Las cosas pueden salir bien

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—Cariño, ¿te vienes a dar una vuelta conmigo por el muelle?

Los padres de Juliana estaban separados desde hacía un tiempo. Sin embargo, Juliana no mantenía el contacto con su padre y había oído que él tampoco estaba interesado en mantenerlo con ella.

Su madre era la mejor del mundo, según Juliana. Le había estado cuidando durante todo este tiempo cuando, con tan sólo dieciocho años, había vivido cosas horribles sin motivo alguno.

Juliana asintió.

Quería ver el lugar, empaparse de esa cultura y esas ganas de vivir que sentían en el sur de México. Las dos charlaron durante el trayecto, disfrutando de las vistas y recibiendo saludos de algunos pesqueros. La gente era cálida y amable en aquel sitio. Tal vez notaban que no eras de ahí, pero no te lo hacían saber y te recibían como una integrante más de la población.

A Juliana le hacía sentir bien saber que nadie la conocía, nadie sabía sobre su pasado y nadie podía juzgarle. Tal vez, incluso, con un poco de suerte, en un lugar como este nadie le juzgaría a pesar de saber su pasado.

Escuchó como todo el mundo hablaba de lo mismo: la Royal Cup. que se llevaría a cabo en Huatulco, de hecho aquel lugar se había hecho más conocido gracias a esa competición, que consistía en regatas. Cuanto más sabía sobre aquellas playas, más le atraía. Eran un lugar pequeño, tranquilo y al mismo tiempo lleno de vida. Le daba igual estar tan alejada de una ciudad, tal vez era lo mejor, y tal vez le beneficiaría más.

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—La Royal Cup es un evento muy importante, Valentina. El año pasado no pudiste ganar, pero, ¿qué te impide ganar este año?

El padre de Valentina estaba totalmente convencido de que iba a ganar este año porque ya tocaba. A sus diecinueve años, por cumplir veinte, era ya una joven con talento y con capacidad de ser una gran regatista a nivel internacional y no sólo nacional. Valentina sonrió orgullosa al ver que su padre depositaba tanta fe en ella.

—Nada —negó con la cabeza.

—El éxito ya lo tienes, hija —dijo con una voz muy moderada—. Lo único que necesitas es el triunfo. El éxito no se trata siempre de ganar y ganar y ganar, si no de intentarlo y superarte en cada intento. Como he dicho, eso ya lo tienes. Te falta el triunfo, y lo conseguirás.

—Me alegra que creas tanto en mí, papá.

—Todos creemos en ti. Y Luis, sobre todo. Te quiere mucho, ¿lo sabías?

Valentina asintió con las mejillas sonrojadas.

—Lo sé, papá. Yo también lo quiero mucho a él.

—Hija, lo tienes todo. Familia, amigos, novio y eres exitosa en lo que haces, tanto en los estudios como en las regatas. ¿Qué más necesitas?

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Juliana había caminado junto a su madre por el muelle, volvió a ver ese barco con su nombre, pero ahorita había observado movimiento dentro de aquella embarcación. ¿Por qué alguien llamaría "Juliana" a su barco? Era algo que no entendía. Ni siquiera le gustaba su nombre, era extraño, y todo el mundo decía: "¡Anda! "cómo Romeo y Julieta!

La madre de Juliana hizo unas compras antes de regresar a la casa que estaba repleta de cajas de la mudanza y algunos muebles que quedaban por colocar.

— ¿Estás bien, cariño?

Juliana asintió y sus cabellos se sacudieron.

Le encantaba sentir la brisa cálida de aquellas calles y los reflejos de sol sobre su rostro.

Hermosa ave de veranoWhere stories live. Discover now