Abriéndose paso a través de la tienda, Neia arribó frente a sus superiores en busca de entregar su reporte, haciendo que las miradas de todos los presentes cambiaran de alguna manera a algo más ameno.

La iglesia que veneraba al rey hechicero había crecido en influencia y tamaño dentro del reino, por lo que incluso muchos de los lideres presentes pertenecían a ésta, admirando a Neia como la principal sacerdotisa de la religión, otros la respetaban por haber tenido un papel crucial durante la anterior guerra contra el ejército demihumano, ganándose un gran apoyo por parte de las fuerzas armadas, aunque curiosamente siguiendo ganándose un particular odio por parte de uno de los mayores peces gordos.

La propia general Remedios.

-QUIÉN LE DIJO QUE PODÍA ENTRAR AQUÍ CAPITANA!?-

Estalló la general en cólera azotando su puño contra la mesa mientras regañaba a la inmutable capitana.

-General, necesitamos su reporte lo antes posible!-

-Por favor general, perdónela por ahora-

Aunque su ira era palpable, Remedios se mantuvo callada bajo la petición de sus subordinados.

-Les agradezco mis señores...pero me temo que no acarreo buenas noticias-

Nuevamente las caras de todos cambiaron para mal.

-El sector del borde inferior calló esta mañana...hay muchas bajas y ya no es posible retomar la posición...-

Mirando el mapa en la mesa, uno de los líderes militares retiró cuidadosamente un banderín verde que se elevaba en lo que parecía ser el filo del bosque en una de las partes más recónditas de la línea defensiva, pero que se encontraba peligrosamente cerca del campamento aliado.

-Tendremos que retirarnos...

Dijo uno de los comandantes mientras se frotaba los ojos de manera cansada.

-Retirarnos?...a donde exactamente?-

Nuestras defenzas se caen a pedazos...ya no es posible mantener un frente estable...no hay otra salida-

-No lo entiendes?...escogimos este bosque porque era fácil defendernos aquí, pero si nos retiramos nos atraparan en campo abierto...no hay otra opción más que pelear con todo en este lugar-

Los comandantes ahora se gritaban unos a otros mientras buscaban como sacar a flote aquella desesperada situación. Aunque el dialogo era intenso, éste fue interrumpido por la propia Neia, quien dio una noticia extra mientras compartía una idea.

-Mis señores, si me permiten-

-Claro capitana, por favor...-

Escogiendo escuchar a la capitana en vez de continuar su inútil disputa, todos callaron esperando que lo que la chica agregara no fuera algo peor de con lo que ahora lidiaban.

-Claro, durante la batalla la capitana Rouse fue herida, le dimos primeros auxilios y la llevamos a la enfermería, pero también pudimos capturar al hijo del conde Rutller, quizás podamos negociar una tregua a cambio de su liberación-

Como si la vida regresara a sus cuerpos, la mirada de los comandantes se iluminó esperanzada, pues entendían la increíble oportunidad que la capitana Baraja le había otorgado.

-Es excelente, consigan un mensajero inmediatamente!-

-Necesitamos redactar una carta ya!-

-Un caballo, consigan un caballo!-

Todos se movilizaron a la vez que le daban la instrucción a la capitana Baraja de retirarse, quien acató la orden bajo una mirada asqueada de su general.

Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now