Pachin y Peyan fueron los que armaron un alboroto por esa locura de idea, Mikey estuvo serio y pensativo, Satoru no tenía expresión en su rostro por aquel tormento en su mente y Draken fue quien apoyó a la mascota de su amigo.

—Mikey, tal vez deberíamos escucharlo... — propone tranquilo, intentando ser la cabeza fría que ayude a pensar a su comandante.

— ¿Ah? ¿Acaso te estás oponiendo a la Toman, Kenchin?

— ¿Ha? Yo en ningún momento...

— ¡SH! — corta de pronto el pelinegro al sentir mucho ruido afuera, todos se quedaron en silencio y el pelinegro gruñó muy molesto. — Están aquí.

No faltó mucho para que una enorme cantidad de chicos con trajes blancos los empiecen a rodear, dejándolos sin ningún tipo de salida para escapar y mostrando aquella forma sucia de jugar en contra por la ridícula diferencia de miembros presentes. Uno de los enemigos destacaba mucho más que el resto, ese era uno con un uniforme enterizo rojo y un horrible peinado rubio.

Los dos viajeros hicieron diferentes muecas al verlo, uno completamente asqueado y el otro demasiado asustado. El pelinegro quería acabar con esa idiotez en ese momento, no le importaba tener que manchar sus manos con tal de proteger a Pa de la cárcel, pero no pudo avanzar por una mano en su hombro.

—Por favor, déjamelo a mi... — suplica. Satoru no se podía negar, le era imposible hacerlo, no cuando lo miraba con esos ojitos tristes.

Lo dejó ser. Salvo a Takemichi de seguir recibiendo una paliza por Ozanai, también lo retuvo para que no interrumpiera la pelea, una que sufrió bastante y es que, paralelo a su pasado, él había estado inconsciente, él no había estado para ninguno de sus amigos por haber quedado inválido por ese golpe a traición en su cabeza. La técnica superó a la fuerza, Pachin cayó sobre el hombro de Mikey demasiado herido y él lo vengó con una de sus tan famosas patadas.

— ¡El que no esté de acuerdo con que Pachin ganó, venga por mí! — reta con una sádica sonrisa. — Los voy a aplastar a todos.

— ¡¡Mikey-kun!! — gritó desesperado Takemichi al ver a Osanai levantarse con intenciones de clavarle aquella botella rota, pero un cuerpo más grande se interpuso. — ¡¡No!! ¡¡Draken-kun!!

No había que preocuparse, Draken pudo fácilmente detenerlo con una efectiva llave, de esas que detienen hasta a Satoru por la peligrosa forma en la cual estira su brazo y cuello. El pelinegro admiró lo jodidamente atractivo que se le hace Draken al pelear, ahora podría pensar en dejarle aplicarle esa llave mucho más seguido solo para sentir sus fuertes manos apretarle.

— ¡Moebius le pertenece a la Toman ahora! ¡¡Tengan grabado eso, malditas escorias!!

"¿Acabó?" Satoru no lo podía creer, todo acabó de la mejor manera posible. Detuvieron a Osanai, a él no lo dejaron inconsciente y pudo ser capaz de estar para sus amigos. Sus ojos lagrimearon un poco de felicidad "Eso quiere decir... ¡Mikey y Ken ya no tienen motivo para pelear!

Pero nunca se canta victoria antes de tiempo.

¿Pachin...? — susurró demasiado sorprendido el pelinegro.

No lo podía creer. Sus ojos vieron en primer plano como el cuchillo se clavaba profundamente en el cuerpo que Draken aún sostenía y que por impulso empujó lejos. Todos ahí quedaron con la boca abierta, el primero en reaccionar — por costumbre — fue el pelinegro que corrió para sacudir por los hombros al robusto con un rostro deformado en furia.

— ¡¿QUÉ TE PASA IDIOTA?! — le gritó, pronto se quedó mudo al escuchar las sirenas de la policía y miró alarmado al resto — ¡Están viniendo! ¡Hay que irnos!

— ... Yo me quedo... — Satoru giró sorprendido. Su hermano de alma, su mejor amigo, aquel a quien siempre juró cuidar tenía la mirada apagada y eso al pelinegro le rompe lentamente el corazón. — Lo siento, hermano mayor...

Pa... Tu... — ignoró todo el escándalo a su alrededor para juntar su frente con el más bajo. Ambos se miraron muy serios a los ojos, luego lo cerraron con fuerza y el menor se largó a llorar frente a su amigo más valioso. — Si así es tu voluntad... Juro que con mi vida que ahí estaré cuando salgas...

— Prometo portarme bien... — jura entre pequeños hipos — ¡Espérame con tu propia moto!

—Y un enorme pastel a tu nombre, idiota. — asegura convencido.

Con todo el pesar del mundo tuvo que correr detrás de los miembros de la pandilla, como se tardó un poco alcanzó más rápido a atajar el cuerpo de Takemichi que quedó inconsciente por los golpes en su rostro y demás partes de su cuerpo. 

—¡Michi! — gritó.

Ese angustiado grito fue lo último que escuchó el rubio antes de caer en la inconsciencia. 

[N/A]: Estaba leyendo los comentarios de anteriores cap y me encontré con uno que me hizo imposible no crear un meme

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[N/A]: Estaba leyendo los comentarios de anteriores cap y me encontré con uno que me hizo imposible no crear un meme.

Por el que empecé leyendo el libro // A quien terminé simpeando

Por el que empecé leyendo el libro // A quien terminé simpeando

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Eso es todo, bai bai <3

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now