Levanna: Trampas

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Trampas

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Trampas

Ha pasado una semana desde que Karsteen arruinó nuestro plan. Una semana en la que he evitado pensar en lo mal que me ha salido todo, en las veces que tuve que refugiarme para poder salvar a los que están de mi lado.

Una maldita semana en la que no he dejado de pensar en todos los malditos sacrificios que estoy dando a cambio de algo que ya no sé si quiero.

—Está todo listo —Max entra al cuarto improvisado que me han asignado durante toda la semana que he pasado aquí viendo que los de Ara se acoplen a lo que este diminuto reino tiene para ofrecernos.

Suspiro y me veo por última vez en el espejo antes de salir. Hace tanto que no veía mi reflejo en ningún lugar, en Hydra mandé a quitar los pocos espejos que había en los puntos que yo frecuentaba, no soportaba verme en ellos y recordar como alguien que era idéntica a mí quería matarme a costa de todo.

—No me digas que ahora te has vuelto vanidosa —Max alza una ceja y se recarga sin preocupación en el marco de la puerta—. Oh espera, no, siempre lo fuiste.

—No es verdad.

—Claro que sí, solo que la guerra te quito algo de ese glamour que siempre cargabas contigo.

Pongo los ojos en blanco, recuerdo que me asusté mucho la primera vez que me volví a ver en un espejo, aquellos ojos crispados, el pelo descuidado, y el atuendo sucio no eran algo que yo me permitiera tiempo atrás, pero todo había cambiado, yo ya no era yo y eso es algo a lo que apenas me he acoplado.

—No quiero presionarte pero...

—Ya —lo interrumpo poniéndome de pie y saliendo del cuarto seguida por él—. ¿Zaida te dio una repuesta?

—Sí, se queda, al menos mientras logra acomodar a todo su reino —niego levemente.

Cuando me propuse traerlos aquí para salvarlos de un ataque masivo por parte de Tylam, por supuesto que pensé que era una idea estúpidamente horrible, pero ¿qué más podía hacer? Hydra estaba recuperándose de una derrota que aun me duele recordar, no podíamos ir y ayudar de ninguna manera, ni siquiera yo.

Debía salvarlos de alguna manera y esta era la única que podía encontrar de salvar a todos sin que ninguno muriera, claro que no contaba con la cantidad de personas que habitan Ara y mucho menos con lo pequeño que es Zoha.

— ¿Estás segura que debemos dejarlos aquí?

— ¿Quieres llevártelos a otro lugar? —pregunto mirándolo con un poco de desdén.

—Tylam se dio cuenta de que evacuamos toda Ara...

— ¿En serio? —comento con sarcasmo—, ¿Quién diría que se darían cuenta al llegar y ver a un reino completamente vacío?

—El sarcasmo no te queda. Además, el padre de Zaida no está muy contento con la situación.

—El padre de Zaida solo está usando las cartas a su favor.

Luna de Sangre [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora