lo había experimentado por sí mismo y sabía muy bien lo doloroso que podía ser el conflicto interno.

Así que durante todo el camino tuvo que distraerse para observar el estado de He Yu. Al principio, He Yu sólo se apoyó en el asiento del pasajero con el rostro pálido y los ojos cerrados sin decir una palabra, mordiéndose los labios que tenían un color rosa sanguinolento.

Cuando los dos llegaron a los suburbios, He Yu finalmente no pudo contenerse más y de repente abrió los ojos y se desabrochó el cinturón de seguridad. Xie Qingcheng inmediatamente se detuvo y estaciono el auto para detener sus movimientos.

—¿Qué pasa?

He Yu dijo con voz entrecortada— Incómodo

   “—Me siento muy incómodo…

Dijo estas palabras con cierta dificultad.

—He Yu, aguanta.

Debido al uso excesivo de la medicación, la resistencia de He Yu a los medicamentos se había hecho cada vez más grave.

Xie Qingcheng sabía que debió haber tomado sus medicamentos antes de ir al Sky Night Club, pero ahora el efecto de los medicamentos había pasado, mientras que el ataque de la enfermedad no había terminado aún, y en estos casos generalmente los pacientes solo tienen tres opciones:

Primero: Autolesionarse.

Segundo: Lastimar a los demás.

Tercero: El uso autodestructivo de los medicamentos, en dosis mayores, para poder contener las opciones anteriores, pero la tolerancia del paciente a los fármacos aumentará aún más la próxima vez.

Xie Qingcheng había advertido a He Yu hace mucho tiempo que no tomara demasiados medicamentos y que no confíara totalmente en ellos, pero He Yu no había podido seguir las palabras de Xie Qingcheng por varias razones.

En este momento, la frente de He Yu ya estaba rezumando capas de sudor fino y todo su cuerpo estaba tan caliente como una estufa, e incluso su visión ardía.

Lo soportó durante un tiempo pero no pudo aguantar más y empezó a buscar a tientas en el coche, tratando de encontrar algún objeto punzante para poder hacerse cortes escalonados en su cuerpo.

 Mientras la sangre fluyera, debería poder sentirse mejor...

—¿Dónde está el cuchillo? —le preguntó a Xie Qingcheng con voz ronca, como si se lo preguntara a sí mismo, con los ojos inyectados de sangre.

      “—¿Dónde está el cuchillo?

Xie Qingcheng lo sujetó— No hay ningún cuchillo. Abróchate el cinturón de seguridad, pronto estaremos en casa.

—No… no iré a casa, quiero un cuchillo —He Yu murmuró—, quiero un cuchillo… dame un cuchillo… no puedo soportarlo más…

Cuanto más lo veía Xie Qingcheng así, más incómodo se sentía.

Libro de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now