Naoko es parte de la primera división de la Tokyo Manji, siendo la única mujer en la pandilla.
Luego de la trágica muerte de un ser querido, los mejores amigos Naoko y Chifuyu juran vengarse y deshacerse de Kisaki. Lo que ambos no se esperaban, era...
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—Naoko, despierta. —su hermano pequeño la agitó suavemente.
—Cállate. —murmuró tapándose con las sábanas.
—¡Papaaá, Nao no se quiere levantar!
Nao gruñó con frustración. —¿Cuál es tu problema? Es domingo y son las 10 de la mañana, déjame.
—¿Eso es temprano para ti?—la miró con disgusto.
—Déjala, ella se lo pierde. —se escuchó su padre desde el pasillo seguido de un pequeño ladrido.
Nao escuchó el ladrido y se enderezó de golpe en su cama con el pelo desordenado y con asombro. No calculó el espacio y el hecho de que se encontraba en el borde de la cama, lo que le provocó caerse bruscamente al piso. No gastó tiempo en quejarse y corrió rápido hacia el pasillo para encontrarse a su padre riendo con un pequeño cachorro en las manos.
Esta inhaló aire exageradamente con una sonrisa. —Qué- ¿Por qué? ¿Cuándo? ¡Es muy tiernooo! —dijo mientras lo tomaba de los brazos y lo miraba con ternura. Su padre nunca la dejó tener mascotas porque "destruyen todo", por lo que le sorprendía ver a su padre en esa situación.
—Te ha ido bien en la escuela, tienes buenas notas y te portas bien. Así que lo pensé y te dejaré tenerlo. Pero, —hizo énfasis. —Tú te encargarás, limpiarás si se caga dentro de la casa, y le darás comida. Más le vale que no rompa nada o deje un desastre. Es tu perro, tú lo cuidas. Esas son las condiciones.
