CAPITULO 2 - DOS AÑOS DESPUES

Comenzar desde el principio
                                    

—Yo lo entiendo —Antonio se ha alejado de todos y ordenó que lo dejen solo. Ni si quiera sus hombres lo siguen como antes— entremos, pero no te aseguro el éxito.

Ambos soltamos un suspiro subiendo los escalones y yo tomo el pomo de la puerta que está manchado con sangre seca. Al abrirla el olor a alcohol nos inunda las fosas nasales y la oscuridad es casi absoluta.

Huele a Wisky por todas partes y en la sala se escuchan un montón de risas femeninas. Gabriel me lanza una mirada de desapruebo y sigilosamente irrumpimos.

Hay humo de mariguana impregnando en la alfombra e incluso cortinas rotas con algunos muebles que evado por el pasillo. Gabriel tomará el otro lado y yo seré el primero en hablar.

Al entrar en la sala principal hay varias mujeres riendo y rodeando algo. Todas ellas con una sola prenda o sin nada. Ya fue suficiente mierda.

Gabriel abre la cortina de golpe al igual que las demás iluminando todo el espacio y las hembras exclaman levantándose del sofá dejando al especien acostado.

—Muy bien señoritas —aplaudo— fuera, vamos. Se acabo el espectáculo. Rápido, rápido, rápido.

Se quejan haciendo mohín pero unas toman la ropa del suelo y comienzan a vestirse, miro a otro lado esperando a que la orgia de castañas se vaya e ignoró a una que me tiene una tarjeta para costear servicios.

Los chicos las alientan a tomar la salida y nos dejan con Antonio tendido en el sofá completamente perdido en el alcohol. Gabriel se lleva las manos a la cabeza frustrando y yo me acerco a mi amigo hablándole pero solo mueve los párpados sin intenciones de reaccionar.

—Antonio —lo sacudo— apestas a mierda, levántate viejo.

—Mmmm —gruñe.

Aslan su perro aparece soltando un fuerte ladrido que nos sorprende a todos y un conejo salta al sofá comenzando a olfatearle la cara al pobre hombre que es un fiasco. La bola esponjosa se le sube encima moviendo la nariz, él tiene la barba larga y descuidada al igual que el cabello.

El conejo le atrapa mechones jalándoselo y solo así es como se mueve arrugando las cejas. Da vergüenza su aspecto y apuesto que no ha tocado una cuchilla en meses. Aslan le lame la mano que cuelga en la orilla y se exaspera levantándose dejando caer el conejo en sus piernas.

—Que carajo hacen aquí —se talla los ojos adaptándose a la luz— dije que no quería ver a nadie.

—Mal por ti —me acerco— ya es momento que dejes de revolcarte en la porquería y retomes el estilo de tu vida. Allá afuera te necesitamos y...

—Que se mueran todos —se inclina tomando la botella que empina— váyanse y déjenme en paz.

—¿Dejarte en paz? —ya empezamos— Antonio, te has refugiado en esta casa por ¡Dos años! el consejo exige respuestas con lo qué pasó, Monica no ha regresado y la necesitamos aquí para...

—No... menciones ese nombre ¿Okey? —vuelve a interrumpirme y me apunta con el dedo— no quiero escuchar nada que tenga que ver con esa mujer, para mi esta muerta y punto.

Se le quiebra la voz dura y hasta a mi me sorprende ya que nunca lo había escuchado así de dolido. Se empina la botella una vez más y mira hacia abajo. Gabriel se mantiene a un lado con Alex y Janvier atrás.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora