–Por supuesto. Era una trampa, ya lo sé. Lo que no entiendo es... –y antes de que pudiera concluir, incluso quizá antes de que su mente lo comprendiera del todo, su corazón se saltó un latido, horrorizada, al comprender lo que había hecho. En su ansiedad por ir por su hermana, en salvarla, había dejado el castillo desprotegido. A Wes... su Wes–. Wes...

–Van por él. Necesitamos irnos –exclamó Garrett comprendiendo rápidamente. Candra nunca había estado en verdadero peligro.

La única persona que peligraba, que realmente podría ser muy tarde para salvar, era Wes.


***


Wes se paseaba por las almenas del castillo de Ealaín con inquietud, mirando al horizonte e intentando divisar la llegada de Lara y los demás, a salvo. Sabía que era demasiado pronto, pues Lara le había dado un tiempo estimado de la distancia que tendría que recorrer. Sin embargo, eso no hacía que se animara a dejar el lugar de vigilancia, no cuando sabía que no había mucho que pudiera hacer por ella y siguiera maldiciendo en su interior no haber podido acompañarla.

Si tan solo cabalgara mejor, él hubiera ido aún con su oposición. Quizá todavía le faltaba entrenamiento con la espada, pero podía defenderse decentemente. En cambio, cabalgar grandes distancias, y quizá a una velocidad considerable, era algo que todavía no estaba seguro de resistir. Lo que no importaría, si no fuera porque probablemente llegaría y sería inútil e incluso podría entorpecer el rescate de Candra. Lara no se lo perdonaría ni Garrett; de hecho, ni él mismo se perdonaría si sucedía algo así.

Por tanto, la mejor alternativa era quedarse ahí, esperando. Aunque no quisiera, debía esperar. Maldición.

–Mi lord, ¿está seguro de que no desea descansar? –inquirió Manfred por doceava vez. Esta vez Wes ni siquiera lo miró antes de negar–. ¿Quiere que me quede...?

–No. Ya te lo dije. Únete a los demás, vigila que todo marche como debe. No queremos que el resto de nuestros posibles enemigos note que algo sucede, no antes de descubrir quién está detrás de todo esto.

–De acuerdo, mi lord.

Escuchó que se alejaba y cerró los ojos brevemente, pidiendo a los dioses que permitieran que Lara volviera con bien. Que el grupo al completo...

Un sonido leve perturbó el silencio. ¿Manfred había vuelto? Wes empezó a girarse, colocando una mano en el cinto que contenía su espada, cuando escuchó:

–¿Qué hace aquí, solo, lord Drummond?

Y en ese momento Wes supo que había cometido un error. Uno estúpido, que podía costarle muy caro.

–¿Sucede algo, capitán Calhoun?

No perdió la calma, ni aun cuando supo que no había mucho que pudiera hacer, pues dos hombres surgidos de las sombras se unieron al capitán. Su último minuto de conciencia lo utilizó para suplicar por la vida de su esposa y su hijo por nacer.


***


Candra explicó lo que había escuchado del plan que tenía el traidor del capitán de la guardia de Nox. Habían pensado que estaba inconsciente, pero Candra lograba recordar fragmentos de conversaciones. Estaba confabulado con Atherton, sí, pero aparentemente este movimiento lo había hecho sin su consentimiento. El Consejo de Ancianos estaba dividido entre apoyarlo o desecharlo, lo más probable era que esperaran a ver el resultado para dar su apoyo decisivo.

Cuatro Momentos (Drummond #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora