la pesadilla de geordo

421 39 3
                                    


-narrado por Geordo-

El liquido rojo y espeso corría por el filo de mi espada mientras que María temblaba a mi espalda, sus ojos reflejaban horror mientras que con sus manos cubría su boca como si tratara de no gritar. Volví a ver mi arma que salpicaba al suelo  y mientras mis ojos recorrían temblando al cuerpo que bañaba con sangra los pasillos de la academia; observé con mis propios ojos el cuerpo Catarina con una herida mortal en el pecho tirada en el suelo.

Corrí y me arrodille a su lado mientras la levantaba he intentaba detener la hemorragia con desesperación, grite por ayuda  pero era inútil la herida era una sentencia de muerte segura en su pecho. Catarina abrió por ultima vez sus ojos mientras me miraba con miedo y susurraba algo que jamás llegue a entender. su cuerpo perdió calor y el color termino de desaparecer de sus mejillas mientras reposaba en mis brazos.

-la mataste...mataste a Catarina. 

María parecía estar en shock mientras decía aquellas palabras y desaparecía en la oscuridad que nos absorbía. acaricie con mi mano ensangrentada el rostro de Catarina mientras las lagrimas corrían por mi rostro ...

Abrí los ojos y me senté en la cama de golpe mientras trataba de calmarme. Mis manos temblaban y  aunque estuviera despierto y en mi alcoba podía sentir el liquido rojo y caliente correr por ellas. Aunque estuvieran limpias y sin muestra alguna de aquel pecado.

Cerré los ojos y apreté tanto mis dientes que rechinaron. Intente pensar en otra cosa; como Catarina en su huerto o trepando algún árbol, leyendo a mi lado o simplemente comiendo un pastel... pero todo era inútil en cuento miraba su rostro la palidez causada por la perdida de sangre y el miedo en su mirada hacia que volviera a aquel momento de la pesadilla.

Me puse de pie e intente salir de mi habitación, pero me contuve... no podía llegar a su recamara en medio de la noche, aunque así lo quisiera todos los sirvientes me lo impedirían por un sinfín de razones.

Fui a la ventana y la abrí para que el frio viento de la noche me calmara... al amanecer podría salir e ir a verla. Tan sana y salva como cada mañana, con aquella sonrisa de niña y miraba brillante... con aquella vida que jamás le arrebataría.

-Yo jamás podría dañar a Catarina- susurre para que el viento se llevara aquella promesa... solo había sido una pesadilla, una terrible y aborrecible pesadilla. Pero al final no dejaba de ser aquello, un sueño desagradable sin significado alguno o propósito más haya de perturbarme en mi descanso.

Cuando vi salir el alba y el sol corono el cielo Sali corriendo sin explicación alguna a mis sirvientes. No podía esperar mas debía verla sana, salva, feliz y viva...

Cuando llegue a los dormitorios de las chicas y toque por fin la puerta de la recamara de Catarina, Anne me abrió la puerta sorprendida por mi visita sin previo aviso. En sus manos llevaba un canasto de ropa sucia y ensila de todas aquellas prendas un pañuelo lleno de sangre hizo que retrocediera un paso con terror.

-Principe Geordo...

No deje que continuara simplemente entre lo mas pronto que pude a La recamara de la habitación saltándome cualquier protocolo o permiso. Catarina estaba sentada en su cama viendo hacia el techo mientras apretaba su nariz con un pañuelo.

-Anne...GEORDO-SAMA!- Catarina se puso de pie de golpe pero termino sentándose otra vez mareada por eso. Corrí a ella para auxiliarla y ver que había ocurrido en realidad.

-Catarina...-no sabia ni que decir tenia la garganta seca con un nudo infinito atascado en ella, recorrí con mi mirada todo su cuerpo deteniéndome en su pecho buscando alguna herida o señal de que atendida de ella pero mas haya de unos pequeños raspones en los brazos y rostro lo mas grabe era su nariz que no paraba de sangrar.

-¿paso algo?, Geordo-sama. Por que su visitan tan temprano y sin anuncio.

Anne entro aun con la misma canasta en mano mientras nos miraba confundida como sino supiera que hacer o decir ante la situación que la superaba.

-¿Qué paso?-le pregunte mas brusco de lo que pretendía haciendo que casi botaba lo que tenía en mano.

-la señorita Catarina se resbalo y cayó de cara cuando volvía de su huerto esta mañana... su nariz no a dejado de sangrar por lo que iba a llamar a la enfermera justo ahora.

-No, ve por el médico. -fue todo lo que dije antes de tomar otro pañuelo y cambiar el que tenia en la nariz Catarina por este.

No escuche nada mas que los pasos apresurados de Anne saliendo de la recamara.

-Anne no tuvo la culpa...fue un descuido mío- Catarina me miraba algo asustada. Cerré los ojos ya que lo que menos deseaba era ver aquella mirada justamente.

-lo siento.

-no tienes que disculparte... no hiciste nada malo. Solo no seas brusco con Anne. Ella no cometió ningún error.

-lo siento....

-Geordo-sama-Catatina tomo mi mano que sostenía en su nariz mientras me sonreía -no respiro.

Solté de inmediato su nariz y mi mano comenzó a temblar... la había lastimado. Cuando había prometido que jamás lo haría.

-¿paso algo?...

-nada. Solo...

Catarina negó con la cabeza mientras me invitaba a sentarme a su lado. Mis manos aun temblaban, pero ella las acogió entre las suyas y me sonrió mientras su mirada se llenaba de ternura y preocupación. Como si me alentara a que confiara en ella.

-yo...-tragué grueso, como podía decirle que soñé que la asesinaba con aquellas manos que ella cobijaba con termina y cariño.

-sino quieres hablar de ello ahora esta bien. Pero tranquilo, pase lo que pase permaneceré a tu lado, Geordo-sama.

Sin resistir mas la abrace con fuerza, quería sentir su calor y vida entre mis brazos para olvidar aquel frio que me recorrió cuando su cuerpo inerte reposo en mi pecho luego de aquella mirada triste y asustada con la que me había despedido. Aunque por un segundo se tensó rápidamente me abrazo de regreso y comenzó a tararear una canción con dulzura para calmarme y palmear mi espalda para que dejara de temblar.

Me separe un poco de ella para poder ver su rostro, que me entregaba una sonrisa y con una de sus manos secaba las lágrimas que se habían escapado por mis mejillas. Sin poder evitarlo mas me acerque para besar sus labios. Primero cortamente y susurrarle al ras de su boca cuanto la amaba y que jamás soportaría perderla para seguidamente volverla a besar por mucho tiempo mas luego.

Cuando me separe de sus labios ella me miraba sonrojada pero sus ojos estaban llenos de ternura y vergüenza; no había miedo ni confusión en sus ojos. Lo que hizo que me alentara un poco.

Escuchamos caer algo a mi espalda para ver  al medico real, una enfermera y Anne en la puerta sonrojados mientras trataban de evitar nuestras mirabas y la enfermera recogía lo que había dejado caer.

-veníamos a ver a la señorita Claes... pero parece que el sangrado paro así que...

-no, por favor. Revisen a mi prometida. No puedo soportar pensar que algo pueda pasarle.

Intente ponerme de pie y salir de la habitación para esperar afuera pero cuando intente alejarme de Catarina nuestras manos entrelazadas me lo impidieron haciendo que ella se sonrojara aún más.

-yo...-parecía confundida y avergonzada por haber tomado mi mano.

me arrodille y bese los nudillos de sus dedos antes de verla a los ojos.

-me quedare a tu lado si así me lo permites

Con un leve asentimiento al final todos nos quedamos en su habitación en lo que atendían la herida de Catarina y nuestras manos seguían juntas....

Apreté su mano y con la otra tome mi espada...

Jurándome que la única forma en que yo levantara aquel filo seria para protegerla y jamás para dañarla. 

historias cortas : sueños y Mas-Where stories live. Discover now