Pt.2; Cap. 3

1.2K 103 10
                                    

Las siguientes dos semanas todo parecía haber recobrado la normalidad. Alarick no volvió a pelear con su hermano, Jackson aseguró no estar en contacto con mi hermana y yo con ella todavía no hablé.

Que lo haría.

Y yo sabía que ella sabía que yo lo sabía.

Pero no quise montar más drama. Ya bastante tenía con haberse equivocado y encima el estrés de la boda; la cuál seguía en pie.

Ella pareció entrar en razón, porque de vez en cuando hablábamos por el grupo de hermanas en el teléfono y aconsejábamos a Kaia.

—Lua, ya no aguanto más —se quejó Alarick.

Fruncí el ceño, aunque una parte de mí estaba de acuerdo con él.

—¡Estate quieto! —le reprendí mientras recolocaba su traje.

Estábamos con la compra de trajes para los hombres Harris. Y cómo no, yo me encargaba de ello.

Esa semana, había estado con mis tres mosqueteros; buscando los trajes perfectos para la boda. Y hoy, le tocaba a Alarick la prueba final.

—Si sabes que esta corbata durará poco...

—Tu madre quiso que fueseis impecables —dije intentando aparentar firmeza—. Además... Los trajes te sientan demasiado bien, Rick.

Sonrió de lado, clavando sus ojos en mí.

—¿Acabas de admitir lo que yo creo?

—Llevo media hora fantaseando contigo —admití y él rio.

Me atrapó por la cintura, juguetón.

—Entonces tendré que renovar armario.

—A ver... —dije—. Que me pierde ese rollo tuyo informal, pero es que te veo con un traje y se encienden cosas.

Rio de nuevo.

—Decidido. Voy a empezar a llevar traje todos los días.

—¿Estás provocándome, perra?

—Y cómo te gusta —dijo, arrugando la nariz.

Ahogué una risa y luego sacudí la cabeza.

—¡Céntrate!... ¡Centrémonos! —repliqué—. Hemos venido a por tu traje, no a hacer de esto una anécdota porno.

—Pero podríamos... —dijo y su mano descendió con suma rapidez hacia mi trasero, atrapándolo con su mano.

Jadeé, atónita.

—¡Rick!

Rio.

—Si estás encantada, Lua. No lo niegues.

—Eso no es cierto.

—Tus caderas acaban de decir otra cosa.

Y es que tenía razón.

Si es que ya estaban buscándole.

Iba a besarme, intentando convencerme de cometer una locura, pero mi dedo índice fue hacia sus labios.

—Ni se te ocurra. Ya bastante tengo con que casi nos pillan en el cine la última vez.

Rio, acordándose.

—¿Quién iba a decirme que ir a buscar más palomitas sería tan divertido?

—Esto del sexo inapropiado tiene que acabar —dije.

—Pero si es lo que más te gusta. Admítelo. Y no puedes mentirme —remarcó eso último.

—Estás estupendo —sentencié, intentando librarme de lo que podría acabar en sexo en una sastrería, dando toquecitos en su pecho.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora