La mayor escuchó los gritos y ruidos en la zona de los carruajes y desvió su mirada allí. Meng HuanYue seguía diciendo cosas y haciendo que la paciencia de Xen ShenTai se colmara y estallara en gritos una y otra vez. Con mucho desagrado, Madame XiaHe levantó una ceja al verlos comportarse así y solo desvió la mirada al frente. Prefería mirar a quienes consideraba emperadores de verdad como eran los gemelos que a alguien que ni siquiera se había dado a conocer como un buen emperador, ya que, después de todo, la presentación nunca se concluyó debido al incidente.

-Con esa demostración de inmadurez no creo que lleguen a descubrir nada a tiempo. El gran Patriarca despertaría mil veces antes de que ellos puedan dar con el culpable.- comentó la señora con un tono de desdén.

-Tengamos esperanzas, Madame XiaHe. El sirviente de Xen ShenTai ha dicho que podría con esto, merece tener el tiempo que solicitó para esto. Y aunque tarde, nuestra prioridad es el gran Patriarca.- intervino Yan JingXia.

-Joven emperador, respetaré que ponga esperanzas en alguien que no las merece para mí, pero cierto es que la prioridad es la salud del gran Patriarca.

-Espero que mejore pronto.- comentó Yan JengGe bajando la mirada con cierta tristeza.- Didi, ¿crees que pueda ir a visitarlo? Al menos para hacerle compañía y velar que su salud esté recuperándose.

-Jiejie, el sirviente del emperador Hong WanXia nos ha dicho que estará inconsciente aún, pero si quieres ir, eres libre de hacerlo.

La joven sonrió a su hermano y asintió. Hizo una reverencia a Jian XiaHe antes de ir en dirección a los aposentos del gran Patriarca. Dalai KongShun la siguió con la mirada sin dejar de sonreír de forma siniestra. Esto no pasó desapercibido a los ojos del joven, quien repentinamente ocupó el campo de visión del sirviente para que dejara de mirar a su hermana. Luego de estarse mirando unos segundos que parecieron eternos, este por fin sonrió de forma cordial.

-¿Hay algo que quiera comentar, Dalai KongShun?- preguntó amenazándolo con la mirada a pesar de estar sonriendo.

-Nada que agregar, majestad. Solo estaba notando que la joven emperatriz está cada día más hermosa como flor de loto. Esta mañana se ha despertado regalando un bello paisaje a todos los residentes de la Torre con su belleza.- respondió el sirviente.

-Ah, es muy cierto, la belleza de Yan JenGe es envidiable. Todos comentan eso. De ahí que tenga que cuidar a mi hermana de cualquiera que intente hacerle algo malo, ¿comprende?

-Por supuesto, joven emperador, es usted todo un valiente y noble hombre al querer defender así a la joven emperatriz.

-¡Dalai KongShun!- intervino Jian XiaHe.- Deja de hablar y sígueme de una vez. No tienes permiso de tener distracciones cuando me estás acompañando.

-Sí, Madame...- el sirviente bajó la cabeza y siguió a su ama por el frente de la puerta de Xing Hu.

Tanto la emperatriz de Shui como su sirviente se fueron caminando por los pasillos de la Torre. Yan JingXia se quedó aún mirando a los dos que estaban cerca de los caballos, cuando notó que una figura muy conocida para él aparecía cerca de los carruajes asustando a los animales. Al ver que los potros comenzaron a reaccionar asustados a algo, Meng HuanYue se apresuró a tomar la muñeca de Xen ShenTai y alejarlo un poco de allí con tal de que no saliera herido. Luego fue donde los potros para intentar calmarlos, mientras lo hacía, unas vestimentas fueron reconocidas por sus ojos.

-¿Hao ZhiNuan?- dijo al reconocer al cultivador.- ¿Qué está haciendo aquí, joven maestro? Creía que ya su misión había terminado y que se había ido.

-Buenos días, joven Meng HuanYue, joven emperador Xen ShenTai.- saludó con una reverencia y una sonrisa.- Mi partida estaba planeada para el día de ayer, pero según me había dicho un sirviente, nadie puede dejar la Torre hasta que se descubra quién fue el culpable de intentar matar al gran Patriarca. Por ello, mi partida se ha pospuesto.

Los ojos del emperador Where stories live. Discover now