κεφάλαιο ένα | capítulo uno

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— Si tal es el caso debería apoyar a los troyanos, y matarlo para vanagloriarme por ello, así sería llamada "la que asesinó al más grande de los hombres" pues puedo y debo suponer que si lo que dices es cierto, este guerrero no tiene igual — Aclaró con una sonrisa de burla en su rostro tomando una sexta uva.
— Idylla...
— ¿Sabes querido Odiseo? Los troyanos no me hicieron nada, esa es mi respuesta hacia tu solicitud, espero no la tomes como una ofensa mi buen amigo, ya que no lo es...Te invitó a retirarte, seguro habrán otros a quienes también deberás convencer — Odiseo se petrifico por un momento recordando las palabras de Aquiles «Los troyanos no me hicieron nada» y allí comprendió que aquellos dos guerreros tendrían más en común de lo que el pensaba.

— No luches por Agamenón — Insistió — pelea para que los hombres vean tu valor, el de una mujer que usa grebas, escudo, casco y lanza cual Atenea, mi comparación te puede honrar u ofender, no me importa, solo te pido y por nuestra amistad, que vengas e intentes salvar la vida de miles — Pidió Odiseo intentado que estas palabras surgieran algún efecto en la mujer la cual simplemente lo ignoró, o eso creía el al verla tomando vino con tranquilidad.

— No creas que he ignorado tus palabras, eso sí que sería una ofensa, ahora bien, dime y con absoluta verdad ¿para qué que pelea este "excepcional" guerrero? — Preguntó Idylla curiosa por las anteriores palabras de Odiseo «El único hombre que puede vencerte».

— Quiere que su nombre perdure en la historia, la gloria eterna es su único objetivo y parece que la está consiguiendo, pues es llamado "el mejor de los aqueos" — Respondió Odiseo y la miró interrogante ¿sería tan difícil convencer a la mujer?
— Tú, que eres igual a Zeus en prudencia, sabes muy bien que yo peleaba por sobrevivir. Ir allí y arriesgar mi vida en la bien murada Ilio...verás, no lo considero el mejor de los destinos que puedo elegir — Idylla ofreció una uva al rey quien negó — ¿de que sirve tanta astucia si no posees buen paladar?.

— Mi amada amiga, al conocerte desde que naciste permíteme decirte esto: los dioses no cederán ante tus caprichos siempre a pesar de ser su favorita, tu nación te llama y debes responder, no pretendas ser una niña Idylla — Pidió el hombre, comentario que la mujer escuchó atenta y no muy feliz. Fue así que tras soltar un pequeño suspiro habló dirigiendo sus penetrantes ojos azules hacia el rey.
— Iré — Respondió sin más, sorprendiendo a el ingenioso Odiseo quien creía que la mujer le estaba jugando una especie de broma
— ¿Iras? ¿lucharás junto a los aqueos? — Preguntó incrédulo el rey.
— Si, lo haré, ateniéndome a tu amistad que valoro más que a muchas otras cosas, y lo haré para demostrarte que ningún dios tiene que ceder a mis caprichos siempre, pues yo misma los puedo cumplir — Advirtió Idylla que se retiró dejando al hombre totalmente desconcertado.

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A la mañana en las calmadas y azules aguas del mar Egeo, un millar de barcos que transportaban a los aqueos, de hermosas grebas, se dirigían hacía la playa de troya. En el frente aunque por si solo y no dirigiendo sino a sus hombres se encontraba Aquiles, caro a Zeus, el mejor de los aqueos y el mejor guerrero que el mundo había visto.

Desde la proa de uno de los barcos griegos, precisamente el comandado por Odiseo, se encontraba Idylla, que observaba con interés el barco en el que se dirigía el de cabellos dorados.

— Pareces estar encantada perfecta Idylla — Comentó tras ella Odiseo con una manzana en mano.
— ¿Encantada? Perdonaré tú descaro Odiseo, pues bien debes saber que solo siento curiosidad — Respondió Idylla volteando a observar a su amigo.
— Llamalo descaro o como quieras, pero no me retracto de mis palabras dichas con buen argumento...que solo es tu mirada — Río Odiseo, Idylla volteo los ojos.

TROYA (COMPLETA)Where stories live. Discover now