—oh sí. Mucho gusto Isabel, que bueno tenerte aquí ¿es tu primera vez verdad?—

—sí— respondí

—tú suegra me había comentado que por fin Jacob se iba a casar pero no sabía que ya se habían casado. Felicidades—

—muchas gracias— dijimos los dos.

Como habíamos llegado tarde por estar entretenidos en la cama haciendo el amor, nos tuvimos que sentar justo atrás y, no saludamos a nadie, solamente a las personas de la entrada y las que nos llevaron a nuestros asientos. Así que muchas personas estaban saludando muy alegres a Jacob y de igual forma a mi, sin conocerme.

—qué bueno que estas aquí, Jacob. Ya muchos años sin aparecerte. Siempre estamos orando por ti.— esas eran muchas de las cosas que le decían a Jacob cuando lo saludaban. Eso quiere decir que Jacob no les contó nada de mi vida.

Jacob me presentaba como su esposa con mucho orgullo lo cual causó varias risitas de mi parte. Después de ahí, mis suegros nos invitaron a comer y fuimos todos. Alberto había tenido trabajo en domingo así que no estaba. Moisés y Jacob asaron carne, Eliazar quiso ayudarles mientras yo le ayudaba a mi suegra a picar cebolla y otras verduras en una mesa que estaba ahí afuera en el patio; mientras conversaba con ella y Beatriz.

—perdón que te pregunte esto pero es algo que tengo duda ¿tu les contaste a las personas de la iglesia mi vida?— le pregunte dudosa a Jacob, cuando íbamos de regreso al apartamento. Me miro un momento luego concentro su vista en el camino, tomo mi mano y la beso

—no pequeña, tengo como mas de 8 años que no voy a la iglesia y pocas veces eh visto a alguna persona de ahí— y con su respuesta en vez de quedarme tranquila me inquiete mas.

JACOB

Fuimos a una revisión con el doctor Rafael y nos había dado la noticia de que podría, solo podría haber una mínima posibilidad de que la operaran para poder volver a caminar. Solo tenía que empezar a ir a rehabilitación. Así que, sin dudarlo, la eh estado llevando personalmente a rehabilitación todas las mañanas antes de irnos al taller, porque ella también está trabajando. Ella quiere ayudarme con los gastos del apartamento de lo cual no me quejo.

Eh tenido varias carreras en las noches, de hecho muchas. En estos días me han estado hablando muy seguido para ir a correr, incluso Marcos me presento a un hombre, después de haber ganado una de las tantas carreras y dijo que había posibilidades de que pudiera competir en carreras profesionales. Ese hombre estaba en busca de nuevo reclutas para las ligas nacionales ¿y donde mejor encontrarlos que en las carreras callejeras? De hecho ese mismo día me pidió la información necesaria; fui a su despacho y dijo que me hablaría.

—¿a dónde vas, mi niña?- pregunte al verla queriendo alistarse.

—oh, tengo que ir a la iglesia, había reunión de damas y tu mamá me invito—

—está bien. Permíteme, yo te ayudo a cambiarte— dije con sonrisa picara, pensando no exactamente en cambiarla sino todo lo contrario. Y ella se dio cuenta de ello.

—no, lo lamento, en verdad. No quiero llegar tarde— y cada vez su voz se iba haciendo como un susurro, porque mi boca ya estaba en su cuello. Y ella sin darse cuenta ya estaba inclinando la cabeza hacia un lado para darme mejor acceso a su cuello.

—¿aja, que decías?— le pregunte burlón. Ella suspiro. Su boca busco la mía para fundirse en deliciosos besos.

—cuando regrese, te prometo que tendremos sexo cuantas veces quieras. Pero no quiero llegar tarde a la reunión— dijo entre besos. Esa oferta era muy tentadora. —¿que le diría a tu mamá si llego tarde? Es que me entretuve teniendo sexo con su hijo—

—no tiene nada de malo. Eres mi mujer y eso hacen los hombres con sus mujeres.que ella también tiene sexo con papá— Me separe de ella. Isabel todavía tenía los ojos cerrados y los labios un poco entreabiertos y parados. Al sentir que no la seguía besando abrió solo su ojo izquierdo.

—en fin, te dejaré pues eso propuesta se escucha muy bien, de hecho muy tentadora y es imposible rechazar— abrió los dos ojos y se quedo confundida, con su blusa sobre su regazo, dejándome a muy buena vista sus pechos. Bese sobre cada uno de ellos y la ayude a ponerse la camiseta de manga larga. Porque desde que conoció a mis padres ya no se siente con tanta confianza como para mostrar sus brazos llenos de tatuajes.

—¿porque te quitaste el piercing de la nariz?— le pregunte, observándola fijamente.

—¿ah?— me miro confundida —oh, es que...—

—tú sabes que a mí me gustas tal y como eres ¿no es cierto?—

—sí, lo sé. Simplemente ya no me sentía muy a gusto con él— me responde, agachando la cabeza y hablando en susurro. La tome de la barbilla y levante su rostro. Le di un pequeño beso.

—está bien, mi niña. Vamos, te llevo a la iglesia, a tu reunión de damas. Pero no se me olvida la propuesta... ¿Cómo fue que dijiste? O si, tener sexo cuantas veces yo quisiera—.

Cuando la deje aproveche para irme a hablar con Ramiro, el hombre de las carreras, pues ya me había hablado esta mañana para que fuera a verlo lo más pronto posible.

—te tengo un noticia— le dije a Isabel una vez que estuvimos en la cama esa misma noche.

—¿a si, cual es?— preguntó, respirando profundo, recargando su frente en mi hombro. Me moví debajo de ella, acomodándola mejor pero aún dentro. Después de dos rondas aún no estaba dispuesto a dejarla ir.

—¿no sé si recuerdes que te había contado que un hombre había ido a la carreras porque quería encontrar a un buen corredor callejero?–

—sí, si lo recuerdo— alzó la cabeza y me miro directo a los ojos.

—bueno, el hombre dijo que me llamaría y lo hizo esta mañana— me miro expectante así que continúe —y fui a verlo después de irte a dejar en la iglesia... Quiere que corra para él, en ligas nacionales— habría los ojos como platos.

—¡wow mi amor! ¡Muchas felicidades!— me abrazo y beso fuertemente.

—¿entonces si estás de acuerdo? ¿Si me apoyas?—pregunte dudoso

—claro que te apoyo, mi ángel ¿cuando no lo eh hecho?— no respondí, ella siguió hablando —eso es lo que te gusta y te hace feliz y si a ti te hace feliz a mi también—

—tu me haces feliz— ella me sonrió ampliamente

—bueno, eso me hace aún más feliz. Felicidades—

—eso abra que festejarlo— dije con una sonrisa seductora.

—ya creo que si— respondió, sabiendo a lo que me refería.

Eso es algo de lo tanto que me gusta de ella, me apoya en mis decisiones. En todo el sentido de la palabra. Bueno, solo cuando cree que es algo bueno y no me hará daño. Por lo cual me sorprende que no haya rechistado ni un poco. Pero ella sabe que esto es lo que eh estado esperando desde hace mucho tiempo.

Mis Mejores MilagrosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant