La noche iba avanzando y el alcohol en los cuerpos de todos los allí iba subiendo por momentos. En ese punto ninguno tenía sentido de la vergüenza y eran capaces de hacer cualquier cosa. En ese local comenzó a sonar Ella me levantó de Daddy Yankee, lo que provocó el descontrol en aquel reservado.

—¡Tú me dejaste caer!— chilló Pedri.

—¡Pero ella me levantó!— continuó Marcos Llorente a pleno pulmón.

—¡Llámale poca mujer!— prosiguió Marco Asensio.

—¡Pero ella me levantó!— cantaron los tres dándolo todo, posiblemente efecto del alcohol que recorría sus venas.

Las canciones continuaban sonando, el alcohol seguía en aumento y las ganas de muchos de los allí presentes se hacían cada vez más notables. Desde hacía un rato largo el grupo había perdido de vista a Leire y a Pau Torres, pero más tarde los encontraron en uno de los sillones del reservado teniendo algo más que una conversación, la distancia entre ellos era mínima y sus miradas exclamaban que querían algo más. Y así fue. En cuestión de segundos sus bocas se juntaron en un intenso y apasionado beso.

En la pista de la discoteca se encontraban Arizona, Javi, Éric y Noah. Los cuatro estaban bailando animadamente, pero de un momento al otro la malagueña junto con el jugador del Espanyol fueron a la barra a por otra copa.

—Echaba de menos tenerte por aquí— dijo Éric al oído de la canaria.

—¿Y eso?— preguntó sorprendida Noah.

—Por muchas cosas— respondió el catalán reduciendo aún más la distancia que había entre ellos.

—Creo que una ya me la puedo imaginar.

—¿Cuál crees que es?— insistió el defensa del Fútbol Club Barcelona agarrando a la canaria por la cintura con su brazo derecho.

Noah no respondió simplemente recortó, haciendo ya inexistente la distancia entre sus cuerpos, y pegó sus labios a los del catalán. Al principio Éric se sorprendió por la actitud de la mediana de los González, pero le agradó lo que estaba sucediendo entre ellos. Atrajo hacia su cuerpo aún a la chica para intensificar el beso.

—Mi hermano se entera y nos mata a los dos— rio Noah robándole otro beso al chico.

—Que se quede en un secreto entre tú y yo. No hay necesidad que nadie lo sepa— insinuó.

La propuesta del defensa culé convenció a la canaria. En esta ocasión fue el chico el que unió sus bocas para continuar tal y como estaban antes. La mano izquierda de Noah acariciaba la nuca agarrando de vez en cuando de forma suave el pelo del chico. Ninguno de los dos quería separarse tal vez eso fuera así por toda la cantidad de alcohol que recorría el cuerpo de los dos jóvenes.

—¿Vamos fuera?— preguntó Éric.

—Vale, necesito un poco de aire— respondió la canaria.

El catalán agarró la mano de Noah entrelazando sus dedos y la guio hasta la salida de la discoteca donde, antes de salir les colocaron a ambos un sello para volver a entrar después. Se alejaron un poco de la entrada para evitar la aglomeración que había allí y para poder hablar sin tanto ruido de fondo.

||Lights Down Low-Éric García||Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora