One-Shots || Utapri Libro 1✓

❁ 41 - Ai Mikaze + Nota Importante

— N-No pero...

— Entonces solo disfruta y deja las preguntas— Volvió su mirada al frente y tu lo seguiste de cerca.

Estaba más serio de lo normal, y más... No sabías cómo describirlo... Más estricto, tal vez.

Cogieron un taxi para ir al cine más cercano, sentándose en la parte trasera.

— Cuándo lleguemos alli no quiero que te separes de mi, ni un metro, ¿entendido?— Te miró.

— Sí, pero no entiendo porqué-

— Dije nada de preguntas— Miraste sus ojos, que te decían que era mejor guardar silencio o pasaría algo.

Y esa duda te hacía calentar. No saber que pasaría si lo desobedecías, si no hacías lo que te decía. Removiste tus piernas para evitar mojar tu ropa interior, te avergonzabas de ser así, que te calentara ese tipo de cosas, pero nunca cambiarías. Ni puedes ni quieres.

Ai, que te miraba en todo momento, había visto es acción con absoluta atención. Sabía que hacías eso cada vez que te calentabas, y si tu te calentabas, él también.

◖•ᴥ•◗

El cine no estaba muy lleno, era entre semana después de todo. Las películas que habían no era del todo buenas, pero servían para el plan del idol. Tú te encontrabas con tu novio eligiendo la película, luego fueron a comprar las palomitas y el refresco, y finalmente comenzaron a caminar hacia la sala correspondiente, pero tuviste que parar para agacharte y atarte los cordones.

Ai siguió caminando con las cosas en las manos hasta los asientos indicados en una de las ultimas filas. A ambos les gustaba alli porque veían mejor la película y no tenían que soportar las voces de los demás. Tú apareciste a los pocos minutos, suspirando aliviada de encontrarle allí. Subiste las escaleras hasta llegar al asiento a su lado, y te sentaste justo cuando la película comenzó.

El pelician te entregó el cubo de palomitas, y tu lo cogiste con una sonrisa para mirar la gran pantalla. La película no había avanzado diez minutos cuando un escalofrío recorrió tu cuerpo al sentir una mirada en ti. Miraste de reojo a tu novio y efectivamente su atención la tenías tu. Su mirada te era tan potente que no sabías dónde meterte.

— Uhm... ¿Pasa algo, Ai?— Murmuraste para no hacer ruido.

— ¿Te acuerdas lo que te dije en el taxi?

Hiciste memoria y no pudiste evitar sonrojarte cuando recordaste su advertencia: "No quiero que te separes de mi ni un metro, ¿entendido?".

— S-Sí...

— Y cuando me senté, ¿dónde estabas tú?

— Es que... Se me desataron y-

— No he preguntado eso.— Ante su tono autoritario, te removiste en tu asiento. Lejos de estar incómoda, más bien... Te encendía.

— Me quedé atándome los zapatos...

— Si, ¿y que te dije yo?

— Que no me alejara ni un metro de ti.

— ¿Y lo cumpliste?

Tragaste en seco.

— N-No...

— ¿Y qué mereces por ello?

Te sorprendiste por su pregunta y le miraste atónita. Es cierto que se comportaba como si fuera una gran autoridad a la que no hay que desobedecer, algo raro en él, pero que te preguntara eso fue lo que finalmente acabó por impresionarte y, lamentablemente, calentarte.