❝ CHAPTER ONE ❞

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A excepción de la camiseta y de la delicada prenda de ropa interior que abrazaba sus caderas, ella se encontraba absolutamente expuesta, demasiado vulnerable al encontrarse en su forma natural azul, pero no sentía la imperiosa necesidad de cubrirse o de cambiar de forma.

—No me mires de esa forma.

Ikaris alzó una ceja, una sonrisa nada inocente formándose en sus labios.

— ¿Cómo te estoy mirando?

—Sabes cómo.

—Aún deseo hacerte tantas cosas.

Se estremeció por completo.

—Primero tendrás que atraparme.

Moné soltó una pequeña risa antes de lanzar su libro, saltar de la cama y salir corriendo fuera de la habitación, no fue una sorpresa el que no haya logrado llegar muy lejos cuando Ikaris logró atraparla en pocos segundos y la sostuvo posesivamente por la cintura, quedando su espalda contra su pecho.

— ¡Eres un tramposo! — ella exclamó con pequeñas carcajadas.

—Y tú muy lenta.

Ella le echó una mirada sobre su hombro y vio la sonrisa arrogante en el rostro de él. Ikaris unió sus labios con los de ella mientras otorgaba tortuosas caricias en su vientre.

El hombre le dio la vuelta y la alzó, obligándola a envolver sus piernas alrededor de su torso y quedando a la misma altura. Su mano recorría su muslo y con la libre se abrió camino debajo de la camiseta blanca.

—Te odio tanto.

Él besó su cuello maliciosamente, mientras Moné le arrebataba la estorbosa camiseta.

—No es cierto, me amas.

La habitación estaba en silencio y prácticamente a oscuras

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La habitación estaba en silencio y prácticamente a oscuras. La única claridad provenía de la luz de la luna llena que atravesaba la ventana.

Moné dibujada figuras invisibles en su torso con las puntas de sus dedos, mientras escuchaba los latidos de su corazón. Se sentía protegida con sus brazos rodeándola. Ella se sentía bien, a gusto, y nunca llegó el temor de ser o verse vulnerable cerca de él.

—No te lastimé, ¿verdad? — ella preguntó preocupada. Puede ser que él fuera mucho más fuerte que ella y su piel era más resistente que el metal, y que ella tuviera un control casi perfecto sobre sus poderes, siglos de práctica habían ayudado, sin embargo, cada vez que tenían encuentros íntimos, las emociones se volvían completamente abrumadoras y su control se iba por el caño.

Él negó, plantando un beso en su cabello y acariciando su cintura con sus manos, deteniéndose en el hueso de la cadera.

Una infinidad de pensamientos y sentimientos ajenos se agolpaban en su cabeza. Ella cerró los ojos y respiró profundamente tratando de asimilarlo todo.

A diferencia de los demás Eternos, ella no había nacido con un manual insertado mentalmente en sus cabezas; conocía cómo funcionaban sus poderes, pero los Celestiales habían parecido no tomar en cuenta que los sentimientos desequilibraban todas sus habilidades. Lo que trajo como consecuencia muchos años de hafefobia, aún seguía teniendo secuelas de las veces que lastimó a alguien por rozarlo, tocarlo, darle un abrazo o un simple beso.

El anillo de diamantes en su dedo brillaba a la luz de la luna. Un símbolo innecesario de su amor, pero Ikaris sabía cuánto amaba las cosas brillantes y cuando él se lo entregó, simplemente no pudo negarse.

— Te amo — quiso decirle algo más, cualquier cosa que explicara cómo se sentía en aquel momento; su felicidad, sus miedos, sus inseguridades, todo, pero tenía el corazón atragantado y no pudo decir más que aquellas dos palabras.

—Te amo, también.

A la mañana siguiente, Ikaris abrió los ojos ante los brillantes rayos de sol que se filtraban por la mañana

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A la mañana siguiente, Ikaris abrió los ojos ante los brillantes rayos de sol que se filtraban por la mañana. Inmediatamente notó la falta de calor proveniente de su compañera de cama, agudizó su oído en busca del reconfortante sonido de los latidos de corazón ajeno, pero no escuchó nada.

Se sentó en la cama, tratando de mantener la cabeza fría y calmada. Al desviar la mirada nota un pequeño papel acomodado sobre la almohada vacía.

La tomó y un nudo se formó en su garganta cuando sus temores fueron confirmados. Escritas en una elegante caligrafía, se encontraban las palabras que declaraban que ahora estaba solo.

'Lo siento.'

'

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𝐅𝐀𝐈𝐓𝐇 ▬ MARVEL UNIVERSEWhere stories live. Discover now