5 | La primera vez que entrelazamos nuestras manos

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¿Puedes sentir de dónde viene el viento?

¿Puedes sentirlo a través de todas las ventanas de esta habitación?

Porque quiero tocarte, cariño.

Y también quiero sentirte.

Quiero ver el sol brillar sobre tus pecados. 

Solos tú y yo

Dusk till Dawn - ZAYN feat Sia

El chirrido del despertador resonó con fuerza en sus oídos, sacándole un gemido bajo

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El chirrido del despertador resonó con fuerza en sus oídos, sacándole un gemido bajo. Alargó la mano con torpeza buscando la fuente del bullicio cuando finalmente se encontró con su celular y apagó la alarma. Hundió la cara en la almohada, la restregó varias veces en ella hasta sentir que su sueño iba disminuyendo y segundos después se volteó en la cama.

Cuando Satoru abrió los ojos, lo primero que vio fue el simple techo de su cuarto. Blanco, sin ninguna decoración, completamente plano. Parpadeó seguido, abrió la boca e hizo una mueca cuando la sintió pastosa.

—Y ahí va, otro día más —masculló en voz alta, restregándose las manos por la cara y emitiendo un quejido.

Sin embargo, una tonta sonrisa fue apareciendo con lentitud por su rostro cuando recordó cómo había terminado su noche anterior: enviándole mensajes a Suguru sobre el video de un gato durmiendo en la mitad de la calle. Solo se lo envió y le dijo que el gato —el cual era de color negro— le recordaba a él, y la respuesta fue instantánea; Suguru le envió una imagen de otro gato diciendo que se parecía a Satoru, a lo que Satoru contestó mandándole una imagen más. Cuando menos se dieron cuenta ya era la madrugada y lo único que habían hecho era enviarse fotografías de gatitos.

La verdad era sorprendente. Era increíble el cómo... había logrado compaginar tanto con una sola persona en tan poco tiempo. Estaba seguro que jamás había experimentado algo así, un tipo de conexión tan profunda e inexplicable. Y es que el solo hablar con Suguru a través de una pantalla se sentía como una suerte.

Las comisuras de sus labios se estiraron con lentitud hasta formar una sonrisa tonta, la cual se cubrió con las manos casi como si alguien más pudiera verlo. Pensar en Suguru a primera hora del día no era tan malo, mejoraba bastante su mañana aburrida. No obstante, debía levantarse pronto para ir a clases.

Se incorporó despacio, estirando los brazos a los lados y provocando que su suave manta se deslizara del cuerpo. Solía dormir solo en ropa interior porque sentir tanta ropa encima lo incomodaba, mas soltó un jadeo bajo cuando notó un detalle bastante inesperado.

—No puede ser, mierda —masculló, tirando las cobijas a un lado. Bajó la cabeza a esa zona de su cuerpo y lo que menos quería ver estaba ahí... sobresaliendo claramente.

Todas nuestras primeras veces |SatoSugu|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora