Estar bajo presión siempre fue mi forma de vida, la Universidad, la boda, el lazo, la relación con mi Omega...
De él no me quejo, es un gran hombre con cualidades que no todos tienen, es fuerte, decidido, autosuficiente, inteligente, con un carácter...
– Quizá podamos ver eso. ¿Me permites un poco tus manos? – pregunta nervioso.
– Si. – se odia por trabarse en la s inicial, extiende sus manos e intenta no ver a los ojos del chico.
– No son tan pequeñas, tampoco tan grandes, pero con algo de trabajo podrías. Mira. – toma los pulgares y comienza a masajearlos. – Seguro te costaba más por ellos, no? Con algunos ejercicios podría entrenarlos. Relaja las manos. – pide mientras intenta buscar la mirada avellana.
– Ya me resigne. Además, estoy muy ocupado con la carrera, no tengo tiempo ni un piano para ensayar. – dice poniéndose algo triste, su parte humana se siente una basura por ser ignorado por aquel rubio, aunque su Omega ahora mismo este saltando como loco porque el Alfa lo este tocando.
– Mira. Intenta. – acerca las manos hacia más teclas. El rubio ayuda a acomodar los dedos en las zonas indicadas e impulsa la presión. – Perdón... He estado muy ocupado y después del primer día que tarde en contestar me dió pena volver a mandar un mensaje. – dice.
– Solamente son mensajes y no te disculpes, no tienes porque tener interés por contestar mis mensajes. – el mismo presiona las teclas y comienza a tocar una canción, la que sea. Le gusta el sonido del piano, por eso intento aprender a tocarlo. – ¿Dónde aprendiste a tocar? – pregunta para cambiar de tema.
– Realmente sí me interesa contestar tus mensajes. – confiesa mirando al pelinegro. – No volverá a pasar... – suspira viendo que el Omega no dice nada ante esto. – Mis padres me han obligado a hacer muchas cosas, entre ellas el piano. Tome clases desde muy pequeño con Dean. – contesta la pregunta.
– Vaya... – responde, no quiere caer tan rápido, no aunque su lobo le este pidiendo que mire los ojos jades y le diga que está bien. No quiere quedar como ridículo.
– Te lo compensaré... Vamos a cenar. – pide derrepente.
– ¿Eh? –
– Mi error, lo compensaré. Permíteme que te lleve a cenar, podemos ir a pasear al parque unas horas y vamos a cenar temprano. – dice aún mirando al chico.
– ¿Comeremos helado? – pregunta por fin cediendo y mirando al rubio de reojo.
– ¿Te gusta el chocolate? O eres alguien más de fresa o vainilla? Quizá sabores raros? – sonríe amplio.
– Me gusta de todo, aunque quizá pida más vainilla. – sonríe por fin volteando a ver al Alfa. Es tan precioso...
– Yo soy de sabores raros. Pistacho, chicle, chocomenta o grosella. – dice recargandosé en el piano.
– Eres desagradable. – hace una mueca exagerada en tono de broma. No se da cuenta que todo el salón se calló y los mira.
– Oye, sé que lo soy y estás molesto por lo del mensaje, pero no seas tan duro conmigo. – hace un puchero y voltea hacia un lado cuando ve a alguien parado allí.
– Bueno... Veo que se han llevado de maravilla. – dice el hombre de mayor edad sonriendo.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.