Muchas personas dicen que la vida es una montaña rusa,
pero yo rescato el término "tren", que alguna vez mi madre me dijo.
Las personas que llegan y se van,
incluso hay unas que se toman la molestia de estar en el asiento de alado y abrir su corazón,
al punto, que su marchar en la estación que les corresponde,
independientemente de las razones,
llega a doler y a sentir un vacío que se cree que no podrá ser llenado nuevamente.En otras ocasiones hay personas en las que a veces nos obligamos a que bajen del tren,
porque nos sentimos incómodos, extraños,
y hasta más dolidos con su presencia, que sin ella.
A veces no nos damos cuenta, y en otras sentimos que nos lo merecemos.Nos lo merecemos porque,
no creemos ser las personas buenas que la gente cree que somos,
al final, cada quien carga con sus propios demonios;
la diferencia está en como estos se reflejan en nosotros al mundo.
Las sombras que nos perturban, nos convierten en monstruos,
en las peores versiones de nosotros mismos,
y sentimos la necesidad de vivir y condenarnos a un castigo eterno de infelicidad.A veces creemos que estamos sólo causando daño en alejarnos,
pero con el tiempo nos vamos dando cuenta que es lo mejor.
Nos va a doler, lloraremos, e incluso creeremos,
que no podremos seguir con ese asiento vacío a nuestro lado,
pero el tiempo es capaz de sanar los corazones rotos y yo creo en eso.Te pido perdón, si mi adiós no trajo más que dolor a tu vida.
Para mi también es difícil hacer esto,
y tener que acostumbrarme a la ausencia de alguien que estuvo a mi lado tanto tiempo.
Gracias por darme recuerdos hermosos que voy a seguir conservando en mi corazón, aunque este último no llegue a ser muy agradable de guardar.Te amo, a pesar de que nunca llegues a saberlo.