©𝐄 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐀 𝐒 𝖙𝖆𝖗𝕶

𝐒 𝐄 𝐂 𝐎 𝐍 𝐃!

LAS CLASES PARA Nesryn habían sido más largas que de costumbre, la voz de cada uno de los profesores parecía un ruido más de fondo, ella respondía en automático cada vez que le preguntaban, era la hija de Tony Stark, todos creían firmemente en la gran capacidad intelectual con la que había nacido, no se quejaba, su padre era muy inteligente, pero a ella le costaba mantener el ritmo. Además, seguía tensa por la cantidad de problemas que podían suscitarse al volver a casa, aquellas personas desconocidas tenían algo... Algo que la hacía sentir inquieta, tensa, y desesperada.

¿Quiénes eran? ¿Qué querían y porque era tan importante o tan secreto al punto en el que ella no pudiera estar presente para que ellos dieran inicio a una conversación? Lo había visto en los ojos de su mejor amiga Wanda, había un deje de miedo, su tía Nat parecía bastante protectora sin contar a su padre.

La clase de física avanzada estaba siendo bastante tediosa para ella, cada una de esas cosas su padre y su tío Bruce ya se las habían enseñado, y muy a su pesar ella había comprendido el revoltijo de letras, números y signos que la componían. Dio un último suspiro antes de hundir su cabeza entre las páginas del libro, necesitaba con urgencia ir a casa, tenía un presentimiento y no sabía por qué. Se recompuso y alzó la mano a lo que el profesor le concedió la palabra.

— ¿Puedo retirarme a la enfermería? — pregunto colocando su rostro en una ligera mueca para que se viera creíble. El profesor asintió sin cuestionar más, pues era raro que la joven Stark pudiera permiso hasta para ir al baño. Nesryn guardó sus cosas y se despidió de sus compañeros con una sonrisa saliendo lentamente del salón.

Una vez hubo llegado al pasillo emprendió la carrera hasta salir a las afueras de la institución y sentir el aire golpearla con fuerza. La Torre de los Vengadores quedaba algo lejos de su escuela por lo que siempre salía con media hora de anticipación desde allá para llegar puntual a sus clases. No podía volar, se supone que no debe usar sus poderes hasta que sea estrictamente necesario, pero se escudó bajo la excusa de que Wanda siempre andaba moviendo las cosas cada que quería y a Pietro lo usaban para los mandados. No se molestarían por ello.

— Lo lamentó, papá — Y dicho esto, sus pies se despegaron del suelo sobrevolando los automóviles hasta llegar a la altura de los grandes edificios cuyas puntas llegaban casi a las nubes. No le costó mucho divisar la Torre. Aterrizó en el gran balcón y abrió una de las ventanas.

Todo se quedó en silencio una vez ella hizo acto de presencia. Los Vengadores estaban sentados en varios sillones mientras que los Eternos estaban en la mesa del comedor. Cada uno ocupado de sus asuntos, habían pasado varias horas y ellos seguían aquí. Algo le hizo darse cuenta de que quizá la estaban esperando a ella pues alzaron su vista y le entregaron una sonrisa que ella no supo si responder.

— ¡Elinor! — Nesryn se quitó la mochila y la dejó en uno de los sillones sonriéndole inocentemente a su padre.

Wanda se río, pero volvió a su postura seria al segundo. La joven Vengadora abrió sus brazos hacia su padre quien venía con un vaso de whisky en la mano y la tableta en la otra.