"Ella es bonita." Dije, cansándome de mi propio silencio. "Es hermosa y es... Es mujer. A tu madre le gusta ella para ti ¿No? Es como... Perfecta."

"No, tú eres el omega perfecto." Hizo una pausa. "Demonios, eres mi omega perfecto y te quiero a ti y solo a ti en mi vida."

 Mordí mi labio, evitando hacer algún comentario tonto, queriendo aclarar mi cabeza parapreguntarle solo lo realmente necesario y deseando tanto controlar mi corazón, rogándoleal cielo que me de fuerzas para no abrirle la puerta y terminar lanzándome a sus brazos, pidiéndole que nunca me deje.

Él nos hace daño. Pero es a él a quien más amamos.

 "¿La llamaste?" Murmuré, notando, segundos después, lo bajo que había hablado y que seguro él no había podido oírme. "¿Tú le dijiste que... Que querías verla? Eso de madurar...Eso."

"No, claro que no. Joder, mi pequeño ¿Cómo puedes creer que yo haría algo como eso?" Silencié, esperando que continúe. "Sé que quizás soy algo... Insensible o... Torpe y no te mentiré, no fue hasta que llegué a mi penthouse que noté la razón de tu enojo y que no se trataba de Dottore o de algo más, sino de mis propias palabras. Soy un alfa muy estúpidopor no sentir que algo malo estaba pasando con mi omega."

"No es tu culpa." Susurré. "Tú... No puedes leer mi mente."

 "Algún día podremos leernos la mente mutuamente, ya sabes, como los soulmates de loscuentos."

"Eso no se puede."

 "¿Por qué? Hasta hace un tiempo no creías ni en las almas gemelas." Bufé, cerrando los ojos suavemente.

"No te gustará mi mente." Sonreí amargamente. "Es todo un alboroto aquí, un desordenentre dolor, ideas, pensamientos, miedos... No hay nada bueno."

 "Yo me encargaré de arreglar todo eso, bebé."

"Xiao... No hagas esto."

"¿Hacer qué?"

"Hablarme como si lo nuestro fuera para siempre." Sentí un agudo dolor en el pecho, encogiéndome más en mi lugar, mientras mi vista se nublaba, cubriéndose con las lágrimas que amenazaban con salir nuevamente. "No hagas que te ame más... Por favor, me hace daño."

"Te prometo que dejará de doler si abres la puerta, bebé."

<3

Hundí aún más mi cabeza en el espacio entre su cuello y su hombro, dejando que mi narizse roce con su piel, sintiendo su cuerpo tensarse ligeramente, sabía que era muy cosquilloso justo en esa zona. Su brazo me atrajo más por la cintura y Bennett se quejó en sueños, estirándose para conseguir más espacio justo en medio de nuestros cuerpos. 

No hacía mucho que Jean se había ido y Xiao tomó un baño, vistiéndose con alguna desus ropas que habría dejado en sus visitas anteriores, apenas con un pantalón para acurrucarse en mi cama junto a mí y mi pequeño. Sinceramente, esa posición sería algo incomoda de no ser porque por suerte mi cama era lo suficientemente grande y Bennett se veía feliz recibiendo el calor de nuestros costados, aunque cuando lo apretábamos demasiado, se hacía su espacio, con un gesto de fastidio en su pequeño rostro. 

"¿En qué pensabas quedándote bajo la lluvia así como así? Eres un tonto."

"No podía permitir que siguieras enojado conmigo." Él se encogió de hombros. "Un poco delluvia no va a matarme, el temor que sentí al pensar que me odiabas era lo que realmente me estaba volviendo loco."

"No puedo odiarte." Besé su clavícula, soltando un pequeño ronroneo, sintiendo a mi omegaquerer salir y frotarse contra Xiao, llenarnos de su olor, además de confirmar que él huela solo a nosotros. "Nunca podría."

the perfect omega ; xiaovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora