Ahora todo es distinto, Bea es un poco más sociable pero hay un pequeño problemita en el cual ella a empezado a crecer…

“¡Buenas¡”

Rosa escuchó que llamaban en la puerta de su floristería, ella caminó rápidamente para ver de qué se trataba y se sorprendió al ver quién era.

—¡Buenos días señora Rosa! —Una niña pelirroja de 13 años estaba frente a la recepción de su tienda, algo que no era normal ya que su tienda no estaba abierta.

Rosa veía de pies a cabeza a la niña pelirroja, no era tan difícil ya que Rosa es una mujer muy alta y la diferencia entre las dos era muy amplia.

—Hola, Jessie... —Saludó algo sorprendida pues vió que la niña estaba llena de rasguños y moretones.

Jessie llevaba su ropa habitual, solo que ahora tenía puesto una chaqueta de cuero, color negro, la pelirroja tenía sus manos dentro de las bolsas laterales y en su espalda su tierna mochila de perrito. La niña tenía una amplia y radiante sonrisa que dejaba el color rojo de sus grandes cachetes.

—¿Qué de te ofrece pequeña? —Rosa le preguntaba amablemente aunque si estaba algo molesta por la forma en la que ella entró, además Rosa dentro de ella había un raro sentimiento que le decía que Jessie era de las personas con la cual es mejor no tratar, era algo raro ya que Jessie aún era una niña.

Jessie no la dejaba de ver con esa gran mirada y esa sonrisa que mientras más la quedabas viendo se volvía algo tétrica, Jessie sacó sus manos de sus bolsas y las colocó detrás de su espalda, ella caminaba rondando por el local viendo las Flores que rosa vendía y uno que otro arreglo que estaba decorando el establecimiento.

—A mi mamá y a Nani le gustaron sus rosas. —Jessie habló estando de espalda a Rosa.

Rosa no dejó de seguir con su mirada cada paso que la pequeña peliroja daba, era como si cada paso fuera matemáticamente pensado, ¿Cómo así? Pues sus pasos llevaban un orden que la hizo medir todo ese pequeño lugar, en pocas palabras Jessie trazó un espacio en los pasos que dió.

Rosa sabía que esa niña era muy inteligente, era sabido por todos que su intelecto superaba al normal, aunque ella no parecía sacar pecho con eso, podría hacerlo y tener bases para decir que ella es una genio, Jessie a su corta edad ha mostrado que la robótica para ella es algo simple, a su corta edad hizo una torreta que la defiende y dicha torreta muestra señas de comprender, analizar y expresar sentimientos, eso es algo que pareciera simple pero algo muy complejo de entender realmente está fuera de nuestro pensamiento común.

Pero en Jessie había una muy extraña humildad que te hacía pensar que era una buena chica, pero bajo un ojo muy despierto podrías darte cuenta que esa niña escondía algo y Rosa de había dado cuenta de eso.

Rosa aclaró su garganta y le respondió con la misma amabilidad que la caracterizaba

—Oh, es algo lindo saber que a tu mamá le gustaron, a ella nunca le interesaba esas cosas.

Jessie caminó midiendo sus pasos y se posó frente a la entrada de la tienda, aún no le daba la espalda, la niña tenía entrelazadas sus manos detrás de su espalda y de nuevo habló.

—A mi también. —Rosa veía algo extrañada a la niña iba a preguntar pero Jessie levantó un poco más la voz—.nunca me gustaron la flores, es más sino fuera por su importancia en nuestras vidas por mi parte las destruiría, aunque… he de admitir que me interesa mucho su planta que carga cuando va a entrar en los mapas.

Rosa no se sorprendió sabía que a esa niña no le gustaba casi nada y por eso habló con ella nuevamente.

—Es raro ver a una niña que diga que no le gusten las flores, a mi de pequeña me gustaba sembrar girasoles. —Rosa se movió de dónde estaba y tomó un arreglo que estaba en su estante y lo puso en un mostrador.

Solo son negocios.Where stories live. Discover now