05. Verano de los 14 años

Start from the beginning
                                    

―Sigan así y hoy no hay comida para ustedes dos.

―Nooooooo ―nos quejamos Cole y yo al unísono.

―¿Qué quieren? ―nos preguntó Rafa― Piensen rápido que ya van a ser las cinco de la tarde y pronto vendrán más personas a merendar.

Me sobresalté cuando Cole saltó de la butaca mirando a Rafa alarmado.

―¿Ya son las cinco? ―preguntó con pánico― ¡Mierda!

―Cole, palabrotas no ―lo regañó Rafa.

―¡Tengo que llevar a Levi a un cumpleaños a las cinco! ¡Mierda! ―volvió a exclamar poniéndose la camiseta que tenía colgada en el hombro.

Pensé que Rafa iba a volver a regañarlo, pero, en cambio, lo detuvo con un gesto.

―Espera, espera, llévate algo para comer en el camino ―dijo y luego desapareció en el fondo.

―¿Quieres que te acompañe? ―le pregunté a Cole con intención de bajar de la butaca.

―No, no ―se negó poniendo una mano en mi brazo―. Quédate aquí. Voy corriendo y vuelvo.

―¿Seguro? ―insistí.

Cole asintió y Rafa apareció con un cono de papas fritas en las manos. Yo me apresuré a agarrar el kétchup de la otra punta de la barra para ponerle encima como a Cole le gustaba. Cole nos agradeció y salió corriendo hacia su casa con una papa frita en la boca.

Observé cómo desaparecía con una punzada de pena. Cole iba a sentirse horrible consigo mismo si no lograba que Levi llegara a tiempo a ese cumpleaños. Cole apenas tenía un año más que Levi, pero parecía que se llevaran más años por el rol que cumplía Cole como hermano mayor. El padre de ellos se la pasaba trabajando en el local de tablas y apenas tenía tiempo para ocuparse de sus hijos.

―Ese chico corre rápido, va a llegar a tiempo ―aseguró Rafa, tal vez porque me había quedado callada observando como Cole desaparecía―. ¿Qué quieres tú, Kai?

―Un batido de fresa y una galleta de chocolate, por favor.

Minutos después Rafa me pasó el batido junto a un sorbete con forma de espiral rojo flúor y tomé un largo sorbo pensando qué podía hacer mientras esperaba a Cole.

Afortunadamente, Ryan apareció unos segundos después subiendo las escaleras con su traje negro de surf neopreno. No estaba mojado así que todavía no había entrado al mar.

―Te vi de camino al mar ―me dijo Ryan, dejándose caer en la butaca a mi lado― ¿Dónde está?

No tenía que decir el nombre de Cole para saber que se refería a él.

―Se fue corriendo porque Levi tiene un cumpleaños ahora a las cinco y tiene que llevarlo. Se había olvidado ―le conté.

No pasé desapercibido que la expresión de Ryan cambió por un segundo cuando dije el nombre de Levi. Rafa apareció con mi galleta de sabor a chocolate negro lleno de pequeños trozos de chocolate blanco encima.

―Hey, hola Ryan, ¿quieres algo? ―le preguntó Rafa, pero Ryan negó con la cabeza y musitó un escueto "gracias" que dudaba que Rafa hubiera escuchado antes de alejarse para atender a otro cliente.

Noté por el rabillo del ojo que Ryan estaba mirando mi galleta y me pregunté si su padre le habría cocinado ese día. Cole me contó que una vez Ryan fue a entrenar sin haber comido y cuando el profesor se enteró, lo regañó delante de todo el grupo. Después de eso Cole se aseguraba de invitarlo a almorzar a su casa siempre que pudiera, pero Ryan no siempre aceptaba.

Partí mi galleta por la mitad y se la ofrecí, él negó con la cabeza.

―No, gracias. No tengo hambre ―me dijo pero yo se la dejé frente a él de todas formas.

―Pedimos la galleta con Cole para compartirla antes de que el idiota se acordara lo de Levi y saliera corriendo. No tengo tanta hambre para comer la galleta entera ―mentí. Mi madre estaría feliz, según ella tenía que dejar de comer tanto, en especial cosas dulces.

La verdad era que estaba hambrienta, pero no quería que Ryan pasara hambre.

Ryan dudó por unos segundos, pero luego agarró la galleta. Reprimí una sonrisa, pero noté que Rafa había escuchado todo y él sí sonreía.

Diez minutos después Rafa puso delante de nosotros un plato de tostadas crujientes de jamón y queso. Dijo que la casa invitaba y que no aceptaba peros. Ryan frunció el ceño con desconfianza, pero no protestó.

Me había dado cuenta de que Rafa intentaba que Ryan comiera cada vez que pasaba por Samurai. Ryan apenas hablaba con Rafa, pero a Rafa no le importaba

No era difícil darse cuenta de que Rafa se preocupaba más por Ryan que sus propios padres.

Hasta el próximo veranoWhere stories live. Discover now