|Capítulo 38: Cambiaformas original|

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Lorenzo arrugó la nariz y le escupió sangre en la cara.

—Háganse ver la cabeza, enfermos.

—Quisiera, pero lo único que no me sobra es el tiempo —suspiró Mikaela y conectó su puño con el espacio de su estómago. Génesis lo sostuvo por los hombros para que no pudiera doblarse sobre sus rodillas. Él tomó su cabello y tiró su cuello hacia atrás—. ¿Dónde está Luís? Estaba herido. ¿A dónde lo llevaste después de esa pelea de bar?

—Ese muchacho murió hace tiempo.

—¡No mientas! —Aquel grito fue un reflejo de lo irascible que estaba. Volvió a golpearlo con la fuerza que no tenía permitida usar contra los humanos. Estuvo a punto de tumbar la silla de costado, puso un pie entre sus piernas para que dejara de tambalearse—. Sé que lo viste en un bar, subió a tu auto con una herida, y no fue a ningún hospital ¿A dónde lo llevaste? ¡¿A dónde?!

—Vayan a ver su lápida en el cementerio, locos de mierda —gruñó.

Génesis pudo ver la vena marcarse en su cuello de la ira, pero para su sorpresa Mikaela cambió de táctica, se enderezó con un crujido de su columna y caminó a su alrededor bajando la voz.

—Ay querido, esa cosa te está consumiendo ¿no? La escuchás hablarte y pensás que te volviste loco. —Se apoyó en su espalda, acarició su pecho y presionó el espacio de su corazón.

—¿Cómo...? —balbuceó con brusquedad.

El cazador lo calló con ternura.

—Sé cómo se siente —susurró en su oreja, inspiró hondo y cerró los ojos, al abrirlos ella casi pudo sentir el dolor que le aseguraba esa verdad—. Solo por eso tendría que dejar que ese parásito se nutra de culpa hasta que no seas más que un miserable cadáver putrefacto.

Mikaela le rompió dos costillas con el siguiente impacto, Lorenzo escupió sangre y tragó con fuerza, Génesis notó la duda en su semblante roto y por un momento pensó que iba a decirlo para que terminara de una vez. Sin embargo, había algo más en la forma que tenía de agachar la cabeza cada vez que su compañero lo golpeaba. Algo parecido a lo que sentía ella cada vez que recibía los golpes de su padre.

Una razón que lo transformaba en un simple vehículo para la violencia.

Continuó de esa manera hasta que el rostro de Lorenzo se llenó de sangre producto de los múltiples cortes en su cara. Escuchó su nariz crujir, se sintió vacía al notar que con cada impacto Mikaela perdía un poco de humanidad y se convertía en la bestia que pretendía no ser. Era doloroso lo mucho que le recordaba a Él, pero ella no iba a quedarse parada para ver eso, no otra vez. De repente, Génesis sostuvo el puño en el aire.

—Suficiente.

—¿Qué? ¿Qué hacés? —El cazador respiraba agitado, mientras que el humano se había desmayado.

—Muerto no nos sirve —señaló con voz neutral, a pesar del ligero malestar asentado en su garganta.

Trató de buscar sus ojos en su intento de disipar aquella violencia, pero al encontrarse con la cara de Mikaela sus cicatrices se fruncieron en un gesto mucho más doloroso.

—Cuando hable al final voy a dejar que ese parásito termine de matarlo. —Se soltó con un movimiento, y le dio la espalda dejándola sola en la oscuridad.

Unas cuantas horas después, luego de una nueva sesión de tortura encabezada por Hole y Mikaela el pobre hombre había hablado y comenzaban a organizarse para el rescate. No estaba sorprendida, había visto a Hole arrancarle el ojo a una quimera sin dudar y creía que tenía la capacidad para hacerlo, pero de todas formas le molestaba que el cazador hubiera preferido llamarla a ella la segunda vez, aunque aquello fue lo que les permitió confirmar que Luís seguía vivo en algún lugar bajo tierra.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Where stories live. Discover now