Prólogo

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Maldito universo:

Prefiero la noche al día, la mayoría de depredadores lo hacemos. Es nuestra posibilidad de cazar presas débiles, de escondernos y tener ventaja, incluso de huir si alguien nos persigue. Por desgracia ahora soy la presa, no el depredador.

Hacer un trato con Katherine Pierce es una acto suicida, nunca se obtiene nada salvo una muerte segura causada por sus lacayos, ese es exactamente mi caso.

¿A dónde voy? Ni idea,¿Que busco? Sobrevivir ¿Quién soy? ¡La pregunta del millón! Y ahora después de lo que creí seria mi salvación, y me rebaje a rogarle por protección al híbrido original, estoy sola en una gasolinera esperando lo que seguro será una masacre de la cual solo uno va a salir vivo, y ya me hice a la idea de que no seré yo.

¿Que paso con el trato de Klaus Mikaelson? Simple, seguramente supo que no tenía información que fuera conveniente y ni siquiera vino a reunirse conmigo, eso es justo lo que me gano por ser quien soy, y no haber guardado una pizca de lealtad a quienes me ayudaron. Pero como sea, esta soy yo y eso nada puede cambiarlo.

Hayley Marshall.
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Termino de escribir lo que seguramente serán mis ultimas palabras y salgo de la tienda intentando encontrar una manera de sobrevivir a el sicario de Katherine. Como cualquier día las calles de están solas pero siento los pasos de lo que seguro será la causa de mi muerte acercándose mas y mas.

-Hayley...- escucho la desagradable voz del vampiro que viene a matarme- no fue tan difícil encontrarte.

Saca sus colmillos y se acerca a mi, puedo intentar correr, pero se que no será suficiente, se acerca a mi y me lanza contra un camión, y justo cuando pienso que todo va a acabarse...

-Cuidado amigo- dice una voz sujetando al hombre que intentó matarme- esa no es la forma de tratar una dama.
Muerde su cuello y se alimenta de su sangre, saciándose de ella para después soltarlo y dejarlo marchar con el veneno licántropo en su sistema.
-¿Klaus?- preguntó dudosa al mirarlo a los ojos y reconocerlo- ¿Que estas haciendo aquí? ¿Reconsideraste lo del trato?
-¿Sabes quien soy?- me pregunta desesperadamente.
-¿Acaso tu no?- lo miro dudosa sin entender muy bien lo que esta pasando- Mira no se de que hablas, pero si vienes por la información te aseguro que aun estoy dispuesta a dártela... como ves necesito protección.

-Dices que me conoces...- empieza otra vez haciéndome dudar de su cordura-Desperté hace un par de kilómetros.... Y sentí... Sentí esta hambre... ¿Por qué no recuerdo nada? ¿Por qué me alimento de esto....- dice señalando la sangre que nos rodea y que está alrededor de su boca- ¿Que me pasa?... ¿Que soy?...

Y solo cuando termina de hablar me percato de como esta vestido y del desagradable olor a basura que tiene y puedo sentir desde aquí. Su ropa esta desgastada, y parece que hubiera estado hace poco en un incendio, Fisicamente da pena. Su rostro esta sucio, y la barba de días sin rasurar es muy notoria, su cabello desordenado y opaco, parece mas pálido y ligeramente enfermo. Ante cualquiera pasaría como un indigente.

No desprende su común aire de grandeza y arrogancia. Ni siquiera su presencia intimida. Se ve débil, patético, y tan frágil y asustado que incluso lo único que siento es una gran sensación de pesar que me hace pensar en ser solidaria con el y ayudarlo en su momento de mayor debilidad.

-Por favor.... Solo dime quien soy- voz se apaga y me mira con ojos repletos de lagrimas. Abro mi boca intentando decir algo pero el sonido de pisadas me hacen reaccionar y darme cuenta que seguimos en medio de la calle.

-Te lo diré todo- las pisadas se hacen mas continuas dándome a entender que debemos movernos rápido- pero primero debemos irnos.
Antes de que pueda protestar tomo su brazo y lo dirijo hasta mi auto.

The original sinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora