Radioactive (Mikey x Takemichi)

Hunting

"Tienes que actuar, las acciones hablan más que mil palabras" fue lo que Shinichiro le dijo antes de irse para ya no regresar jamás.

No puede cambiar nada con palabras, pero demolerá el mundo con sus acciones de ser necesario, así él podrá decidir el color del mundo.

Pero esas son planes a futuro, pequeños pasos, ve su objetivo después de un momento y suspira, antes de mirar a su amigo.

"¡¡Kenchin tengo hambre!!" fue lo que finalmente dijo con un puchero en sus labios y los brazos cruzados.

"Ahhh pero si acabamos de salir de la fonda Mikey" Kenchin se ve molesto, al menos así se ha olvidado del tema anterior, la comida nunca falla.

"Tengo hambre, me desmayare antes de llegar a casa" dice dramático para después detenerse contra un árbol junto al bosque "Aliméntame"

El más alto lo miro irritado, susurrando palabras que Mikey prefiere ignorar, antes de tener un origini empujado en su boca. Lo cual le valió una patada a Kenchin en respuesta.

"Estúpido enano"

"Gigante de mierda"

"Camarón"

"Gigantón" dijo para después sentarse esta vez bajo la sombra del árbol.

El más alto solo bufó antes de comenzar a caminar hacia los alrededores, protecciones y vigilancia constante eran las cosas que Kenchin le respondía cuando preguntaba por ello.

Mikey comió sin problemas lo que faltaba de su comida. Aunque su momento de relajación se vio frustrado por el olor que le hizo helar la sangre.

"¡¡Kenchin!!" desvaino sus cuchillas y corrió hacia el olor, no podía ser irracional aquí, lo sabe, pero es su hermano en todo menos en sangre del que están hablando, no puede darse el lujo de perder a nadie más, corre lo suficientemente rápido para que en unos minutos ya esté completamente dentro del bosque, afortunadamente para él la razón a su pánico lo hizo detenerse solo unos metros después.

Su respiración se calmó y su pulso se tranquilizó, no era Kenchin, de frente a él estaba la respuesta al olor, Mikey se tomó un tiempo para verlo, pequeño, aunque quizás unos centímetros más alto que él, rubio, cubierto de suciedad y sangre, el chico en cuestión frente a él estaba cubierto en sangre, la camisa alguna vez blanca estaba manchada por el color carmesí de la sangre, la ropa rota en alguna partes y los pies descalzos cubiertos de más heridas, las manos tenían sangre, el chico no respiraba y estaba demasiado pálido para pasar como alguien vivo.

Solo había dos razones para eso.

Preparo su cuchilla presionándola contra su muñeca, para comenzar a acercarse, sus botas cuidando de cada paso que daba mientras se acercaba, solo que ser cuidadoso no lo salvo de pisar una rama.

La cual crujió bajo sus pies.

Y lo siguiente que supo, fue que habían un par de zafiros viéndolo, mirándolo, ojos que parecían querer tragárselo con la mirada y desaparecer, se estremeció cuando la mirada se posó sobre él, podía ver las emociones remolinarse en esos ojos, pero la principal, la que le calo los huesos, era el miedo que emanaba de ellos.