Zhan se siente feliz y su radiante sonrisa es una prueba de ello, y el estar sentado en este hermoso café en el corazón de la capital italiana, junto al chico que está seguro es su verdadera alma gemela hace que todo sea perfecto, pero nada en esta vida es perfecto y está a punto de enfrentarse a esa realidad, Zhan sigue inmerso en su burbuja de amor sin saber que su «amo» está sentado unas cuantas mesas alejadas observándolo, el Shinigami sonríe sabiendo que es la hora de reclamar lo que le pertenece, cuando el mesero se acerca, el ente sin decir palabra alguna le entrega la servilleta que lleva escrita una nota, el humano solo mira sus ojos y asiente tomando el trozo de tela dirigiéndose a donde esta Zhan, y el mesero también si pronunciar palabra le entrega la servilleta, Zhan ve que lleva algo escrito, cuando lee el color de sus mejillas abandona su rostro sabiendo que ha llegado la hora de cumplir su parte del pacto, pero aun así trata de huir, se levanta, toma de la mano a Wallace y camina apresurado para alejarse de la cafetería sin mirar atrás, aún lleva la servilleta en la mano y la leyenda en esta resuena en su cabeza:
«Jamás podrás engañar a la muerte y tal vez no te guste el rumbo de las cosas»
Cuando Zhan aceptó el pacto no analizó bien esas palabras, según él, tendría tiempo de disfrutar de su alma gemela, pero acepta que el Shinigami nunca dijo eso, él dijo que tendría el tiempo necesario para encontrarla y eso se había cumplido: lo ha encontrado, pero no puede quedarse con él...
El Segador de Almas sonríe de manera ladina mientras tamborilea sus dedos sobre la mesa, cuando ve que Zhan trata de huir, se levanta, abotona su fina chaqueta de color negro y comienza a seguir a su hermoso humano. —Que comience el juego...
Zhan camina a toda prisa sin soltar la mano de Wallace quien al verlo tan asustado se preocupa.
— ¿Qué sucede, Zhan? —pregunta el hombre sin dejar de caminar.
—Nada, es solo que creo que es mejor que regresemos al hotel —responde Zhan tratando de esconder su nerviosismo.
Zhan se detiene de golpe cuando escucha la voz del Shinigami en su cabeza.
«¿A dónde crees que vas, Zhan?»
— ¿Qué sucede? Creí que tenías prisa —le dice Wallace al ver el abrupto cambio en Zhan.
—Es solo que acabo de recordar que debo hacer algo.
— ¿Qué cosa?
— ¡Solo algo, Wallace! Así que ve tu primero, espérame en el hotel.
— ¿Estás seguro? Te ves un poco nervioso.
—Estoy seguro, estoy bien, no te preocupes te veré en el hotel.
Zhan entonces da media vuelta y comienza a caminar por las calles de Roma, sin rumbo fijo en un intento por despistar a la muerte, su respiración es agitada y su corazón late muy rápido, en su desesperación por huir pierde el rumbo y de repente se encuentra en un callejón, se detiene de golpe y gira en su eje tratando de ubicarse, el callejón no es tenebroso, al contrario, es una muestra de la hermosa arquitectura clásica europea, incluso parece una hermosa pintura dado los bellos colores que el atardecer está dejando; panorama que cambia de inmediato porque es como si la noche cayera de repente, todo está a oscuras y la temperatura baja estrepitosamente, las manos de Zhan se ponen heladas y vaho sale de su boca, y a sus espaldas el eco de pasos comienzan a sonar, alguien se acerca, lo sabe, y no puede hacer nada al respecto, está completamente paralizado, trata de voltearse para ver quien se acerca, aunque en el fondo sabe muy bien de quién se trata.
