CAPÍTULO 23

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JOLVIÁN
 

Llegamos a Empalme a las siete de la tarde de Noche buena. Mamá ya nos avisó que están ahí y ella está ahora mismo ayudando a Caro y a Camila a hacer los tamales y la barbacoa para la cena. Estrella y Sandra acomodan algunos regalos junto a Eliana y Thiago. Fernanda anda con su esposo por algunas cosas que faltan para la cena y Eric con los gemelos y Annie esperan sentados junto a papá y el señor Manuel en la sala. Solo faltamos nosotros.

—Me duelen mucho los pies. —Estiro mis piernas lo único que el auto me lo permite.

—Ya vamos a llegar.

Sus palabras son cumplidas unas tres cuadras más cuando me avisa que es la casa. Y debo decir que la casa es tal como imaginé que sería: enorme y de dos pisos, creo que son como dos terrenos. Dios.

—Al fin llegaron.

El señor Manuel nos saluda, levantándose del sofá. Noto que, al igual que mi papá y toda la familia de Camila, mis hermanas y en general todos, están en pijama roja con blanco.

—Fernanda trae sus pijamas, ya debe venir de vuelta. ¿Cómo estás, hija?

Nos invita a sentaros y nos ofrece ponche que dijo haber hecho junto a papá y que no lleva nada de alcohol. Yo me disculpo y voy con Caro y mi mamá a la cocina, ya estuve demasiado tiempo sentada en el auto durante todo el camino, necesito moverme.

—Hola, cariño. —Mamá me saluda con un beso y un abrazo. Ella y Caro también llevan pijama.

—Hola, ¿necesitan ayuda?

—Ya acabamos —dice Caro, abrazándome también—. ¿Qué tal el viaje?

—Pesado. Ya no aguanto mucho el vientre y también me irrito fácil.

Caro se ríe, diciéndome que ya falta menos de un mes para dar a luz y que mis achaques pararán cuando menos me dé cuenta. Me dice que me compró alguna ropa para el bebé y que está emocionada por ese día mucho más que yo. Mamá también menciona que mi niño será consentido y amado por sus dos abuelas. Yo me pongo a llorar de la emoción, últimamente lloro por cualquier cosa. Incluso me puse a llorar cuando Daniel me contó que su ex lo contactó para volver con él, me mostró el mensaje y hasta lloré por el pobre perro fallecido. Por un momento me entró la inseguridad, creyendo que en cualquier segundo, Daniel me diría que aceptaría su oferta y se iría con ella. Le dije y él comprendió que mi sensibilidad me hacía desconfiar pero que él me iba a demostrar que sus palabras eran ciertas, que me ama a mí y nadie lo iba a hacer cambiar de parecer, que sus sentimientos por mí son completamente reales.

Cuando Fernanda vuelve, Daniel y yo nos ponemos los pijamas. Ahora todos nos reunimos en la sala, los niños juegan con Fernanda que solo trata de evitar que a ninguno se le ocurra abrir los regalos antes de la media noche.

—Ya están preparados los plumones —dice Sandra, mostrándolos a todos.

—Creí que este año no haríamos eso. —Thiago se queja. Él fue el Grinch del año pasado al quedarse dormido justo antes que Estrella. Sandra le pintó perfectamente la cara del Grinch y Thiago se dio cuenta horas después del recalentado, cuando se estaban preparando para ir a casa de sus padres.

—Este año no te duermas antes que Estrella o Eliana, y no solo no serás el Grinch de este año, sino que tendremos un bebé el próximo.

Todos la vemos, serios. Thiago trata de no emocionarse demasiado.

—¿Qué? Ver a Jolvián con su pancita y a estos pequeños correr por todas partes, hizo que me dieran ganas de saber lo que se siente.

Thiago no disimula la felicidad y abraza a mi hermana, prometiendo que no se quedará dormido.

—Ahora solo falta que Estrella y Jolvián se casen y cumplan todas sus metas y me sentiré realizado como padre. —Papá rompe la burbuja de ternura en el ambiente y nos hace reír. Miro a mi hermana, preguntándole con la mirada si ya hizo lo que dijo que haría. Estrella me hace una señal de que sí.

—Eliana y yo nos vamos a casar. —Lo suelta como si nada. Eliana no parece molesta por eso, más bien sonríe, enamorada—. Ya nomás falta que Daniel haga lo debido y listo.

Daniel comienza a ahogarse con el ponche y tose para reponerse. Mis hermanas, al igual que los hermanos de Daniel, se ríen a carcajadas. Yo me aguanto y golpeo su espalda para ayudar.

—Así es tenerlos como familia. Tú dirás. —Thiago finge susurrarle a Daniel y eso provoca que incluso el señor Manuel se ría con nosotros.

Cuando está por llegar la media noche, descubrimos que Eric y Daniel se están peleado por ser el Grinch. Ambos se están quedando dormidos en el sofá mientras mamá y Caro están preparando todo para abrir los regalos. Hasta los niños parecen más despiertos que ellos dos juntos.

A las puras doce, ambos cierran los ojos y eso es la señal de Sandra para actuar al tiempo en el que mamá menciona que ya es Navidad. Sandra no nos deja despertar a Eric y a Daniel hasta terminar con su obra maestra junto a Thiago que gustoso ayuda a su esposa con sus locuras. Camila y yo seguimos a los demás hacia el árbol y comenzamos con los regalos de los pequeños. Los gritos de emoción hacen despertar primero a Eric que se resigna rápido de lo que acaba de pasar. Daniel tarda un poco en despertar, pero, cuando lo hace, ni siquiera se da cuenta del cambio en su rostro que ahora es verde.

—Ah, Eric es el Grinch, se durmió antes que yo —dice riendo y señalando a Eric, este trata de aguantarse la risa. Mira a su madre.

—¿Mamá, está segura que yo nací dos años antes? Digo, ahora que ambos traemos la cara verde, comienzo a pensar que no es cierto, parecemos gemelos.

Daniel se queda serio un momento y luego toca lentamente su cara con un dedo que se mancha y entonces lo descubre.

—Te sienta bien el verde, cuñado. —Sandra se burla abiertamente de él y ahora sí las risas vuelven a ser colectivas.

Todos abrimos nuestros regalos. Caro me da algo de ropa para el bebé y también algunos vestidos, contándome que los eligieron ella y el señor Manuel. Mamá me regala algunos perfumes y más cosas para el bebé. A Daniel, su padre le regala un cheque para que invierta en la mueblería que por supuesto le rechaza al instante hasta que le dice que, si no lo quiere aceptar como regalo que lo acepte como la inversión de un nuevo socio. Daniel me pide guardar el cheque en mi bolso.

—Gracias, papá. —Está conmocionado—. Nosotros te compramos un traje, siento que debimos comprarte algo más extravagante.

—Esto es extravagante —dice en cambio, tomando su regalo, feliz. De verdad no conocí antes al señor Manuel, pero sé que sí ha cambiado mucho para bien.

La madrugada nos la pasamos comiendo mientras la mitad de nosotros se hizo un lugar en la sala para dormir. Sandra y Thiago se fueron porque tenían que pasarla con unos familiares de Thiago que recién llegaron del Sur. Eric y Camila se preparan para ir con la familia de ella y nosotros nos dirigimos a la antigua habitación de Daniel para descansar al menos unas horas antes de seguir con la celebración.

—Amé el regalo que me diste —digo a Daniel cuando nos instalamos en la cama—. Aunque creo que ya hablamos de que aún tengo dudas sobre aceptar o no la oferta de regresar a la universidad.

Me regaló una remodelación a una de las habitaciones de la casa que convirtió en una oficina, me hizo con sus propias manos un escritorio y un librero que me dijo que llenaremos juntos. Me volví loca un segundo antes de preguntarle cómo había hecho eso sin que yo me diera cuenta.

—A mí me gustó más el tuyo, ese juego de herramientas me servirá para seguir creando muebles, seguir ganando dinero y tener al cien a esta bella familia que vamos a tener. Me diste un regalo conveniente.

Esta familia que vamos a tener. Mi corazón no puede con tanto, ¿existe la posibilidad de que me enamore más de este hombre? Si no, la está logrando cada día.

Un techo para compartir contigo© [Todo contigo #1] PRÓXIMAMENTE EN PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora