—Y así Clara ayudo a José Alejandro a salir de la cárcel.

Me quede procesando la información, —¿José Antonio lo sabe?

—No, todo lo hicieron a escondidas, no le va a ser fácil enterarse de eso— Maya tiene una expresión de tristeza que logro ver aunque este concentrada en el camino.

—No te sientas mal, José Antonio encontrara alguien que sí lo quiera y los otros van a quedar en la cárcel o muertos.

—No lo creo, ya casi acaba.

—Si termina mal invéntate un final alternativo.

—Me parece bien— sonríe.

El resto del camino me la paso viendo el paisaje y en unos cuantos minutos llego a mi casa. Maya no acepta entrar porque tiene cosas que hacer, así que solo le agradezco por traerme.

Al entrar a la casa veo grito un "Ya llegue" y no obtengo respuesta alguna, supongo que mis padres no están y lo confirmo con una nota que dejaron en mi puerta.

—¡AHHHH! Mierda— grito al ver a Ares acostado en mi cama.

—Un poco más fuerte y me dejas sin oídos— se sienta en la orilla.

—¿Tengo cara de que me importa?— pregunto mientras dejo mi mochila en la silla de mi escritorio.

—Sí— cuando lo volteo a ver su sonrisa se agranda.

—¿Qué haces aquí? Estas invadiendo mi propiedad, entraste de una manera ilegal, si no quieres terminar en la comisaria mejor vete a tu casa.

—No lo harías.

—Claro que lo haría.

—No te atreves— nuestras miradas no se apartan en ningún momento.

—¿Quieres ver que sí?— alzo las cejas de arriba a abajo repetidas veces.

—Quiero ver.

Tomo mi celular de mi bolcillo del pantalón, marco el teléfono de la comisaria y lo pongo en alta voz. Al tercer tono responde un hombre preguntando en que me puede ayudar.

—Alguien entro a mi casa sin mi consentimiento.

¿Conoce a esa persona?

Ares se levanta e intenta quitarme el celular, —Sí, es mi vecino— menea la cabeza y vuelve a intentan quitarme el celular, —He sospechado que es un acosador, ya sabe, lo he cachado viéndome desde su ventana.

Mi vecino se queda quieto, —¿Puede pedir ayuda a alguien que este cerca o necesita que mande una patrulla?

—Ya, dile que no, Lena, esto es serio— susurra.

—Creo que me la puedo arreglar sola, gracias— respondo por fin.

—De acuerdo, si necesita ayuda vuelva a llamar.

—Después de acusarme de ser un acosador, lo cual es completamente mentira, lo menos que puedes hacer es escucharme— parece enojado.

—¿Escucharte? No me interesa lo que quieras decir.

—Escúchame, me lo merezco, solo serán unos minutos, —dudo si aceptar o no, —Se que algo en ti sigue queriendo arreglar las cosas.

Frunzo el ceño, —¿Qué te hace pensar eso? ¿Crees que no tengo dignidad? ¿Es eso?

—No eso, pero si ya no quisieras algo conmigo no hubieras guardado las notas que te deje.

—No las guarde, solo las deje ahí.

Intentos fallidos (Ares Hidalgo)Where stories live. Discover now