Capítulo 2

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Había pasado días enteros investigando, buscando alguna pista que me llevara al fondo de todo esto, pero por más que indagaba, siempre llegaba al mismo punto.

"Ningún ser humano era capaz, por más dones con los que haya nacido, de ver seres divinos o celestiales en su estado más puro"

Entonces, ¿cómo? ¿cómo es que esa chica pudo verme? La incógnita me está matando e incluso ya ponía en duda que haya pasado en realidad. Tenía que verla de nuevo.

Salí de mi oficina dispuesto a marcharme cuando escuché ese sonido, esas campanas que nunca me acostumbraría a oír, ese chirrido que ciertamente me congelaba. Todo mi personal empezó a movilizarse con prisa, teníamos que prepararnos para lo que estaba por venir.

Vi a Gabriel acercándose a mí con un montón de papeles en las manos.

-Azrael, ¡debemos irnos! -gritó y por fin reaccioné.

-¿Todos están listos? -asintió y empezamos a descender.

-¿Dónde es? ¿Qué pasó exactamente?

-Un terremoto sacudió un pequeño pueblo, hay muchas personas atrapadas. Ya hay varios fallecidos.

Poco después llegamos hasta el lugar de la tragedia y como era de esperarse, todo era un caos.

Rescatistas, bomberos y un sinnúmero de personas trataban de ayudar y socorrer a los más necesitados, si algo bueno tenían los humanos era esa solidaridad que les brotaba a todos en momentos como este, mucho de estos incluso arriesgaban sus propias vidas para salvar a otros.

Empezamos a trabajar de inmediato, no había tiempo que perder, siempre era desgarrador ver a las pobres almas en pena, observando su propio cuerpo inerte sin poder creer o entender lo que pasaba.

Un cartel entre los escombros llamó mi atención, "Pizzeria De Luka", ¿por qué se me hacía tan familiar ese nombre? ¿Había venido antes a este lugar?

-Señor -uno de mis ángeles me sacó inoportunamente de mis pensamientos-. Gabriel está teniendo problemas con un demonio -suspiré y rodé los ojos cansado. 

Lucifer...

Me dirigí con paso seguro y enarqué una ceja al ver desde lejos lo que pasaba.

-¿Qué te hace creer que puedes siquiera dirigirle la palabra a una Parca mayor? -el joven demonio no contaba con mi presencia y se esfumó soltando el agarre que tenía contra Gabriel, quien protegía el alma de una joven estudiante.

Ese uniforme.

Miré a mi alrededor y todo encajó como un cruel rompecabezas, definitivamente era el pueblo de Ana. Tomé la lista de fallecidos de la escuela mientras le rogaba en silencio a mi padre que él nombre de esa chica no estuviera ahí.

-¡Señor, señor! -un llanto ahogado hizo que levantara mi cabeza y suspiré aliviado al verla. Por alguna razón que desconocía, halaba la manga de mi traje con fuerza.

-¡Por favor, por favor! -lloraba desesperada-. Ayude a mi abuela, está atrapada y nadie me hace caso.

La acompañé sin decir una palabra, no quería llamar más la atención y que otros seres celestiales se dieran cuenta que ella podía vernos, no hasta que supiera exactamente él porque podía hacerlo. Cuando estuvimos fuera del alcance de todos, me hice visible ante los ojos humanos.

La chica me llevó hasta una casa vieja completamente destruida. Entendía porque nadie había venido al socorro de la pobre señora, era casi imposible que alguien ahí dentro estuviera con vida.

-Iré a ver, por favor, quédate aquí -asintió repetidas veces.

Entré y confirmé lo que pensaba, uno de mis hombres trataba de tranquilizar a la señora en sus últimos minutos de vida.

-Yo me encargaré de ella, ve al centro -asintió sin preguntar nada y se marchó.

Me acerqué a ella y vi como temblaba asustada, levanté un poco su cabeza para que estuviera más cómoda. Me miró tratando de decirme algo.

-A... Annna -logró articular con dificultad.

-Ana está a salvo, Señora -sonrió aliviada y me miró a los ojos.

-Es especial... Cuídala -su declaración me inquietó.

-¿Cómo? ¿Qué quiere decir con eso señora? -lamentablemente no pudo responderme.

Sin tener más opciones, hice el protocolo correspondiente con nostalgia, la petición que le había hecho a mi padre se había vuelto contra mí.

"Después que el alma escapa de un cuerpo, no puede recordar su vida humana".

Salí de la casa cuando estuve listo para enfrentar a Ana y su pequeño cuerpo se estremeció al verme.

-Señor, ¿dónde? -empezó a llorar de nuevo-. ¿Dónde está mi abuela?

-Lo siento, Ana -la miré con pena cuando soltó el peor gruñido de dolor que había escuchado.

-¡No, no! -al ver sus intenciones de entrar a su casa la frené abrazándola y comenzó a golpear mi pecho.

-¿Qué voy hacer? ¿Qué puedo hacer? -sollozaba y sus lágrimas mojaban mi camisa-. Estoy sola ahora. Dios mío, ¿qué haré?

***

-¿Estás seguro de lo que estás diciendo? -asintió viéndome con seguridad y le creí, nadie se atrevería a mentirle al dueño del inframundo.

-Pero, ¿cómo? Nunca había escuchado que algo así haya pasado antes. ¿Quién será esa chica? -pregunté intrigado y sonreí. Había estado esperando por milenios que algo o alguien fuera la debilidad de Azrael y posiblemente la había encontrado.

-¿Quiere que la poseamos? -negué y miré al demonio que me acompañaba.

-Es un caso especial y hay que tratarlo como tal. Busquen a Lilith, díganle que su dios quiere verla.

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

¡Hola! ¡Gracias por ser masoquistas y venir aquí a que les dañe la paz una vez más!

Como de costumbre, jugaré con sus sentimientos.

BESOS

La mujer de la Parca (En pausa)Where stories live. Discover now