Capítulo 58 -El tampoco es un Dios.

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—¡Hermano! ¡Hermano!

El callejón estaba tranquilo, Xie Xue estaba sentada en un pequeño taburete frente a la casa, tan pronto como vio a Xie Qingcheng, voló hacia él. Sus noventa libras de peso de estamparon contra él, y la ya dolorosa espalda de Xie Qingcheng fue casi rota por ella, ella dio dos pasos hacia atrás.
Normalmente, su hermano mayor sería capaz de atraparla con una mano como si nada e incluso levantarla por un buen rato, pero ahora Xie Qingcheng ni siquiera podía resistir esta embestida. Xie Xue se apartó y miró hacía el con los ojos enrojecidos: ¿Ge, qué es lo que te pasa? ¿No te sientes bien?

— ... Estoy bien
Xie Qingcheng tosió ligeramente
—No estaba bien parado

Chen Man también se acercó:

—Hermano Xie.

Los vecinos estaban todos en el patio, tíos y tías, apantallando los abanicos y espantando las moscas, y cuando vieron que Xie Qingcheng había vuelto, todos lo miraron. Nadie dijo nada.
La tía Li estaba sentada bajo el viejo alcanforero con su pijama floreado, secándose las lágrimas, un par de viejas sandalias puestas al revés colgaban de sus pies. Xie Qingcheng abrazó a Xie Xue, acariciando tranquilamente la cabeza y la espalda de la niña, y miró a su alrededor: debido a la afluencia de cibernautas que grababan vídeos, el callejón, que nunca había estado deteriorado, sino que era tranquilo y elegante, era un caos, con las macetas del tío Liu destrozadas, la valla de la tía Zhao arrancada, e incluso la casita del husky traída por el hijo de la hermana Wang de la casa de al lado, había sido aplastada en un montón de madera podrida.

El perro estaba de pie junto a ella, probablemente todavía en estado de shock, y hasta ahora no se había movido. Se preguntaba:¿No que él era el rey de la desmantelación de casas? ¿Cómo podía esta gente ser aún más brutal que él, derribando su casa de perro?  Lo que resultaba aún más chocante era que las paredes y las ventanas de la casa de Xie y de las dos casas circundantes habían sido salpicadas con pintura de aspecto sanguinolento y alguien había escrito la palabra "Fuera" con pintura de aerosol de color escarlata de forma distorsionada y chocante.

Aún así la fortaleza psicológica de Xie Qingcheng era realmente buena. Enfrentándose a este tipo de situación, no se dejó abatir. Ni siquiera le impactó demasiado la escena- es cierto que, después de lo que había experimentado anoche, no había nada que pudiera estimularle ahora.
Sólo sintió pena por los demás y, tras un largo silencio, se volvió hacia los vecinos del patio que estaban silenciosos y dijo:

—Lo siento. Siento haberles ocasionado molestias

La brisa del atardecer corría por el patio, pasando entre los nísperos, la hiedra y los camisones y pijamas de los viejos tíos..Después de un largo rato

— Pequeño Xie ah...

La abuela Zhang tomó la palabra.
Xie Qingcheng no respondió, pensó que llamaba a Xie Xue. Hacía años que sus vecinos no le llamaban Pequeño Xie, la gente le consideraba frío y poderoso, y le llamaban Profesor Xie, Dr. Xie.

Pequeño Xie había sido el nombre que él usó sólo cuando estudiaba.
Sólo cuando la abuela Zhang se acercó a él, temblorosa, y extendió su vieja mano, parecida a una corteza, agarrándose a su brazo, se dio cuenta de que era a él a quien llamaba.

— Esto, Xiao Xie ah, no tengas miedo.... Todos pusimos nuestros teléfonos dentro de la casa, nadie los tiene consigo, nadie aquí te filmará para hacerte daño...

Xie Qingcheng estaba aturdido.
Sólo ahora vio que los viejos ojos nublados de la abuela de Zhang estaban llenos de lágrimas de preocupación.

—Está bien buen chico, vete a casa y descansa bien, hay policías afuera, ellos no pueden entrar, nosotros limpiaremos el patio...  No te preocupes, está bien, está bien

Libro de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now