–Jordane, no podría agradecer cuanto...

–Entonces no lo haga, mi lord. Ya se lo dije, solo fue mi manera de retribuir el favor que me hizo su esposa ante mi imprudencia. Así que, ¿puedo irme en paz?

–Sí, Jordane de Savoir –Laraine se acercó y extendió su mano–. Gracias.

–Señora –Jordane hizo una leve inclinación–. Lord Drummond –Jordane miró de reojo a Wes, que sonreía con un poco de tristeza. Ella elevó la cabeza, apretó la mandíbula y salió con paso firme.


***


–Te marchas.

–Sí –Jordane estaba observando las estrellas en su última noche en Nox. Había sido una buena decisión marcharse–. No tengo razón para quedarme ahora que se descubrió todo.

–Eres buena investigando –dijo Arley, sentándose a su lado. Aún lucía un hematoma en su mejilla, pero por lo demás, se encontraba bien.

–Así como tú husmeando. ¿Cómo supiste que me iba, por cierto? –inquirió, mirándolo.

–Hay poco que no sé y sucede aquí –se encogió de hombros.

–Supongo... y aun así no te marchas, ¿eh?

–Aún no.

–Bueno, algunas cosas no tienen remedio.

–¿Cómo cuáles? –Arley ladeó la cabeza.

–La esperanza.

–¿Quieres decir que yo...?

–Arley, tú y yo lo sabemos –Jordane le sonrió y se incorporó para darle un suave beso de despedida en la mejilla–. Si un día estás listo para marcharte, avísame. Podríamos tener una historia interesante... quizá –añadió en un suspiro.

–Quizá –musitó, pero Jordane ya había seguido su camino.


***


La llegada de Atherton coincidió con el traslado que se haría del ex capitán de Nox, Shamus Calhoun y sus cómplices, fuera de Nox, por lo que ahora se llamaba una sublevación al poder del rey. Lo cierto es que al monarca no le había hecho nada de gracia que un capitán se atreviera a tomar el control de la guardia a su cargo para ponerla a su servicio personal, sin contar siquiera con el visto bueno del Consejo de Ancianos, o más precisamente, de sus aliados más cercanos que se encontraban en aquel órgano de consejo. Por esta razón, Calhoun se había vuelto de interés y todos sabían que eso no era algo bueno; por tanto, nadie se atrevía a expresar ningún apoyo hacia él o proclamar un lazo de algún tipo con el nuevo traidor.

El rey había pedido que Laraine y Weston acudieran a la corte para obtener un reconocimiento, el cual habían aceptado a regañadientes y sabiendo que aquel acto era temporal, simbólico y nada más que una manera de indicar que Nox, representado por su señora, y Savoir, pues contaban con uno de los hijos de lord Drummond, eran estrechos colaboradores de la Corte de Ghrian. Por supuesto, aquello también había sido promovido por Atherton, quien rápidamente había analizado la situación y había entendido a quien debía mostrar apoyo, al menos de momento, y qué debía hacer.

Después de todo, el plan de Calhoun no solo había fracasado por haberse precipitado, sino por la ambición que sentía de ser el único que gobernara Nox; pues, sabía que, si Laraine era considerada una traidora, toda su familia estaría tachada como tal, lo que incluía a Atherton. Había sido un hombre ambicioso y calculador, pero descuidado y torpe en su intento, lo que lo había llevado al fracaso.

Cuatro Momentos (Drummond #3)Where stories live. Discover now