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Narra Aizawa

Esto está siendo algo, no, bastante tedioso.

— Bueno papá, esto sería todo, Hitoshi senpai vendrá luego — dijo Eri terminando de llenar la nevera y las alacenas — tienes comida instantánea, galletas, purés de frutas y agua embotellada — dijo mientras apuntaba con en donde había dejado todo — más o menos...lo arreglé como mamá lo hacía — se volteó tenía una mirada decaída.

De todos los hijos que tuvimos creo que ella fue la que menos superó la muerte de Emi. Y no la culpo, no conoció a su madre cuando ya la había tachado de "monstruo".

— Ven — abrí mis brazos y ella puso una cara de rendición, acercándose a mi arrastrando un poco los pies para poder abrazarme — recuerdo cuando tenías 5 años — dije para besar su cabeza.

— Pero a los 5 apenas te llegaba a las rodillas — dijo levantando su rostro y apoyo su mentón en mi pecho.

— Si...pero no has crecido tanto — frunció el seño fingiendo estar molesta para que luego una sonrisa se formará en sus labios, terminó riendo a carcajadas.

Recuerdo cuando Emi nos veía enternecida y empezaba a grabarnos y tomarnos miles de fotos. Siempre fuí alguien seco y poco agradable a la vista de los demás, sin embargo mis amigos, esposa, ex-estudiantes e hijos vieron algo en mi...no se que fue pero lo vieron.

— Debes irte a trabajar — recordé.

— No quiero — hizo un puchero — no quiero dejarte solo.

— Estaré bien, después de todo Hitoshi vendrá — empecé a caminar hacía la salida, ella no colaboraba y se me hacía más difícil la tarea así que la cargué, grito por la sorpresa del movimiento.

— ¡Papá! ¿¡Me estás corriendo?! — grito ofendida al ver que la llevaba a la salida.

— Si y no — dije antes de dejarla en el suelo de nuevo — si: porque debes trabajar y yo no soy quién para que no vallas a trabajar y no: porque siempre puedes venir a acompañarme no a hacerme las compras.

— Papá estás delicado no debes salir — se puso completamente seria...a veces odio que adoptase mi forma de querer intimidar o amenazar, no combina con su personalidad.

— Trabajo — recordé para librarme de esa mira.

— ¿Y si te dijera que en el trabajo está mi novio?, ¿Cambiarías de opinión? — y aquí está lo que adoptó de Emi, manipuladora a más no poder.

— Debes ir.... igualmente sabes que no me quedaré de brazos cruzados — me observó frustrada — además, sabes que usaré mi equipo de captura para seguirte al trabajo sin necesidad de que me veas y sabes que le daré una paliza — abrió sus ojos como platos.

— Bueno ya voy...y no tengo novio... aún — eso último lo dijo bajito.

— ¿Que dijiste? — se que en algún momento debe enamorarse, pero todavía no he muerto así que todavía no puede tener novio...espero que no cometa el error de fijarse en un charlatán.

— Que te quiero mañana te visitaré encerio — suspiré y asentí — Come, o casi lo olvido, Hitoshi senpai vendrá en una hora imedia — advirtió antes de irse.

— Con el retrazo que tuvo yo diría que en una hora — fuí a la cosina y busque un puré.

Tenía hambre, recuerdo los regalos de Emi ante estas cosas.

Flashback.

Me encontraba sentado en la banca del parque cercano de mis patrullas, era tarde, comía (o más bien tragaba) un puré en bolsa  mientras esperaba a que hiciese la hora de mi patrullaje.  Gente venía e iba, no había nada interesante, solo el ajetreo del desespero por abandonar los trabajos e ir a los hogares a descansar.

— No sabía que tenías 5 años — Dios, esa voz.

— No los tengo Joke — hablé sin sacar la boquita el la bolsa de puré.

— ¿No? — dijo con un tono de voz irónico — ¿Entonces a qué se debe es-to? — dijo para señalar la bolsa de lo que tragaba.

— Tengo hambre — dije tranquilo, observé de reojo que se sentaba a mi lado — ¿No se acabó tu turno?, Vete a casa — dije hostil, con la esperanza de que ella se fuera.

— No sabía que...eso contaba como comida — dijo viendo con algo de asco la bolsa, pero no borró su sonrisa — y respondiendo tu pregunta, si se acabó mi turno pero todavía no voy a irme.

No le respondí, no sé si fue por fastidiarme (al inicio) pero imitó la forma como me sentaba colocó su pantorrilla derecha sobre la rodilla de su pierna contraria.

— ¿No tienes algo mejor que hacer que imitarme? — dije retirando el pico de la bolsa de puré.

— No, no tengo otra cosa que hacer — dijo con diversión y ahora colocó su brazo izquierdo en el borde del respaldo de del banco. Permanecimos en silencio unos minutos volví a comer del puré — ¿No quieres...comer algo sólido? — aparentemente le era de mucho desagrado el verme comer puré.

— No puedo — no se porque dije que no podía, si podía, pero me salió así.

— ¿No puedes?, ¿Que tienes?, ¿Alguna sensibilidad dental? o ¿Alguna molestia en la boca? — me sorprendió el que se preocupara por mi, no parecía haber malicia o burla en su rostro, incluso su sonrisa disminuyó tanto solo había una disimulada curva en sus labios. Terminé el puré cerré la boquilla y arrugue el empaque esperando un poco para botarlo en alguna papelera cercana.

— Simplemente no puedo...punto — dije hostil, no se porqué pero me tenía nervioso su presencia.

— ¿Por que? — Dios que mujer tan insistente.

— Porque no puedo.

— ¿Por qué?

— Porque no y ya — dije ya bastante molesto.

No sé inmutó solo vió de derecha a izquierda unas dos veces. No me había dado cuenta de que el ajetreo bajó a solo una que otra persona en la calle. Con solo ese descuido de mi parte ella tomó mis sintas y me besó, todo eso fué el menos de 10 segundos, por el susto coloqué ambos pies sobre el suelo frenéticamente y mis brazos abandonaron el filo del respaldo y se posaron sobre su cintura con la intención de alejarla. Pero por supuesto, la cosa no quedaba allí el beso tubo movimiento, hubo un impulso en mí y le correspondí todo hiba bien hasta metió su lengua en mi boca, su lengua recorrió toda mi boca cuando se separó de mí, que en ese momento estaba en estado de shock.
Me
— No te quejaste en ningún momento, eso quiere decir que solo te gusta el puré de frutas que es para niños — seguía en shock, ella se levantó y se acercó a mi, la distancia era casi nula — y tranquilo, no le diré a nadie que nos besamos — dijo para volver a hacerlo — 2 veces — se separó y se dió la vuelta — ¡Suerte en tu patrullaje! — dijo sin voltearse. Seguí en shock por lo menos una hora.

Fin del flashback.

Nunca hablamos de ese beso, ni siquiera después de casados supongo que lo olvido, ya que después de ese día me trataba igual que antes. La extraño.

Salí de mis pensamientos tras escuchar que alguien tocó la puerta. Seguramente era Shinso.

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