—Para empezar mis únicos fetiches son con Ken, — aclara ofendido, el otro hizo un gesto de asco y se ganó un golpe con una almohada. — y estoy intentando darle un uso a estás ropas. Touya se va a travestir.

— ¿Por qué lo obligas a hacer algo así? — acusa Yuzuha, pensando que ese es el motivo por el que los llamó tan asustado el rubio.

—En realidad...

Touya defendió a su superior, aclarando que se había asustado porque el mayor perdió la cabeza y se comportaba muy raro al cantar letras sádicas y a bailar de forma extraña. Luego les explicaron por qué quería travestirlo y fue que el resto decidió ayudar, pero para eso necesitaban ayuda profesional de alguien que sabe perfectamente de esas cosas.

Efectivamente, apenas Mitsuya llegó se llevó el infarto de su vida por ver tanta tela hermosa maltratada y dejada en el suelo como basura. Él no necesitó contexto, es más, todos veían lo feliz que estaba por confeccionar ropa femenina para un cuerpo masculino y halagó mucho a Touya por la figura tan curva que este tenía.

—Si los Haitani no te quieren luego de verte con esa falda yo mismo te llevaré a casa con mamá. — silba coqueto Baji, que solamente ganó un golpe de la castaña y del pelinegro por ser idiota.

Kazutora se sentía muy ajeno a todo ese ambiente tan amistoso, es más, se sentía demasiado apartado. Todos se comportaban muy amistosos y felices entre ellos, él aún intentaba procesar que la mayoría ahí era homosexual, pero lejos de eso también intentaba entender por qué era necesario que ese adorable algodón amarillo salga con esos tipos sádicos.

Se alejó de ellos para recorrer la casa, cuando estuvo caminando por los pasillos notó aquel extraño frío de la soledad y se sorprendió por el pequeño santuario que guardaba recelosamente Satoru frente a la habitación de sus madres. El bicolor sólo tuvo que unir hilos cuando fisgoneo en la habitación de estás que verdaderamente hace muchos años no pisan esa casa, pero algo atrapó por completo su curiosidad y era aquel pizarrón con muchas palabras escritas con marcador negro y algunas encerradas en círculos rojos.

No pudo ir más allá para leer mejor porque la puerta se cerró de golpe frente a sus narices y cuando retrocedió un poco por el susto chocó su espalda con un duro pectoral que le hizo tensar el cuerpo demasiado.

Kazutora le teme a Satoru, porque sólo él sabe lo peligroso que puede ser aquel pelinegro si llega a pelear con gente más fuerte que él. Sadao nunca perdió una pelea y todo es gracias a ese terrorífico don que le permite aprender y copiar el estilo de pelea de aquellos más fuertes. El único que pudo someterlo bailaba capoeira, ahora vive sus días en cama porque el Sadao le rompió las piernas en ese mismo combate.

— ¿Buscabas algo, Tora? — pregunta lento, con voz grave que no hizo más que aumentar su miedo.

Le recordaba horrible a su padre. Por eso le tiene tanto miedo.

—Y-yo... De verdad lo sien-

Se sorprendió cuando sintió una inmensa calidez al ser abrazado por él. No se dio cuenta que estaba llorando hasta que los mocos comenzaron a impedirle respirar normalmente, también porque la playera oscura del más alto se sentía demasiado húmeda. Claro, ahora lo recuerda, Satoru le hace sentir tanto bien como muy mal dependiendo de su actitud porque enojado le recuerda a sus traumas de infancia, pero cuando es cálido y amable puede llegar a sentir que de verdad nada malo podría pasarle si lo sigue fielmente.

Ahora recuerda por qué fue su perra durante un tiempo.

—No es tu culpa, nada de lo que pasó fue tu culpa. — susurra en su oído, sonrió cuando el otro se aferró a él con fuerza en busca de más refugio y acarició dulcemente sus cabellos. — Shh, ya estás a salvo. Nada te va a pasar si te quedas con nosotros.

— ¿Lo prometes?

—Mhm, haré el esfuerzo, sí. — se separó del otro para arrastrarlo al baño y limpiar su rostro. — Ya no tienes que ir ahí, Tora. No estás solo, nunca lo estuviste y jamás lo estarás, no mientras yo viva.

Eso le hizo borrar por completo la mala imagen que tenía de Satoru. Su esperanza creció y, por muy mal que suene, decidió aferrarse con todas sus fuerzas a ese salvavidas. Satoru le trajo nuevas esperanzas al bicolor y este lo seguirá fielmente hasta el final.

Minutos después, Kazutora se integró al equipo para dar su opinión masculina de la ropa, más tarde cuando todos tomaron un descanso se encontró hablando demasiado feliz y entusiasmado con Touya y Yuzuha. De lejos Baji, Satoru y Mitsuya veían la escena con una enorme sonrisa y felicidad por su viejo amigo.

—No sé qué es lo que tramas... Pero tienes todo mi apoyo. — le hace saber el pelo plateado mientras le palmea el hombro al más alto.

—Viniendo de ti me hace demasiado feliz... — agradece el Sadao antes de ponerse serio. — Ken... ¿Te dijo algo...?

—... No, sé que tiene ganas de hablar del tema, pero sabes que la presión hacia los homosexuales es demasiado fuerte en este país.

—Lo sé...

País de mierda, primer mundo mis huevos. Insulta internamente el pelinegro que guía a los otros dos hacía la cocina para hablar con más privacidad del tema. El ambiente entre los tres se puso serio y es que había un tema muy importante que tratar con respecto a la Toman.

—Mikey quiere hablar con los dos, es sobre lo que pasó en el Bloody Halloween. — avisa serio el de cejas dobles.

—Entiendo de mí, pero ¿Por qué Tochan? — pregunta muy confundido el pelinegro.

Satoru tampoco lo sabía, pero es algo que pronto averiguará. No sabe el por qué, pero algo muy dentro suyo le advierte que será algo que hará su plan ir de mal en peor.

La mochila se vuelve más pesada.

La mochila se vuelve más pesada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now