Sato-chan... Nunca odies a nadie, sigue sonriendo, sigue siendo fuerte y siempre sé tu mismo. mamá y papá siempre estarán ahí para ti, aunque no me veas contigo yo siempre estaré ahí cuidando a mi hermoso angelito.

—Te amo, mi dulce dragoncito.

La cámara se apagó y ahí Satoru pudo ver su destruido reflejo. Al fin pudo ver a ese niño destrozado que llora por la falta que le hacen sus padres, aquellos dos seres de luz que lo amaron como a ningún otro y llora de ira. Gritó, se golpeó a sí mismo y Ken tuvo que entrar para evitar que se siga hiriendo a él mismo. 

Ambos se abrazaron, el rubio se quedó ahí para él, mimándolo y consolando su dañado corazón. Satoru estaba liberando todo ese peso de sus 12 años siendo infeliz, al fin la máscara se cayó y él pudo volver a recordar la voz y rostro de aquellas personas a las cuales amó como ningún otro. 

—¿Satoru...? — pregunta suave Ken al sentir a este demasiado quieto y silencioso.

Fue el 19 de agosto a la noche... — comienza a narrar con voz firme.

—Volveremos pronto, llevaré a mamá a que el médico la sane ¿Sí?

—No me lo digas como si tuviera 5 años... — regaña el menor.

Mamá sufría cáncer, ese día era su última quimioterapia y papá la llevó esa mañana a su turno. La veíamos demasiado bien, y así era, mamá venció el cáncer y a la noche ya estaban volviendo ambos a casa para darme la noticia. Yo esa tarde salí con Baji y Kazutora a tomar algo, estaban ambos demasiado nerviosos y ansiosos, pero no les había prestado atención porque estaba preocupado por mi mamá, cuando volví a casa estaba demasiado oscura y silenciosa.

Tuve demasiado miedo, la luz no volvía y yo estaba a oscuras en mi casa. Recuerdo haber llamado entre llantos a mi padre para que se apuraran cuando me dio la noticia de que volvía con mamá. Me pidió que pasara por el pastel de la pastelería a 4 calles de casa y yo con tal de no estar ahí acepté feliz.

Dos patrullas pasaron demasiado rápido junto a mi casa mientras seguía en llamada con papá. Pronto escuché el chillido de las llantas del auto contra el pavimento y nunca más supe de ambas hasta el otro día en la mañana.

—¿Satoru Sadao? — pregunta una policía con una mirada llena de lástima hacia el menor.

—¿Sí?

—Debe venir con nosotros...

Pensé que mis días como vándalo terminaban en ese momento, pero me llevaron a la morgue y-

—Ya basta, es suficiente. — detiene Draken con un nudo en su garganta. Si a él le cuesta imaginar eso, no quiere ni pensar lo mucho que sufrió el otro al tener que reconocer los cuerpos sin vida de sus progenitores.

—Yo... No pude hacerles un entierro digno, cremaron sus cuerpos y me dieron las cenizas, pero el abuelo Sano me reconoció y me aseguró que ellas tendrían un hermoso santuario para que las visite cuando quiera... — recuerda con una mirada perdida.

—Espera, dijiste que pasó un 19 de agosto y que estabas con Baji y Kazutora, eso quiere decir que-

—Si... — respiró hondo para calmar sus ganas de llorar, pero no pudo, una vez que abrió el grifo se le es difícil cerrarlo. — Mis madres murieron el mismo día que Sano Shinichiro, su abuelo fue gentil de asegurarme que pagaría por ese santuario hasta mi mayoría de edad o el día de su muerte y yo le juré que cuidaría de su nieto en compensación por las molestias.

—Por eso no nos dijiste nada... — razona el rubio, mirando ahora enojado al otro. — Te tragaste tu dolor y tus penas por la responsabilidad de cuidar a Mikey... ¡Y nosotros te lastimábamos más al preguntar por ellas cuando ya no estaban! ¡Debiste decirnos! 

—¡¿Y volverme una carga para ustedes?!

—¡¡Jamás serás una carga!!

Satoru lo miró demasiado sorprendido y se quebró nuevamente. Draken suspiró y sonrió por ver que de algo servirá aquel desahogo, tal vez mañana le pueda decir que piense en decirle al resto, que se abra con sus demás amigos y al fin tocar aquel delicado tema que el rubio no mencionó por miedo.

Satoru siendo un menor de edad no puede vivir sólo y Ken vio en la mesa aquellos papeles de diferentes orfanatos para que el azabache elija, pero estos tenían una fecha demasiado vieja y Draken entonces se pregunta.

¿Hasta cuánto evitará las leyes? No lo sabe, pero si sabe que sus momentos con su crush están contados y él planea disfrutarlos hasta el último segundo.

En otro lado, Takemichi observaba el techo de su habitación, pero tenía miedo. No sabe con qué tipo de personas se va a encontrar, Kiyomasa hace unos momentos le dio la paliza de su vida por preguntar por la Toman y el rubio se plantea que tan bien le irá con los líderes. No tiene ningún plan, sólo el poderoso impulso de salvar a Hina a como dé lugar, pero para eso debe encontrar a Manjiro Sano.

"—Es un adicto a la sangre y hay una sospecha de que es caníbal."

Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar las fotos que le mostró Naoto. Tiene miedo, porque acercarse a Majiro Sano significa que tarde o temprano se cruzará con el loco come carne y el aun quiere seguir viviendo una larga vida.

—"¿En serio había alguien así en este tiempo?" — Takemichi pensó. Si es verdad eso, puede que se esté enfrentando a un asesino experto que no dudará en asesinarlo y hasta devorarlo si lo llega a fastidiar, pero... ¿Y si no es verdad? ¿Si aún está a tiempo de salvar también a ese tipo?

—Me pregunto qué tipo de persona es... — murmura antes de caer profundamente dormido.

 — murmura antes de caer profundamente dormido

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.
𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀحيث تعيش القصص. اكتشف الآن