Cap2

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A la mañana siguiente Rey se levantó muy temprano para cumplir con sus deberes en la mansión, cuando acabo de vestirse, bajo las escaleras hacia el comedor para saludar a Sharon, al llegar se sorprendió al no encontrarla sentada desayunando, esto lo preocupo bastante porque ella siempre era muy puntual e extrita con los horarios del desayuno, almuerzo y cena. Él estaba a punto de salir para ir a ver si su jefa se encontraba en su habitación cuando en ese momento apareció Amanda que venía con el desayuno para Don Alfredo y Ámbar.

- ¡Amanda! ¿sabes en donde esta Sra. Sharon? -pregunto Rey tratando de sonar lo más tranquilo posible.

-La Sra. Sharon no se sentía muy bien así que decidió quedarse en su habitación descansando-respondió ella mientras colocaba la fuente en la mesa.

-Entiendo-contesto él más tranquilo. - ¡Gracias! -Termino decir mirando Amanda que le dio una pequeña sonrisa para luego volver a la cocina.

Rey se quedó solo en el comedor pensando, él quería ir a verla y preguntarle si no necesitaba algo, pero también no quería molestarla, por eso decidió dejarla descansar, entonces se concentró en lo que tenía que hacer en la mansión, más tarde iría a ver como estaba.

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Ya había pasado una hora desde que Rey se enteró que Sharon no se encontraba bien, él estaba demasiado preocupado y quería saber cómo estaba, si necesitaba algo o si quería que llamara al médico familiar para que viniera a verla. Termino todo el trabajo que tenía que hacer lo más rápido posible para poder estar con Sharon, estaba tan preocupado que no podía sacarla de su cabeza, y tan concentrado estaba pensando en ella que no noto la presencia de Don Alfredo detrás de él.

- ¡Rey!

El hombre de cabello negro salió de su aturdimiento, se dio la vuelta para ver al padre de Sharon que se acercaba a donde él estaba.

-He, Rey, ¿Qué estás haciendo? -le pregunto el hombre de edad con una sonrisa.

-Um...nada solo iba a ver como estaba Miss Benson-respondió él con seriedad.

Al oír eso Alfredo levanto una ceja con curiosidad y su sonrisa se agrando aún más, y para Rey era mala señal de que diría alguno de sus comentarios.

- ¿Debes estar muy preocupado por mi hija? -indago el hombre de cabello blanco acercándose a él. -Tanto que quieres cuidarla personalmente. -Termino de decir él con una pícara sonrisa.

-!¡No empiece con eso Don Alfredo! Se lo pido, ya le dige muchas veces que mi relación con la Sra. Sharon es solo profesional-contesto Rey con enojó, le molestaba que siempre lo estuviera molestando por eso.

-Pero a vos te gustaría ser algo mas o no Rey-indico Alfredo mirándolo fijamente. -Te encantaría que Sharon sintiera lo mismo que tú siente por ella, que se enamorara y correspondiera a tu amor.

Al escuchar esto Rey se quedó en silencio sin saber que responder.

-Tomare ese silencio como un si-estableció el hombre de edad todavía mirando a Rey que seguía mudo sin decir ni una palabra, sabía que le había dicho la verdad y que por más que lo tratara de negar lo que sentía era evidente y no había forma de ocultarlo. - ¡Arriesgaste de una vez por todas Rey! Confesarle a Sharon que la amas, que la quieres desde hace mucho tiempo, decirle todo lo que venís callando por miedo a ser rechazado.

Don Alfredo estaba en lo correcto, claro que él quería ser algo más que un simple empleado, él quería ser la persona que la hiciera feliz desde que se levantaba hasta que se acostaba, estaba súper enamorado de ella y que no haría para hacerla la mujer más feliz del mundo entero, pero aunque él quisiera confesarle todo lo que sentía, pero el miedo a ser rechazado estaba siempre presente en él, Sharon era una mujer difícil y jamás estaría interesada en un simple empleado como lo era él y esa era la cruel verdad aunque se inventara en su cabeza una historia de amor, que en verdad era un amor imposible. Con ese pensamiento en su cabeza Rey se alejó de Don Alfredo para comenzar a subir los escalones hacia la habitación de Sharon.

Alfredo tampoco digo nada, solo observo como Rey seguía subiendo los escalones hasta que no lo vio más.

-Solo espero que estos dos alguna vez dejen de ser tan tercos y cobardes con sus sentimientos, y que se confiesen de una vez lo que sienten el uno por el otro-dijo Alfredo con un suspiro, para luego dirigirse a la cocina.

Sharey-Sentimiento correspondidoМесто, где живут истории. Откройте их для себя