-Bajemos –ambas salimos del auto, pongo la alarma y caminamos hacia donde nos está esperando. Nos recibe como siempre, con una gran sonrisa en su cara y dos besos en nuestras mejillas.

-No voy tardar demasiado, mi papá me pido que lleve unas herramientas para poder hacer unos arreglos –los tres subimos las escaleras, amo este tipo de casas. Cuartos uno al lado de otro unidos por un patio o pasillo. El de Fernando parece un invernadero lleno de plantas.

-Me gusta tu casa –comenta Mía -¿Tiene terraza?

-Si pero está en remodelación, era de mi mamá, en la parte de abajo estoy armando mi estudio y la terraza quiero acondicionarla para poder recibir amigos ¿Qué te parece Alma?

-Te tiene que gustar a vos, pero en mi opinión de arquitecto usaste muy bien los espacios y me gusta los ladrillos al descubierto.

-¿Y en tú opinión como Alma?

-Grita que es tu casa, está llena de cosas, plantas e instrumentos. Es como si estuvieras en todos lados

-Quiero creer que es un cumplido pero lo decís como si estuvieras enojada.

-Repito, te tiene que gustar a vos ¿Podemos irnos? Necesito volver temprano.

Mía se ofreció a manejar por mí, Fernando hizo de copiloto, intento todo el camino unirme a su charla pero no pude salir de mi estado de mal humor.

Dos horas más tarde llegamos a destino, Fernando se bajó para poder abrir un puerta y podamos seguir el camino –Alma, sé que estas triste y enojada pero no te desquites con él.

-No me desquito con él, pero es que no para de hablar y no tengo ganas de seguir la charlar. –Fernando se vuelve a subir al auto.

-seguí por este camino y llegamos a la casa. Me hermana ya está ahí. Dice que prepararon un asado para nosotros.

Genial, ahora no podemos irnos hasta después de almorzar

Mía estaciona, Fernando baja y corre hacia mi puerta para abrirla. Necesito que deje de ser bueno conmigo –Gracias

-entremos así dejan sus cosas y comenzamos el recorrido –Fernando nos guía al interior. Parece una casa de bosque, toda de madera y grandes ventanales –también lo diseñe yo.

Puedo sentir que es un diseño de él, tan acogedora y calidad que me abruma -¿Dónde está tu hermana? La necesitamos para que nos diga cuáles son sus ideas.

Respira algo irritado, está en el patio del fondo, dejen sus cosas acá y síganme –a travesamos toda la casa, el personal lo saluda y le demuestran los contentos que están de que este de visita. A medida que caminamos el olor a asado nos comienza a invadir.

Llegamos a un amplio patio su hermana y creo que prometido están sentados en una mesa.

-¡Llegaron! –Rebeca camina hacia nosotros arrastro a su prometido, nos saluda con un abrazo –Este es Marcos, mi prometido. Me sorprendió con una visita relámpago.

-Quería estar presente en los arreglos, ¿Ustedes son las encargadas de hacer realidad los sueños de mi amada novia?

-Es la idea, vamos hacer todo lo posible, podríamos empezar enseñándonos el área en donde quieren realizar la boda.

-Primero pensamos en hacerlo en esta zona, pero la lista de invitados llega a 150, así que pensamos hacer un por más adelante en un descampado.

-el problema en este tipo de boda son varios, el primero el tema catering. Necesitamos contar con una cocina que este cerca de las mesas sino la comida llegaría fría, en segundo lugar tenemos el problema baño, los invitados necesitan baño. Sugiero dos cosas, comida lo podemos resolver con camiones tipo foodtrack, y para los baños alquilamos químicos.

-Parece que ya tenes todo un plan preparado en tu cabeza, me encanta todo lo que decís.

-Traje preparados algunos diseños de decoración, si te parece los vemos y a partir del lunes nos pones de lleno con los preparativos.

-Ustedes sigan que yo voy a ver a papá, vuelvo cuando este el almuerzo, te dejo en buenas manos gatinha.

Fernando se aleja y nosotras pasamos buen rato definiendo la decoración para la boda. Por suerte Rebeca no tiene ideas locas y todo lo que propone es posible de realizar en el plazo que nos dio.

-El almuerzo está listo, terminemos por hoy y disfrutemos de esta comida.

-La verdad es que me gustaría comenzar con esto lo más rápido posible –Mía me mira mal.

-y lo vamos hacer, pero primero vamos a almorzar y después nos vamos ¿Dónde está Fernando?

-Debe estar en los establos, había que reparar algunas cosas, antes se ocupaba mi papá pero solo confía en su adorado hijo para que se encargue ahora.

No... no caballos... lagrimas no salgan ahora

-Ahí vienen –Fernando aparece empujando a su padre en una silla de ruedas, sabía que estaba enfermo pero no a ese punto –Rebeca corre hacia su papá y lo abraza. Las lágrimas amenazan nuevamente en salir

-¿Esta bien?

-Sí, demasiadas emociones en un día pero puedo aguantarlo.

-Papá ellas son Alma y Mía, las encargadas de realizar la boda.

Se pone de pie y nos saluda –uso la silla para no cansarme, estoy guardando todas mis fuerzas para poder llevar a mi pequeña al altar –Ambos se funden en un abrazo y después nos sentamos a comer.

Fernando se sienta a mi lado –Los asados de Manuel son muy buenos pero los míos son mejores, cuando tenga lista mi terraza te invito a que lo confirmes –me sirve una porción de vacío en mi plato.

-Gracias –se acerca a mi oído y me habla bajo.

-¿Hice o dije algo que te molestara? –Niego -¿entonces solo estas de mal humor?

No digo nada, almuerzo en silencio contando los minutos para irme. Mía en cambio habla con todos mientras que yo asiento y sonrió.

-Gracias por todo, la comida estuvo increíble pero va ser mejor que volvamos. El camino es un poco largo.

-¡¡No quédense a pasar la noche!! Vamos hacer una fogata. –Rebeca suena emocionada. Déjennos agradecerles por todo lo que están haciendo por nosotros

-En serio, no es necesario, agradezco el recibimiento que nos dieron pero también soy arquitecta y necesito adelantar algunos proyectos.

-Puedo pedirte un favor antes de irte, necesito la opinión de otro arquitecto –Fernando me señala un granero que se encuentra a unos 100 metros –No va demorar mucho.

-Está bien -camínanos y un perro comienza a seguirnos, acaricio su cabeza.

-¿Te gustan los animales? –Asiento -¿Tenes alguna mascota?

¿Y sumarme otra vida por la cual está preocupada? ¿Preguntarme cada vez que salgo si Ricardo puede hacerle algo?

-No, no tengo el tiempo suficiente para cuidar de una como es debido. ¿Para qué necesitas mi ayuda?

-En realidad en nada, pero quería saber qué te pasa,

-Fernando, desde un principio dije que solo venia por trabajo, hice mi trabajo y ahora me tengo que ir.

-No, no te tenes que ir, te queres ir, y quiero saber porque.

-¡No soy una de tus casa! ¡No tenes que invadirme, llenarme y sofócame con tu presencia! No sé cómo decirte que no estoy interesada en vos. Pero insistís todo el tiempo –No me quede a escuchar su respuesta, me basto con ver su cara de confusión para saber que lo lastime. Fui directo a la casa principal a buscar mis cosas, por suerte Mía me estaba esperando así que ambas nos fuimos.

La nueva cenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora