🥢Cuarenta y cuatro

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Esa bomba tomó con la guardia baja a Satoru, quién bajó la vista lentamente para ver cómo Draken sacaba de su bolsillo un hermoso anillo de plata hecho a mano por las pequeñas imperfecciones. Para Satoru era perfecto. Sus ojos se aguaron y no pudo evitar llorar frente a Draken de la felicidad mientras el rubio le colocaba la joya en su dedo anular con gentilesa.

Esta le quedaba perfecta.

— ¡Mira cómo me pones, idiota! — insulta muy avergonzado. — S-sí, quiero vivir mi vida junto a ti.

Volvieron a juntar sus labios en un largo beso, se apegaron al cuerpo del otro sin ningún tipo de miedo a ser vistos. Los besos del otro resultaron una droga para ambos, algo tan indispensable como respirar, algo que no podía dejarse de lado por ningún motivo.

—Amor, come una menta o tu aliento matutino me terminará de matar.

Claro que entre ellos nada sería perfecto.

— ¿Quién fue el que casi me tira la puerta abajo? — pregunta molesto, con una pequeña vena marcada en su frente. — De todos modos, no nos podemos quedar aquí.

— ¿Ah? ¿De qué hablas?

Satoru miró a sus lados para tomar la muñeca de Draken y meterlos a ambos dentro de su hogar. El rubio observó a su alrededor y entendió al instante que la idea que tenía en mente era completamente errada, dentro de la morada se encontraban todos los muebles patas arriba, la parte más tétrica era ese mural con todas las fotos de desconocidos con una misma caracerística; cabello negro y ojos grises. Satoru también tenía ese patrón y eso no hizo más que preocupar a Draken.

— ¡¿Qué mierda pasó aquí?! 

—Ken, vengo del futuro.

Como una bomba lo lanzó. Ambos se fueron a sentar para poder digerir toda la información recibida, Satoru preparó un café a ambos en lo que comenzaba a narrar la historia de su vida, cómo volvió en el tiempo, todo lo que sufrió a hizo con Draken muerto, las atrocidades que cometió por su locura, las veces que viajó y siempre lo eligió a él sobre los demás. Lo más nuevo son los Sadao e Izana, sabe que el último tuvo mucho que ver en las líneas de tiempo malas, pero su familia es algo que jamás pasó y tiene miedo.

No quiere ser separado de Draken, no ahora que tiene la oportunidad de ser feliz.

—Escapemos. — propone sin más el rubio, sorprendiendo al más bajo que lo miró consternado por la barbaridad que soltó. — Si te atrapan van a morir, no quiero perderte.

— ¿A caso eres sordo? ¿No acabas de escuchar todo lo que dije? — pregunta aterrado.

—Lo escuché y te creo porque todo encaja a la perfección con lo que vivimos. — razona serio. — En todas las líneas de tiempo... Nosotros estábamos juntos en Toman ¿No? En esta línea del tiempo todo cambió, te echaron y acabaste en Tenjiku, los Sadao, Izana... Todo es un cambio ¿No creer que nosotros nos debemos adaptar a este?

—Ken... — murmuró casi sin voz. — ¿Qué va a pasar con la Toman si nos vamos? ¿Qué hay de Mikey?

—Mi prioridad eres tú, ahora solo sé que quiero alejarme de todo y todos contigo a un lugar donde nadie nos moleste. — confiesa antes de besar los nudillos de su chico.

Eso hizo llorar al pelinegro, que se dejó consolar por el más alto en un gran abrazo. Estuvieron así hasta que el pelinegro al fin se pudo calmar un poco, el rubio subió para hacer las maletas del chico con ropa como para irse por 1 semana como mínimo. Draken planeaba estar en esa guerra por Mikey, pero si eso significaba enfrentarse a Satoru entonces no quería saber nada del conflicto, Satoru por otra parte aprovechó la soledad para recorrer la casa, entonces recordó una frase que le dijo su madre.

"Los Sadao siempre aspiramos a ser más."

—Más... ¿Qué? — se preguntó con la mirada perdida.

La cálida mano de Draken lo trajo devuelta a la realidad, cuando se vieron a los ojos nada importó en ese momento. Los astros se alinearon para que ellos pudieran estar juntos en esa vida y a Satoru eso le bastaba y sobraba, con ese sentimiento en el pecho ambos adolescentes se escaparon de la mano para ser felices, para ser libres.

Detrás de ellos dos pájaros tomaban vuelo juntos, tan libres como ellos en esos momentos.

Las cadenas desaparecieron y la puerta se abrió para Satoru, un paisaje hermoso se abría frente a él, uno donde estaba junto a Draken por toda la eternidad. Su gran amor, su único y gran amigo, su prometido, todo eso era Ken Ryuguji para él.

Su más grande tesoro.

[N/A]: Maratón por los 1k de seguidores

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[N/A]: Maratón por los 1k de seguidores. 

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𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now