- Sé que Sasuke ha mostrado interés en ti, pero nunca permitiré que te mezcles con el clan, no eres digna de la sangre de los Uchiha.
Sakura frunció el ceño, ¿cómo se atrevía a despreciarla de ese modo?
- Tranquila, tu amante pronto se reunirá contigo en el más allá - le vio alzar su katana - si hubieras sido más lista, habrías pudo morir junto a todos los tuyos mañana en Konoha, lástima, ahora tendrás que esperarles.
A medida que pronunciaba esas palabras, la auténtica Sakura comenzaba a angustiarse. Estaba diciendo que iba a matar a Sasuke, no, eso no lo permitiría. Es más, acababa de decir que mañana atacaría Konoha. La desesperación se apoderó de ella, todas las personas que querían estaban en la villa pensando que el ataque aun tardaría. Tenía que avisarles.
La katana de Madara atravesó el cuerpo del clon. Sakura abrió mucho los ojos con sorpresa, el clon no se desvaneció sino que gritó y sangró como si fuera real. La pelirrosa observaba la escena aturdida, acababa de ver su propia muerte y eso no era algo fácil de asimilar aunque fuera una ilusión.
- Es un insulto que tú portes el emblema de mi clan, aunque sea en tumba.
Una lágrima rodó por la mejilla de Sakura, odiaba a ese hombre. Juró que si le tocaba un solo pelo a Sasuke o Naruto le mataría, no sabía cómo, pero encontraría el modo de mandarle al infierno del que había salido aunque le costase la vida.
Observó como el Uchiha desaparecía con un crepitante fuego llevándose el medallón de Sasuke con él. Se volvió hacia la sacerdotisa que contemplaba el cuerpo caído de la falsa Sakura con tristeza.
- ¿Cómo…
- ¿Cómo lo sabía? - Completó Kumo sonriéndole afectuosamente - Vi que esto pasaría, soy la sacerdotisa de Suichi y sé muchas cosas. Igual que sabía que vendrías a verme y porque.
- Entonces ¿puede decirme que significa realmente su profecía? - preguntó con la desesperación pintada en la mirada.
La sacerdotisa la miró con sus brillantes ojos por unos instantes, y después sonrió asintiendo satisfecha.
- Sígueme.
Con un movimiento de su mano el clon de Sakura se volvió niebla de nuevo. Ambas descendieron por el valle.
Cuando llegaron al templo de plata y mármol nacarado, Kumo le trajo un té y se sentaron en una cómoda sala llena de almohadones bordados con hilo de oro y plata.
- Debo darme prisa. Madara va a atacar Konoha mañana - se lamentó con aprensión la pelirrosa.
- Tranquila, aun no es tarde. Desesperarte no te hará bien - contestó la sacerdotisa calmadamente. La espectáculo con ojos tiernos - eres tan joven - murmuró.
- He venido para que me diga si es realmente mi hermano Kotaro quien tiene el poder de la profecía y como se usa - soltó rápidamente la kunoichi.
- De la primavera nacerá el último de una estirpe diezmada, por sus ojos será reconocido aquel que desde sus inicios tendrá el poder de acabar con la guerra de las nubes rojas. - Recitó sonriendo - ahí está tu respuesta si pones atención.
Capítulo 16
Mulai dari awal
